Les platico primero una historia real:
Muchas lenguas naturales están desapareciendo de la faz de la Tierra como producto de una mal entendida “evolución” del ser humano.
Comienzan por ser asimiladas, luego diezmadas y al final, exterminadas.
Entre los años 1799 y 1804, Alexander Von Humbdolt, el célebre explorador, llamado por Charles Darwin como “el más grande viajero científico de todos los tiempos”, salvó de su extinción cierta lengua muy rica y compleja de uno de los pueblos originarios de América.
No alcanzó a reunirse en vida con el último parlante de esa lengua aborigen que era propia de la tribu de los Atures.
En su viaje a la región de San José de Maypure -hoy provincia del departamento de Vichada, en Colombia- los indígenas atures a los que quería contactar habían sido atacados a muerte por los caribes, y ya nada quedaba de ellos.
Un loro, el único sobreviviente
Sobrevivió solo un loro viejo y desplumado que había pertenecido a uno de los jefes atures, que eran de naturaleza pacífica y que amaba la paz, y que precisamente debido a eso fueron arrasados por los virulentos peleoneros de los Moriori.
Humboldt le dedicó gran cantidad de tiempo a tratar de comprender los gritos y parloteos del loro y tras un arduo trabajo logró catalogar 40 palabras de esa lengua.
Este fue el último legado de una cultura que se extinguió pero que hoy sigue presente en la historia colombiana gracias al explorador alemán.
Los loros de López Obrador
En vez de ayudantes, actúan como estorbantes. Los hay en todos los ámbitos, dentro y fuera de los gobiernos, órganos partidistas y legislativos de Morena. Unos son pagados. Otros lo hacen pro-bono.
Repiten cual loros los parloteos presidenciales desde las mañaneras y transmiten sus proclamas a través de chats, foros y otras formas de expresión de las redes sociales.
Pero algo está sucediendo con esos mensajes.
Si de por sí son contradictorios los monólogos del presidente -ejemplo, el fentanilo y el espionaje del gobierno a sus adversarios- los loros de los foros o chats ciudadanos, están enredando la pita.
Incluso, al defender al presidente se abrogan el derecho de la verdad, y tratan como adversarios o enemigos a quienes disienten de sus ideas políticas.
Bueno, en esto copian al pie de la letra al presidente, quien cada día amanece con más adversarios y menos seguidores.
Un cálculo de mi BigData basado en información del precursor, referente y pionero de las encuestas políticas en México, Andrés Meza, refiere que de los 33 millones que votaron por Morena en el 2018, hoy ese número se redujo a la mitad.
En un posterior artículo les daré todos los detalles de una EXCLUSIVA nacional: Meza vuelve a las lides.
EL DESTAPE ANTES Y HOY. Ante la inminencia del destape de la corcholata que saldrá premiada, los ayudantes vuelto viles estorbos de AMLO, se reproducen como gremlins en aguacero. Son muchísimos casos.
Y como el segmento ciudadano va por delante, aquí les van unos cuantos de ese gremio.
Conforme se acerquen las elecciones de este y el próximo año, brotarán más hasta por debajo de las piedras. ¡Arre!
De los 3 no se hizo
1: Beto Frías, uno de los esbirros del alcalde sampetrino Miguel Treviño de Hoyos en la auto nombrada “Comisión Centrito” para dividir a los comerciantes del Centrito de la Del Valle, es fanático desatado del presidente y de AMLO en particular.
Fracasó rotundamente cuando recibió la encomienda de coordinar una pequeña parte de las redes sociales en favor de Clara Luz Flores Carrales cuando la hoy funcionaria del gobierno de López Obrador contendió por la gubernatura de NL.
A Beto le “ayudaron” en esa tarea fallida -entre otros- su hermano masón, Víctor González y Marikarmen Treviño, quien se la vivía en el búnker de Clara, al lado de las oficinas de Waldo Fernández, por quien siente una exorbitante admiración.
Como miembros de la Gran Logia de NL que son, Víctor y Beto le están dando en la mera maceta a los protocolos de la masonería al involucrarse en actividades abiertamente políticas.
Son igual de maceteros en materia de la sobriedad, discreción, misterio y respeto que las reglas masonas mandan a sus súbditos.
Hacen apología de su carácter de masones, cuando la organización ordena a sus miembros discreción, discreción y discreción.
AMLO mismo es masón y durante todo su mandato solo una vez ha dado a entender -sin decirlo abiertamente- que forma parte de esa comunidad, que promueve el amor, la paz, la fraternidad.
Además, una enorme cantidad de los mensajes que difunden en su chat los tres señalados, ha sido catalogado como fake news por otros simpatizantes de la 4T.
Y son descréditos enormes, que hacen dudar a los mismos seguidores de López Obrador de sus intenciones como presidente.
A manera de primicia de lo que más adelante les platicaré con la vuelta a los ruedos de Andrés Meza, les platico que una de las razones más importantes de la desbandada que ocurre entre las filas de seguidores de AMLO, es:
Cuando los fans de López Obrador detectan una noticia falsa propalada por nombres como los tres arriba citados, que se supone apoyan a la 4T.
Así, de ayudantes pasan a ser estorbantes, pues no es lo mismo que un anti AMLO divulgue falsedades sobre el presidente y su gobierno, a que lo haga alguien identificado hasta las cachas con Andrés Manuel.
Como dice la “tránsfuga del anafre”: seguiré informando.
CAJÓN DEL SASTRE DE PANAMÁ
“¡Es cuanto!”, remata la irreverente de mi Gaby.