Es un hecho ineludible: la marca Mexicana de Aviación se encuentra en el recuerdo de muchos de quienes en su momento fueron pasajeros de esta mítica aerolínea, que fue erigida a base de mucho amor y dedicación; una empresa que llegó a tener el apodo de la “aerolínea milagro”, antes de que intereses extranjeros, bajo la piel de borrego, esto es antes de la “globalización”, estuvieran a punto de llevarla a la quiebra.
Fue gracias a la inteligencia y dedicación de Don Manuel Sosa de la Vega, que Mexicana de Aviación salió siempre avante de cualquier escollo que se le presentara.
Esta es una de las razones por las que la quiebra de Mexicana de Aviación -en 2010- tuvo que hacerse de forma fraudulenta y al cobijo del poder, porque en los hechos, era una línea aérea muy competitiva y difícil de afectar.
Antes de que nos “bajaran de vuelo” éramos no solo la aerolínea más antigua, sino también la más grande del país; nuestra flota era superior a la que en aquel entonces manejaba Aeroméxico, entonces nuestra principal competencia. De hecho (por si no lo sabían) el gobierno de Vicente Fox metió las manos para quitarnos una ruta que ya se había solicitado: el vuelo a China.
Fue así como los equipos Boeing bautizados como Frida Kahlo y Diego Rivera terminaron en manos de Aeroméxico, aunque originalmente habían sido asignados a Mexicana, que iba a hacer esa ruta.
Esto fue posible porque tanto una línea como la otra estaban dentro de la Controladora CINTRA, cuyo director no era otro más que el actual director de Aeroméxico, Andrés Conesa Labastida.
Esto no fue un obstáculo para Mexicana, ya que posteriormente se abrieron las rutas a Londres, Ámsterdam, Madrid y Sao Paolo. Lo cual no dejó contentos a los nuevos dueños de Aeroméxico: la familia Tricio, que la había adquirido en fechas cercanas a dichos lanzamientos.
No puedo evitar el elogio en boca propia, pero los de Mexicana de Aviación éramos “los reyes” en Estados Unidos, pues el pasaje de los paisanos era el más fiel, y el que hasta la fecha nos sigue buscando y recordando.
Yo sé que la gran mayoría del público al que le hablan sobre este tema, no alcanza a ver todas las aristas; y es que es mucho más simple centrarse en todo lo que se publica respeto a la viabilidad (o inviabilidad) de la próxima aerolínea, que está por nacer.
En redes sociales me topé con un comentario que me puso a pensar, y le estuve dando muchas vueltas; y es que quienes se oponen al regreso de Mexicana de Aviación, lo ven como una locura más del presidente en turno, y no como una gran necesidad en el mercado aeronáutico. Me atrevo a decir que no dimensionan en qué punto estamos -como país- en materia de aviación civil.
El autor de dicho comentario reflexiona acerca de la viabilidad de las rutas de la “Nueva Mexicana”, y para ser honesta, yo no pude más que soltar la carcajada. ¿“Viabilidad”, dice?, pues miren, algunas de las rutas tienen más de 100 años de existir, y se tendría una oferta de poco más de 77 destinos.
De ellos, se tienen más de 4 mil slots, esto es, horarios de despegue y aterrizaje. Lo mejor, la nueva aerolínea tendría preferencia sobre ellos, por la antigüedad de los mismos y de la marca que se va a comprar.
Y no les quiero decir si, como adelantó el presidente, es una realidad el regreso a la Categoría 1. Tendrían que empezar a “temblar” el resto de las aerolíneas nacionales e internacionales, porque la nueva Mexicana tiene todo para triunfar, ya que una buena aerolínea nos hace falta en el mercado.
Los opinólogos detractores no alcanzan a ver la falta de servicio, pues no están tomando en cuenta la salida de varias aerolíneas del mercado, que dejaron flotando en el limbo rutas y slots.
Les contaré: hay muchos paisanos en la Unión Americana que, cuando vienen a visitar a sus familiares, optan por salir de un aeropuerto distinto al de su ciudad de origen, y buscan al aeropuerto más cercano donde puedan acceder a viajes con aerolíneas de matrícula mexicana.
Sí, ellos prefieren por sobre todo, viajar en aerolíneas del país. No les importa viajar en carretera varias horas para llegar a otro aeropuerto, y así utilizar un avión mexicano. Ese era principalmente nuestro mercado, y es el que se quedó sin nuestros servicios. Después se acomodaron un poco con las rutas y slots que la SCT le prestó a Interjet, pero se volvieron a quedar en la deriva tras su salida del mercado.
Lo tengo que decir así, el timming del presidente es impresionante, pues está buscando sacar una línea aérea justo cuando tenemos a tres aerolíneas con rutas y slots sin utilizar (Mexicana, Interjet y Aeromar), así que hay mucho espacio, trabajo y mercado para crecer de una manera más rápida que lo normal, pues debe cubrirse todo el vacío que tenemos al día de hoy, tras la salida de estas líneas aéreas.
Difiero totalmente de las opiniones que consideran que no hay mercado. Sí lo hay y mucho, más si el arranque de operaciones de la nueva aerolínea está pensado para finales de año. Sería en plena temporada alta de diciembre y la cantidad de paisanos que vuelan a México para ver a sus familiares es de niveles insospechados.
Lo que sabemos hasta ahora es que se tiene planeado que sean aviones Boeing 737, de los que ya manejan los militares, y que ya hay pláticas con los probables trabajadores. Fuentes cercanas me cuentan que están trabajando a marchas forzadas, e incluso que quien está asesorando a los militares es alguien de la vieja guardia de la administración de Mexicana.
Ya veremos. Lo que es un hecho es que el panorama dentro del mundo aeronáutico se pone cada vez más interesante conforme se acerca la fecha prometida. Ya estaremos viendo los reacomodos que tendrán que hacer las otras aerolíneas ante la llegada de la nueva Mexicana, y cómo van a reaccionar.
No debe sorprendernos la guerra sucia y mediática, sin cuartel, que se avecina. Muchos saben que el nombre de Mexicana aún pesa y sigue estando vigente, a más de 12 años de haber sido bajada de vuelo. No perdamos de vista este tema. Todavía hay mucha tela de dónde cortar.