“Por qué fracasan las naciones: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, es el título del libro de Daron Acemoglu y James A. Robinson, que ofrece un análisis de los factores que contribuyen al éxito o al fracaso de los países. Aunque se publicó en 2012, vale la pena releerlo, porque sigue siendo muy vigente.
Acemoglu y Robinson sostienen que las naciones con instituciones extractivas, donde una pequeña élite monopoliza el poder político y los recursos económicos, son propensas al fracaso. Estas instituciones sirven a los intereses de la élite gobernante a expensas de la población en general, sofocando la innovación, el espíritu empresarial y el crecimiento económico. Las instituciones extractivas subestiman la rendición de cuentas, transparencia y estado de derecho, lo que perpetúa la desigualdad y la inestabilidad.
Los países exitosos poseen instituciones inclusivas que distribuyen el poder político y las oportunidades económicas de manera más amplia en toda la sociedad. Las instituciones inclusivas fomentan la competencia, la innovación y la meritocracia, permitiendo a las personas desarrollar todo su potencial y contribuir a la prosperidad nacional. Estas instituciones defienden los derechos de propiedad, hacen cumplir los contratos y brindan igualdad de condiciones para empresas y ciudadanos.
En las naciones que fracasan no hay estado de derecho; los marcos legales son arbitrarios, discriminatorios o se aplican de manera inconsistente. Sin una base jurídica sólida, las personas y las empresas se enfrentan a la incertidumbre, la corrupción y la explotación. La ausencia de estado de derecho socava la confianza en las instituciones, obstaculiza la inversión, el desarrollo económico y perpetúa un ciclo de pobreza e inestabilidad.
La imposibilidad de establecer instituciones políticas estables e inclusivas conduce a la inestabilidad política, al conflicto e incluso al fracaso del Estado. Las naciones plagadas de conflictos internos, guerras civiles o gobiernos autoritarios luchan por lograr un desarrollo sostenible y proporcionar servicios básicos a sus ciudadanos. La inestabilidad política socava la confianza de los inversores, perturba la actividad económica, exacerba la pobreza y la desigualdad.
Las naciones que fracasan tienden a caracterizarse por una falta de innovación y adaptabilidad, ya que las instituciones extractivas sofocan la creatividad y el espíritu empresarial. Sin incentivos para la inversión en educación, investigación y avance tecnológico, se quedan atrás respecto de sus contrapartes más dinámicas e inclusivas. La ausencia de innovación obstaculiza la diversificación económica, el crecimiento de la productividad y la competitividad a largo plazo.
¿Cuáles son las características de las naciones exitosas? ¿Qué las distingue? ¿Qué las impulsa hacia la prosperidad? Por lo que he aprendido en mis lecturas, y en mi experiencia, creo que deberíamos poner toda la atención en cinco dimensiones:
Dinamismo económico: las naciones exitosas exhiben economías sólidas caracterizadas por la innovación, la diversificación y la competitividad. Priorizan las inversiones en educación, investigación y desarrollo e infraestructura, sentando las bases para un crecimiento económico sostenido. Adoptan el espíritu empresarial y fomentan un entorno propicio para la creación y expansión de empresas. Se adaptan a las tendencias globales cambiantes, aprovechando la tecnología y el potencial de las industrias emergentes.
Estabilidad política y gobernanza: la estabilidad política es la base sobre la que las naciones exitosas construyen su futuro. Instituciones sólidas, estado de derecho y mecanismos de gobernanza eficaces infunden confianza tanto entre ciudadanos como inversores. Estas naciones priorizan la transparencia, la rendición de cuentas y la protección de los derechos humanos, fomentando un ambiente de confianza e inclusión. Cultivan una cultura de creación de consenso y compromiso, lo que facilita el diálogo y la toma de decisiones constructivos.
Cohesión social e inclusión: las naciones exitosas reconocen la importancia de la cohesión social y la inclusión para fomentar la armonía y el progreso. Celebran la diversidad y promueven la justicia social, esforzándose por garantizar la igualdad de oportunidades para todos los miembros de la sociedad. Invierten en programas de salud, educación y bienestar social, priorizando el bienestar de sus ciudadanos. Cultivan un sentido de identidad y orgullo nacional, fomentando la solidaridad y la resiliencia ante los desafíos.
