LIBROS DE AYER Y HOY

La lista de países ricos que expulsan ciudadanos y engruesan así las filas de migrantes, se suman a países cuyos gobiernos irresponsables han encontrado un país propicio para desalojar en él sus expulsiones. Uno de esos países es México. El número impresionante de migrantes que ha solicitado asilo o ingreso a nuestro país, más de 51 mil al mes de junio, vaticina la cifra de cien mil al terminar el año. La apertura que ha dado México le ha servido a migrantes de 90 países hasta ahora, para buscar en él su pase a Estados Unidos o quedarse aquí, bajo exigencia de empleo y medios normales para vivir. Eso se produce cuando hay 70 millones de pobres en el país y el número tiende a crecer, al menos en doce millones más, contabilizados entre otros organismos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de la ONU, (Cepal). Varios medios han hecho eco de la presencia migrante de tantos países, pero el pasado 15 de julio el diario La Jornada alertó sobre el caso en nota y su editorial y dividió los países expulsores, en tres causas: los que obligan con su pobreza y violencia a echar fuera a sus ciudadanos, los que promueven la expulsión a partir de la persecución política, étnica o religiosa y los que cómodamente se deshacen de su gente. Entre estos están los países ricos, que lanzan fuera a su gente por el deterioro de los derechos humanos, cuando suelen presumir de ser democráticos. Entre éstos se mencionan a Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, España y Francia entre otros. México, de por si pluricultural, recibe la avalancha de personas, culturas, voces e idiomas diferentes, en medio de la zozobra de problemas agudizados, entre ellos por el número de pobres y la violencia que aumenta en ciertas regiones,

A lo imposible nadie está obligado. Dar de acuerdo a lo que se tiene

México es un país solidario y lo ha demostrado de muchas maneras. Pero también es un país estratégico para llegar a Estados Unidos. En buena parte esto es lo que más se utiliza al llegar a nuestro país. La mala suerte de ser vecinos de Estados Unidos ya muy repetido en dichos, crea problemas con las corrientes migratorias cuando pasan por el territorio y ameritan atención alimentaria, de salud y alojamiento. Pero las verdaderas víctimas son las zonas fronterizas, donde se instalan en busca de su paso al país de norte. La mayor concentración según el Instituto Mexicano de Migración, es por Tijuana en el paso a San Diego. El desaliento obliga a muchos a cambiar de intención y se deciden, como si eso fuera natural, a quedarse en el país e instalarse. Cuando es necesario hacerlo por su situación endeble de asilo, el país debe responder en forma solidaria, pero hay casos, estimulados por coyotes, en los que la búsqueda es el famoso sueño americano que se nos impone ayudar. ¿Es justo eso mientras miles de jóvenes mexicanos no tienen trabajo, ni futuro y algunos se insertan en el narco, poniendo en riesgo sus vidas? Solo en la ciudad de México según su fiscalía, el porcentaje de jóvenes y adolescentes que ingresaron al narcomenudeo, subió 966 por ciento de 2012 a 2019.

Flujo permanente de los que llegan, son despedidos y retornan

La movilización migratoria en un país que es origen a su vez, tránsito, destino y retorno, todo se da al mismo tiempo. De los casi siete millones que se contemplan en los últimos cinco años (6 millones 88 mil 490), muchos fueron rechazados, otros entraron a Estados Unidos, pero otros se quedaron. Actualmente se contabiliza más de un millón de extranjeros que se quedaron, sobre todo de Venezuela, Colombia, Guatemala y los que nacieron en el país del norte siendo sus padres de diversos orígenes. Y no son los de las anteriores peticiones de asilos como las de los españoles, argentinos y chilenos ya naturalizados por lo general, sino los actuales. Algunos se esconden y son aprehendidos por irregulares, Recientemente se habían levantado actas a más de 180 irregulares. La posición de los migrantes divide las opiniones y ambas posturas tienen sus razones. Unos se manifiestan por una solidaridad total con la entrada abierta, como ciertos viejos políticos como Porfirio Muñoz Ledo que lo hace desde su posición de persona bien instalada, con residencia, pensiones y capital. Y otros que plantean los muchos problemas que tiene el país y se pronuncian por la solidaridad cuando sea necesaria. La migración ha sido abordada desde muchos aspectos y vertientes. Es interesante echar un vistazo al libro de Umberto Eco, Migración e Intolerancia, publicado por Lumen en enero 2020. El autor de El nombre de la rosa

presenta varias charlas en las que se analiza esa intolerancia desde la perspectiva del racismo y la discriminación, en un afán muy insistente del italiano fallecido hace cinco años, de aceptar la diferencia. Tema que debe estar presente ante esta avalancha en la que ciudadanos de multitud de países se vuelcan sobre México

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx