LIBROS DE AYER Y HOY
A ver si como roncan duermen. Mientras el país se pintaba de guinda, lo panistas pintaron erróneamente las alcaldías que ganaron con alianza, de color azul. Eso lo hicieron en un mapa que pusieron a circular. Muy propio de ellos. Pero se va a ver si pueden gobernar alcaldías que de hecho no les pertenecen y en cuyos gobiernos se verá la realidad de ese extraño saqueo que hubo en las pasadas elecciones.
La alcaldía Benito Juárez es la clásica de ese partido y desde 2015, ya 76.2 por ciento de la población se quejaba de la inseguridad , mucha droga y bebida en jóvenes, y ahora en el 2021, con solo recorrerla se puede ver además, el impresionante uso de espacios públicos no solo en mercados donde es común el agandalle, sino en zonas habitacionales. Las enormes torres definen algunas zonas. Aunque se les ve vacías, algunas en pleno deterioro, entre otras cosas debido la pandemia.
Estas torres tienen en las banquetas espacios de circulación de carros, aceptado por la alcaldía y ha estado a punto de haber serios accidentes. Otro aspecto es el desperdicio de agua, lavados de banquetas, riego de jardines y fachadas con mangueras, mientras el agua escasea y se recurre a pipas. El de los lavados de banquetas es uno de los casos de inseguridad, porque a media mañana se asean con detergentes lo que ha ocasionado caídas en ancianos y niños. Es una alcaldía donde los servicios médicos privados son caros, aunque se habla de que un 70 por ciento de los habitantes tiene seguridad social. Y en la cuestión educativa ya desde 2015 la deserción se cifraba en más del 75 por ciento sobre todo en niveles medios. ¿Incorporarán las alcaldías que ahora cogobernarán los panistas, esos problemas?
Debacle de construcciones y un ciudadano empequeñecido
La Benito Juárez ha sido un ejemplo del predominio del empresariado capítalino, al grado de que la revista Expansión ha hecho un análisis idílico de esa alcaldía, como la ideal para vivir, prácticamente. Sus antiguos delegados, ahora alcaldes hicieron grandes negocios en la construcción, avalados por el gobierno de Miguel Ángel Mancera. Toda queja ciudadana por ruidos, contaminación y cierre de calles no fue atendida. Yo lo digo como ejemplo de lo que pasó en mi zona, pero que se dio en todas en donde las construcciones llegaron a ser la parte predominante. INEGI ha definido mejor la calidad de ese espacio capitalino al señalar que en 2015 había 133 proyectos de venta habitacional y seis años después se disparó a 433, lo que se expresa en el número de torres algunas impresionantes y de edificios medianos que funcionan como condominios.
Donde yo vivo al dar vuelta en la calle Wateau, solo en una cuadra hay cinco condominios recientes y por Avenida Revolución a tres cuadras de mi condominio (avasallado por una enorme torre), hay cuatro grandes torres y estas se van acumulando a lo largo de ese eje y otros aledaños, hasta llegar a San Ángel. Ni la UNAM se salvó de esa amenaza al grado de que estuvo a punto de perder su categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad, de la Unesco, debido al impacto que podían causar las torres que la rodean.
Las construcciones se convirtieron en algo avasallador, agresivo para la ciudadanía y elevaron los precios de las viviendas a un promedio de 5 millones y medio el departamento, pese a que con el exceso de construcciones, la superficie de esas viviendas se redujo cuando menos en 6 metros.
En banquetas circulan bicicletas y se usan espacios públicos
El uso de los espacios públicos en la alcaldía Benito Juárez, como sucede en otras, les vale a las autoridades. Basta hacer un recorrido para constatar ese uso ilegal. En cualquier barrio llegan comerciantes, se instalan y se apropian del espacio. Se adjudican parte de la calle o la mitad de las banquetas. En algunos parques las casetas de alimentos dejan espacio de medio metro en las banquetas para caminar. Por todos lados están instaladas con tanques de gas, cocinas de tacos, tortas y guisos que se ofrecen.
Por otro lado, a la inseguridad delictiva que en 2015 era denunciada por la mayoría de la gente, ahora también se suma la inseguridad vehicular, con bicicletas y carritos de alimentos que ya circulan normalmente por banquetas con riesgo de atropellamientos. A mi ya me atropelló una bicicleta y estuvo punto de ser grave. En tiendas como Soriana Mixcoac, se abrieron dos entradas a la avenida Revolución y los carros entran presionados por el tráfico, poniendo en peligro al cándido peatón que camina por la banqueta, Por esas entradas de eje a eje (Patriotismo) penetran como bólidos las motos, que ya han causando accidentes a clientes que van a esa tienda.
La alcaldía Benito Juárez no se tibia en resolver esos que parecen pequeños percances, pero que pueden costar la vida, porque están viendo quizá, que torres próximas tendrán que negociar para seguir la destructiva alteración del espacio. Este es el gobierno de los panistas.