Hace apenas hace unos meses —en septiembre de 2021—, Querétaro dio una lección al resto de México. La celebró, en Twitter, un queretano importante, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien felicitó a su estado natal por haber legalizado el matrimonio igualitario:
{username} (@ArturoZaldivarL) September 22, 2021
Hoy sábado 5 de marzo, Querétaro dio un pésimo ejemplo de barbarie, y el mismo jurista lamentó realmente indignado y triste lo que pasó en el estadio de futbol La Corregidora:
Lamento profundamente lo acontecido en mi Ciudad de Querétaro. Mis condolencias y un abrazo para las familias de las víctimas. Se debe investigar y sancionar a los responsables. México no puede seguir así. Urge detener la violencia. Un evento familiar no puede terminar así.
{username} (@ArturoZaldivarL) March 6, 2022
Tiene razón el ministro Zaldívar, un evento familiar como el futbol profesional —tan apreciado por la sociedad mexicana— no puede terminar en una absolutamente salvaje batalla con reportes confusos de víctimas: fuentes extraoficiales confiables hablaban de entre 12 y 19 muertos, mientras que el gobierno estatal dijo en un principio que solo había 22 heridos, dos de ellos graves.
Las escenas terribles que vimos en videos de redes sociales desmienten la inexistencia de fallecidos. Así que tarde o temprano se conocerá la verdad.
El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, con responsabilidad pospuso un viaje de trabajo a Europa —quizá debería cancelarlo en definitiva— para atender la crisis:
Por ello, he pospuesto mi salida a Europa en gira de atracción de inversiones hasta que se inicien las investigaciones y se deslinden responsabilidades, por acción u omisión.
{username} (@makugo) March 6, 2022
Antes de anunciar que aplaza su gira al Viejo Continente, el gobernador Kuri se comprometió a castigar a los responsables de la tragedia —lo es, sin duda— y expresamente señaló a la empresa propietaria del equipo Gallos de Querétaro.
En Querétaro no hay impunidad.
{username} (@makugo) March 6, 2022
Desde luego, los culpables deben ser castigados. Pero tanto los gobiernos —estatales, municipales y el federal encabezado por el presidente AMLO—, como el poder legislativo y la corte suprema deben hacer algo drástico para que la violencia en el futbol no siga creciendo.
Normalmente, los enfrentamientos en los estadios se dan entre aficionados rivales. Por sentido común, pienso que durante un largo periodo no debe permitirse la entrada a ningún partido de futbol a las porras o barras bravas del equipo visitante. No es algo tan difícil de operar, ya que los grupos duros de hinchas se organizan en lógica pandillera: actúan en montón, con el valor que les da pertenecer a la masa.
Habrá otras medidas que deberán tomarse para acabar con la violencia en los estadios, pero me parece de sentido común cerrar las puertas a la mayor cantidad posible de aficionados visitantes. No veo otra forma más eficaz para minimizar el riesgo de duras peleas en el graderío, que en Querétaro inclusive ensangrentaron la cancha.