Atinadamente, y atendiendo los objetivos de la presidenta Claudia Sheinbaum, el doctor Eduardo Ramírez Aguilar, gobernador electo de Chiapas, apuesta a la educación como el estandarte para la transformación social de su estado. A través de este instrumento, busca construir una nueva era en una entidad que por años ha vivido en el rezago y la marginación.
Desde su campaña como candidato, el mandatario electo ha propuesto un gobierno con una filosofía inédita en administraciones anteriores, basada en un humanismo transformador, con una visión intercultural crítica, que permita el reconocimiento y desarrollo de los sectores más marginados, particularmente de las comunidades indígenas.
En ese sentido, ha planteado una filosofía gubernamental desde la cosmovisión indígena centrada en lo que se denomina el ‘Jam ach´ulel’ o abrir la conciencia, para articular un fenómeno social endémico, como la chiapanequidad. Este concepto busca objetivar a través de una política gubernamental transversal y se materialicen mediante la implementación de una serie de estrategias educativas-pedagógicas que formen una nueva ciudadanía humana e intercultural en la región.
Por ello, es importante celebrar y reconocer la voluntad del próximo mandatario de comenzar esta revolución del pensamiento enfrentando uno de los flagelos más profundos, normalizados e invisibilizados de la región: el analfabetismo. Chiapas ocupa el primer lugar en este indicador a nivel nacional, con un preocupante 13.7% de la población en esta condición, lo que equivale a más de 512 mil personas, en su mayoría indígenas, que no saben leer ni escribir (INEGI, 2020).
Sin embargo, la visión del gobernador electo no se limita a resolver este problema estructural del sistema educativo chiapaneco. También ha diseñado estrategias para abordar un aspecto clave de la modernidad: la alfabetización digital y el acceso a nuevas tecnologías. En este tenor, ha anunciado un ambicioso proyecto de infraestructura digital para las diversas comunidades chiapanecas, muchas de las cuales carecen de las herramientas tecnológicas necesarias para ejercer su derecho humano al acceso a internet.
El proyecto incluye la distribución de miles de tarjetas de datos entre la juventud chiapaneca, con el objetivo de que puedan integrarse y obtener los beneficios que brinda el estar conectados a la “gran carretera de la información”. Según cifras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en 2020, sólo el 40.2% de los hogares en Chiapas tenía acceso a internet, por lo que esta iniciativa representa un avance significativo en términos de inclusión tecnológica.
Pero no menos importante, el doctor Eduardo Ramírez ha manifestado su interés en fortalecer las relaciones con el magisterio, sector al que ha dirigido importantes mensajes relacionados con la valorización y dignificación del papel docente en las comunidades. Entre las promesas del nuevo gobierno se encuentra la mejora de las condiciones laborales de las y los maestros, aspecto esencial para lograr una educación de calidad.
Como puede observarse, la agenda del próximo gobierno apuesta a la educación como una verdadera herramienta para la transformación social, no solo mediante el mejoramiento de los indicadores educativos, sino en la construcción de una nueva visión y un nuevo proyecto ético-político para Chiapas y los chiapanecos.
Los retos son enormes, pero la fe y la esperanza de cambio en un estado convulsionado por la inseguridad en los últimos meses, son aún más grandes. A pocos días del inicio de la nueva administración, tiempos nuevos en Chiapas se avecinan.