Al menos 80 mil mexicanos que viajarán a Qatar para presenciar la vigésimo segunda edición de la Copa del Mundo de Futbol estarán bajo el “cuidado y protección” del servicio exterior de nuestro país en aquella nación árabe que se rige bajo las leyes de un gobierno teocrático. Una diplomacia que una vez más ha evidenciado el ínfimo nivel de preparación en materia de Servicio Exterior con que cuentan muchos de quienes desempeñan los cargos de cónsules y embajadores de México por el mundo; resultando altamente preocupante el particular caso que nos ocupa que es la sede del próximo Mundial de futbol, donde nuestros diplomáticos no hablan el idioma local, y desconocen los usos y costumbres, así como los protocolos con perspectiva de género.
Lo anterior fue puesto en contexto por la joven mexicana Paola Schietekat, quien hasta hace algunos meses se había desempeñado como economista conductual para el Supreme Committee for Delivery and Legacy, la entidad responsable de la organización de la justa mundialista en Qatar.
Para esta exitosa fémina egresada de la Maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford que vivía una de sus más grandes experiencias al otro lado del mundo, la vida dio un giro de 180 grados el 6 de junio de 2021, tras ser atacada sexualmente por un hombre latino que se internó en su departamento en Doha mientras ella dormía para cometer la agresión.
Schietekat decidió actuar contra su agresor y acudió a la representación mexicana en aquella nación para solicitar apoyo en la querella que presentaría ante las autoridades cataríes, solo para darse cuenta que iba a enfrentar sola el proceso ante la total falta de capacidad de la Embajada de su país para defenderla.
“Observé la poca, o más bien, nula preparación de la Embajada para actuar en mi defensa. Nadie de las y los diplomáticos hablaba ni un poco de árabe, pero tampoco tenían el menor conocimiento de las leyes locales”, explicó la joven, tras evidenciar que Luis Ancona, el cónsul en ese momento en Qatar, y quien actualmente desempeña el mismo cargo en Bolivia, le recomendó simplemente “cerrar bien la puerta de su departamento” para evitar una nueva agresión.
El desconocimiento del idioma y las leyes cataríes, por parte de la delegación mexicana derivó en que Paola -después de haberse asumido como musulmana cuando en el juicio le preguntaron la religión que profesaba- fuese juzgada bajo las leyes del Islam y acusada de cometer amasiato, toda vez que el agresor alegó sostenía una relación con ella y allá están prohibidas las relaciones sexuales fuera del matrimonio; de manera que pasó de víctima de agresión sexual a adúltera, lo cual se castiga usualmente con 100 latigazos y 7 años de cárcel.
No se llegó a la sentencia gracias a que organizaciones internacionales y periodistas intervinieron en apoyo de la Mexicana para sacarla del país, mientras que la Embajada de México prácticamente la abandonó a su suerte.
“El Supreme Committee me ayudó a poder salir del país. Mi teléfono ya no importaba. Había grabado testimonios y los envié a Human Rights Watch, que publicarían en caso de que me arrestaran. Nunca había respirado con más alivio que cuando me sellaron el pasaporte. En México paró la adrenalina y empezó un proceso más lento, aunque igual de complejo y doloroso. El ¿y ahora qué?, las pesadillas, la reconstrucción de una torre de cartas que se derrumba a cada segundo, el arrepentimiento de siquiera haber denunciado, el castigo constante de haber escuchado al cónsul, quien, junto con toda la embajada se deslindó rápidamente del caso, y la decepción de no haber previsto que el caso podían revertirlo en mi contra, porque vivimos en un mundo que parece odiar a las mujeres.
“El caso fue referido a la corte criminal, y cuando por fin recibí el expediente, que, por supuesto omitía todas las faltas cometidas por las autoridades qataríes, se me helaron las manos, mientras temblaban, al ver que mi agresor fue absuelto del cargo de agresión porque, a pesar del informe médico, ‘no había cámaras que apuntaran directamente la puerta del departamento, así que no había forma de constatar que la agresión sucedió'. Eso sí, los cargos por tener una relación fuera del matrimonio seguían vigentes, impidiéndome volver a Qatar y forzándome a pagar aún más por representación legal. La solución que me dio mi abogada y el representante legal de mi agresor era relativamente simple: cásate con él. Para cerrar el caso que el Estado de Qatar abrió en mi contra solo debía casarme con mi agresor”, escribió Paola en una carta titulada “Un mundo que parece odiar a las mujeres”.
Si bien Paola se encuentra en México, el juicio continúa en Qatar. El pasado 14 de febrero fue convocada a una audiencia a la que no asistió y la próxima está programada para el 6 de marzo.
Después de que finalmente el caso de Paola permeara en redes sociales y medios de comunicación en territorio nacional, el pasado 16 de febrero, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) publicó un comunicado en el que aseguraba haber brindado el apoyo necesario a la mexicana. En su escrito, explican que ni ellos ni las autoridades cataríes le ofrecieron un traductor, ya que Schietekat “habla árabe de manera fluida”, algo que ella misma ha negado.
La joven mexicana concluye “Un mundo que parece odiar a las mujeres”, cuestionando las capacidades de su Embajada de ofrecer protección a todos los connacionales que visiten el emirato este año:
“¿Cómo servirá esa misma Embajada a miles de mexicanas y mexicanos que asistan al Mundial en un país donde las relaciones fuera del matrimonio o la homosexualidad son penadas? ¿Cómo servirá esa Embajada a miles de mexicanas y mexicanos que no hablen árabe, que tampoco conozcan las leyes cataríes?”.
El pasado viernes, Paola se reunió con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, para aclarar su caso y negociar una intervención diplomática de manera que la joven pueda regresar a Doha. “El consultor jurídico de la SRE, nuestro mejor abogado, se hará cargo de defenderla y de que sean respetados todos sus derechos como ciudadana mexicana”, escribió el canciller en un tuit en el que aparece fotografiado con la joven.
Para Ebrard -quien ya sabemos gusta de documentar con fotos los temas mediáticos, quizá pensando que son estrellitas que le suman ante la opinión pública y frente al presidente cuando elija a su sucesor- el problema apenas comienza, toda vez que, como también lo evidenció Paola, en su caso se incurrió en una torpeza tras otra ante el desconocimiento de las leyes y el idioma por parte de la embajada; la misma que será la encargada de acompañar y dar protección a los cerca de 100 mil mexicanos que estarán en Qatar para participar de la máxima justa mundialista de futbol.
Queda esperar en la próxima foto que suba el canciller a redes sociales esté acompañado de diplomáticos con los perfiles adecuados para brindar la protección y acompañamiento a los mexicanos en Qatar; y que desde ahora se esté trabajando en elaborar manuales y trípticos con toda la información concerniente a los protocolos y leyes del país sede del mundial para que nuestros connacionales que acompañarán a la Selección Mexicana -si consigue su pase- conozcan en la medida de lo posible los usos y costumbres y evitar situaciones incómodas, encarcelamientos y azotes.
Salvador Cosío en Twitter: @salvadorcosio1