Sustentabilidad: en una era de crecientes desafíos ambientales, los países exitosos demuestran un compromiso con la sustentabilidad y la administración de los recursos naturales. Implementan políticas para mitigar el cambio climático, reducir la contaminación y preservar la biodiversidad, reconociendo la interconexión del bienestar ambiental, económico y social. Adoptan fuentes de energía renovables, promueven prácticas ecológicas y abogan por la cooperación global en cuestiones ambientales.
Compromiso global: las naciones exitosas comprenden la importancia de un compromiso activo con la comunidad internacional y una diplomacia eficaz para promover sus intereses y valores. Participan en foros multilaterales, forjan asociaciones estratégicas y contribuyen a la paz y la seguridad globales. Aprovechan el poder blando a través del intercambio cultural, la educación y la diplomacia, mejorando su influencia y reputación en el escenario mundial.
Volviendo al libro de Daron Acemoglu y James A. Robinson, aprendí que el principal determinante del éxito de una nación es la naturaleza de sus instituciones políticas y económicas:
- Garantizar derechos de propiedad que fomenten la inversión y la innovación.
- Economía de mercado que funciona bien y que facilita las transacciones económicas y la competencia.
- Amplio acceso a financiación y oportunidades para una amplia gama de personas.
- Instituciones inclusivas que brindan educación de calidad y desarrollo de habilidades a un gran segmento de la población, fomentando el capital humano.
- Sistemas políticos que distribuyen ampliamente el poder y permiten el pluralismo y una amplia participación en el proceso político.
- Controles y equilibrios eficaces que impiden que un grupo monopolice el poder.
- Establecimiento y mantenimiento de un estado de derecho sólido que se aplica a todos los ciudadanos y líderes por igual.
- Estructuras de gobernanza democrática que promueven la rendición de cuentas y la capacidad de respuesta a las necesidades de los ciudadanos.
- Fomento de la innovación y el emprendimiento, que conduce a la destrucción creativa necesaria para el progreso económico.
- Flexibilidad y adaptabilidad de las instituciones para evolucionar con los avances tecnológicos y los cambios económicos.
- Políticas que apoyan la estabilidad macroeconómica, el comercio y la inversión.
- Provisión efectiva de bienes públicos como infraestructura, educación y atención médica.
- Reconocimiento del contexto histórico y coyunturas críticas que configuran el desarrollo de las instituciones.
- Capacidad de las instituciones para responder y gestionar las crisis de manera que refuercen su inclusión y eficacia.
En suma:
Una economía fuerte brinda oportunidades a sus ciudadanos, garantiza un alto nivel de vida y atrae inversión privada. Ofrecen mejores perspectivas laborales, salarios más altos y un mayor bienestar general para sus habitantes.
Un sistema educativo sólido y una cultura de innovación contribuyen significativamente a la excelencia y a formar una fuerza laboral altamente calificada, lo que puede conducir al progreso.
La felicidad y el bienestar general de los ciudadanos es una de las cualidades más importantes de un país. La gente se siente satisfecha cuando tiene acceso a un sistema de salud integral, bajas tasas de criminalidad y un alto nivel de seguridad personal.
La riqueza y la diversidad culturales son aspectos esenciales del atractivo de un país. El patrimonio cultural, el arte, la música y las tradiciones de una nación pueden influir en gran medida en su posición en el escenario mundial.
El compromiso con la sustentabilidad se ha convertido en una virtud clave. Los países que priorizan la protección del medio ambiente, la energía renovable y la responsabilidad ecológica serán exitosos.
Los países que luchan por la igualdad social y la inclusión les va bien. Trabajan para reducir las disparidades de ingresos, brindar igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos y fomentar un sentido de pertenencia entre poblaciones diversas.
Las naciones que participan activamente en los asuntos globales, promueven la paz y contribuyen a la cooperación internacional obtienen reconocimiento como líderes en el escenario mundial.
Un gobierno que funcione bien y estabilidad política contribuyen a la reputación de un país. Las naciones que defienden el estado de derecho, protegen los derechos individuales y tienen estructuras de gobernanza transparentes y responsables son exitosos.
La política es lo que puede hacer que las naciones fracasen. Pero también es la política lo que puede hacer que las naciones sean exitosas. Los países en los que las instituciones políticas (constitución, autoridad regulatoria, sistema legal, distribución del poder) tienen una larga historia de ser inclusivas, incentivando el desarrollo de instituciones económicas fuertes, tienen más probabilidades de tener éxito.