Hablando de revanchas y traiciones, el exsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, uno de los pocos funcionarios que habló con la verdad y expresó sus diferencias sobre políticas y proyectos como Dos Bocas o la necesidad de mantener una disciplina fiscal evitando el despilfarro a través de los programas sociales, hoy es una víctima más de la traición del compañero y camarada presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, de buenas a primeras, le retiró la propuesta para el Banco de México.
Nuevamente AMLO recurre a las viejas prácticas del presidencialismo autoritario, donde al jefe del Ejecutivo no se le dice que “no” a nada y si alguien se atreve, paga las consecuencias.
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Basta recordar cuando Arturo Herrera tomó posesión como secretario de Hacienda y un reportero preguntó “¿Qué pasa si Herrera le llega a decir ‘no’ al presidente?” Entonces AMLO desde su púlpito mañanero respondió burlonamente: “lo convenzo”. La respuesta causó risas entre los reporteros presentes, sobre todo porque antes había mencionado que valoraba tener un equipo que pudiera decirle “no”.
Luego, con gran cinismo se refirió a dos exfuncionarios que se atrevieron a decirle que no y que tuvieron que renunciar, Carlos Urzúa a la secretaria de Hacienda y Germán Martínez, al IMSS, dijo: “Yo celebro mucho eso en Carlos, en Germán, el decir ‘no’, lo celebro. Porque, ¿cómo era antes? Era siempre decir ‘sí, sí, señor’. ‘¿Qué horas son?’ ‘Las que usted diga que sean, señor, las que usted quiera que sean’. Siempre es el ‘sí, señor’, y el ‘sí, sí, sí’, nadie decía que no”.
AMLO no acepta un “no”
La renuncia de Carlos Urzúa se debió a fuertes diferencias con el presidente en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, incluso se llegó al absurdo de que, en cumplimiento de su responsabilidad, la Secretaría de Hacienda mandó el Plan a la Cámara de Diputados y la oficina de Presidencia envió otro, lo que motivó su despido.
Al final, Urzúa fue claro al señalar los motivos de su renuncia: “discrepancias en materia económica” e “imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
Otro ejemplo fue la renuncia de Jaime Cárdenas como director del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, quien denunció corrupción y una serie de irregularidades.
Sobre el caso, AMLO pidió “lealtad ciega” a los funcionarios federales hacia el proyecto de transformación del país y aseguró que las denuncias presentadas por Cárdenas “se van a investigar como tiene que ser, pero esto es más que nada un asunto politiquero, no hay nada de qué preocuparnos, vamos a informar diariamente”.
Otro exfuncionario, Germán Martínez, senador por Morena y exdirector del IMSS, renunció al IMSS por diferencias con la administración central por los recortes presupuestarios e intromisión de los enviados de AMLO a la institución quienes, en pocas palabras, no lo dejaban trabajar y le imponían los criterios desde Palacio Nacional. Se quejó y el resultado fue su dimisión al cargo.
Regresando al caso de Herrera, se trata de un economista con amplia experiencia en macroeconomía, que “aguantó vara” en muchos temas como el uso del cubrebocas, que para el exsecretario era un elemento clave para la reactivación económica; su consideración de regresar el impuesto a la tenencia vehicular y el planteamiento de una posible reforma fiscal para evitar una catástrofe financiera del Estado como la que ya se prevé y que fue claro y profesional en sus estimaciones para evitar una crisis financiera en el país.
Sin embargo, la traición de AMLO a Arturo Herrera quedó expuesta, solo basta ver las declaraciones que surgieron luego del retiro de su propuesta al Banco de México. Según confirmó Ricardo Monreal, AMLO retiró la propuesta desde el mes de agosto, pero al parecer nadie le informó aHerrera, de hecho, el exsecretario afirmó que apenas la semana pasada el presidente le comunicó que había decidido reconsiderar su propuesta.
Lo que le sucedió a Herrera de una u otra forma les ha pasado a muchos más. Así lo ha hecho López Obrador con lambiscones a lo largo de su vida pública y privada, traiciona a quien no esté 100 por ciento con él. Desde Porfirio Muñoz Ledo, Rosario Robles, Julio Scherer, Alfonso Romo, César Yáñez y un larguísimo etcétera.
¿Quién va a Banxico?
La pregunta es ¿a quién mandará en lugar de Herrera? ¿Ratificará a Alejandro Díaz de León? Lo que sería la mejor opción para la economía nacional, o ¿enviará a su actual secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O? Esa opción generaría el problema adicional de nombrar a un cuarto secretario de Hacienda en menos de tres años, lo que confirmaría lo que muchos sospechan, que AMLO trae un desmadre con las finanzas del país.
Otro de los nombres que se mencionan es el de Raquel Buenrostro, quien no cubre el perfil que requiere Banxico, pero que es de las funcionarias que profesan “lealtad ciega” y es incapaz de decir “no” al presidente.
Al final, AMLO continuará usando su poder para traicionar a quien él considere que lo merece, sin importar las consecuencias económicas y financieras para el país, pero en cambio, impulsará al más dócil y sumiso de sus colaboradores.