Se siente un renacer en la vida diaria de nuestro amado México. Esos días de zozobra, de salir a trabajar con el temor de no regresar, de viajar por carretera solo de día y aún así con el temor de una tragedia, de no poder usar (o presumir) el reloj o el teléfono que compramos con el fruto de nuestro trabajo por el temor a que nos los roben o peor aún nos asesinen para robárnoslos, de poder arriesgar nuestros ahorros abriendo un pequeño negocio por temor a ser extorsionados o secuestrados, van quedando poco a poco en el agitado y violento pasado.
Se siente un nuevo ánimo, los delincuentes temen a la reforma judicial, se va acabando la impunidad, ya no podrán delinquir sin temor a ir a la cárcel, porque ahora sí se harán cumplir las leyes. Los políticos deshonestos y corruptos ya solo quedan en los discursos oficiales que nos recuerdan el pasado que ya se fue, ahora sí tienen temor al poder judicial, que si es autónomo porque responde al pueblo y no a los políticos y empresarios poderosos, ahora sí sus fechorías serán castigadas. Aunque con los políticos de la 4T no es necesario ese temor, ellos nacieron para servir y sacrificarse por el pueblo… En las cárceles habrá solo delincuentes y poco a poco se irán vaciando porque ya no hay incentivos ni necesidad para delinquir.
Gracias por bendecirnos después de siglos de opresión que empezaron desde que los españoles nos conquistaron y mancillaron a nuestros ancestros, que eran los mejores seres humanos sobre la faz de la tierra, los más cultos y los más humanos (valga la redundancia).
Gracias por regresarnos no solo la esperanza de un mejor futuro, sino bendecirnos con una realidad insuperable.
Y sobre todo gracias a esos 35,924,519 valientes mexicanos que contra viento y marea votaron por la 4T para que se hiciera realidad este milagro.
Larga vida a la 4T y larga vida a nuestra presidenta y a nuestro santo patrono San Andrés Manuel.
Solo para precisar es sarcasmo, no me vayan a retirar el saludo mis 4 lectores.