Desde la entrega de gobierno de Salinas no se había visto una transición tan accidentada y una descomposición política como ahora.

Al salir, Salinas dejó una crisis de gobernabilidad con dos magnicidios, la irrupción del movimiento del EZLN, una crisis económica sin precedentes y su hermano, Raúl, acusado de corrupción, de ser participe de los magnicidios y de su relación con el crimen organizado.

Este cambio, no es tan diferente y más considerando que muchos de los actores de hace 30 años están dentro del grupo más íntimo a AMLO.

No soltar el control

El contexto actual resulta peor, la violencia generalizada, el mayor número de muertos y el crimen organizado empoderado en cargos públicos. Gobernadores, funcionarios de alto nivel y hasta de Palacio Nacional han sido señalados por su relación con la delincuencia organizada y el nepotismo y la corrupción superó a todas las administraciones anteriores.

Salinas pretendió controlar a Zedillo, primero mandando a Camacho de negociador con el EZLN, luego a toda costa pretendió imponer a sus cuates en el gabinete, buscó negociar la impunidad de Raúl Salinas y trató de alcanzar un cargo internacional al frente de la recién creada Organización Mundial de Comercio.

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En ese entonces la presión política y factores de desestabilización, fueron los gatilleros del salinismo como Camacho, Ebrard, Monreal, la familia Velasco, Beltrones, Bartlett, Gertz Manero, AMLO, José Murat, la familia Hank, Dante Delgado, Layda Sansores, Gerardo Fernández Noroña, Alberto Anaya, Eduardo Robledo Rincón (padre de Zoé Robledo), Ignacio Mier e Ignacio Ovalle, entre otros.

El reino del narco

Hace 30 años con Salinas florecieron los cárteles de la droga, los tres principales, el del Gofo, con Juan García Abrego, el de Juárez de Amado Carrillo y el de Tijuana de los Arrellano Félix, quienes se reunían en Puebla, en el rancho Las Mendocinas de Raúl Salinas, con funcionarios del más alto nivel del gobierno de su hermano y personajes como Beltrones, Córdoba Montoya y Justo Ceja.

En ese entonces las investigaciones profundas que se hicieron de las agencias internacionales y con base en testigos protegidos como los que hoy hundieron a García Luna, fueron contundentes. El informe final que presentó la procuradora de Suiza, Carla del Ponte, en relación con los nexos de Raúl Salinas de Gortari con el narcotráfico, involucró a prominentes políticos, el padre del ex presidente, Raúl Salinas Lozano; el ex jefe de la oficina de la presidencia, José María Córdoba Montoya; el ex secretario de marina, Luis Carlos Ruano Angulo; el general Arturo Acosta Chaparro; el ex secretario particular de Carlos Salinas, Justo Ceja Martínez, el ex gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones y Alfredo del Mazo (padre del recién convertido a Morena y exgobernador del Estado de México).

Incluso en esos momentos se tuvo que constituir una comisión Conasupo, que investigaron todas las operaciones que se hicieron en esa dependencia donde el director general era Ignacio Ovalle y Raúl Salinas era director de planeación, y su cuñado director de comercialización. Entre otras cosas que hicieron en Conasupo fue la de lavar el dinero de procedencia del narcotráfico.

Los presuntos nexos

Parece que la historia de repite con AMLO su familia, hijos, hermanos, primos, secretario particular y gobernadores. Al final de su sexenio enfrenta señalamientos directos de testigos protegidos, investigaciones de diferentes agencias internacionales, FBI, DEA, Interpol y la Secretaria del Tesoro.

AMLO, casi como Raúl Salinas, uno se reunía en su rancho Las Mendocinas y el otro asistía a Badiraguato, donde incluso departió en el cumpleaños del hijo del Chapo y sostuvo una conversación pública con la madre y el abogado del narcotraficante.

Ahora se le juntaron tres juicios en Estados Unidos y de los cuales no tiene el control, el del Chapo, el de Genaro García Luna y ahora el del narcotraficante más buscado, el Mayo Zambada. En los tres existe una constante, la relación que tienen con Morena y el financiamiento de campañas a cambio de libertad de operaciones.

Jesús “El Rey” Zambada reveló desde 2012 a autoridades de EE.UU. la entrega de millonarios sobornos a un funcionario del gobierno de AMLO cuando gobernaba la Ciudad de México, y también que dio dinero para su campaña presidencial en 2006. Este mismo testimonio lo volvió a comentar en el juicio de García Luna y ahora que está preso, lo más seguro es que cante como canario.

Todo esto lleva a que el cambio de gobierno se de en una crisis de gobernabilidad, de enfrentamientos políticos y la desesperación de AMLO por la reforma al poder judicial con el animo de obtener la impunidad.

Los factores externos en un entorno de desconfianza podrían desembocar en una fuerte crisis económica. Este cambio de gobierno es peor que el de hace 30 años.

X: @diaz_manuel