Al más puro estilo dictatorial, Nicolás Maduro rechazó con la mano en la cintura los resultados reales de la elección del pasado domingo 28 de julio en Venezuela y se proclamó ganador, no obstante haberse registrado un cúmulo de acciones impropias e ilegales que no solo manchan la elección sino que han derivado en infinidad de graves sucesos tanto al interior del país como en las relaciones internacionales.

Sucedió lo que se esperaba de acuerdo a las expresiones y manifestaciones ocurridas durante los meses previos, especialmente los últimos días antes de la elección y la forma en que acudió la población venezolana a sufragar en el comicio mismo, expresando la voluntad mayoritaria de estar en contra de la permanencia del presidente Maduro, quien a pesar de ello y echando mano de los recursos a los que tiene alcance desde la presidencia de la república, hizo valer su poderío.

Nicolás Maduro adelantó desde hace muchos días que él obtendría el triunfo y que de no hacerse así habría un baño de sangre, advirtiendo el amago de utilizar la fuerza pública, es decir, el ejército, la famosa Guardia Nacional Bolivariana (GNB), para reprimir cualquier tipo de levantamiento social tendiente a propiciar el que no se cumpla su voluntad imperativa de seguir adelante con un régimen a todas luces dictatorial, dado que desde los anteriores comicios ha sido claro verse envueltos en todo tipo de estratagemas para alejarlos de la legalidad.

Nicolás Maduro tiene a su alcance todo el poder que le da un régimen absolutista por el cual tiene el control de todos los organismos, entre ellos obviamente el que se encarga de calificar la elección, el Consejo Nacional de Elecciones CNE, cuyos integrantes son totalmente apegados al régimen llamado Bolivariano, que encabeza el discípulo más avanzado de Hugo Chávez, ese del que la sociedad se ríe por sus locuacidades, como aquella de que un pajarito le dice cómo hacer las cosas, que en el fondo ha resultado ser más radical en el extremo que su maestro.

Con la ayuda de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, ha venido estableciendo un esquema severo de control de todo el recurso, de todo el ejercicio de poder, oprimiendo y sin permitir un ápice de espacio para que la oposición, que es mucha. Una oposición que es amplia y es mayoritaria, pero que, como dijimos, no se verá reflejada y no le será permitido haga realidad el triunfo para que salga del poder el régimen alcanzado por el orate Maduro.

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Tal como se esperaba, se generaron toda serie de tretas como son robo de urnas, amagos para impedir que la gente acudiera a votar, la no apertura de centros de votación, el cierre indiscriminado de estos cuando la gente acudiendo a votar manifestaba expresamente hacerlo en contra del régimen, la sustitución de autoridades en centros de votación, la no permisibilidad a los llamados testigos en aquel lugar, -lo que en México serían representantes en las casillas-, el no haber permitido la presencia de observadores de otras naciones u organismos internacionales “imparciales” y sí solamente a aquellos que venían a legitimar la votación “favorable” a la dictadura venezolana.

Acciones propias de los regímenes totalitarios, como el levantar o detener o coartar su libertad a personajes que alentaban la votación a favor de la oposición, el amagar a la gente para que so pena de sufrir consecuencias funestas no acudiera a promover el voto y mucho menos a votar o ejercer sufragio, el impedir la circulación libre entre poblaciones o el ingreso de personas más allá de las fronteras para acudir a votar, el amago con las armas e incluso la represión violenta, donde incluso ya hay muertes por parte de las fuerzas castrenses o paramilitares por órdenes del dictador y toda serie de suertes que tienen que ver con el deseo de evitar a todas luces no solo el ejercicio del voto sino el reconocimiento a cualquier manifestación que pudiera verse como una victoria de la oposición.

Durante el día de la votación, fueron claras estas maniobras, las expresiones del ministro de defensa, Vladimir Padrino López, quien en una forma contundente y tajante dijo que el pueblo venezolano había votado a favor de la preservación del régimen en turno y para evitar que los gobiernos extranjeros de derecha tomaran posiciones dentro de la República Venezolana y señalando abiertamente que el ejército tenía la obligación de garantizar la libertad del voto, en este caso solamente la que supuestamente corresponde a haberlo hecho en favor del régimen autoritario y dejando claro entre líneas que refrendarían cualquier situación en contrario.

El sacar desde temprana hora hordas chavistas o maduristas a tomar calles y plazas, atemorizando, amagando, por más que la población no se dejó intimidar y salió también a las calles a exigir la contabilidad adecuada de los votos, la certidumbre en la victoria de la elección y el evitar lo que ocurrió finalmente, el que el Consejo Electoral dijera tajantemente, ‘ganó Maduro y hagan lo que hagan seguirá siendo presidente de la República’, pues así se advirtió y así fue. Crónica de un aplastamiento anunciado y de una continuidad autoritaria de una dictadura que es ya un régimen criminal.

De nada ha servido y de nada servirá el que mandatarios o personajes de diversos países o con influencia sociopolítica o moral en diversas naciones manifiesten el rechazo a la forma impune en que están, de nueva cuenta, atracando el voto y permaneciendo en el poder los chavistas, si no hay una verdadera movilización universal de los países democráticos presionando para que se impere el Estado de derecho y se revise el apego a normas de la elección, y que el resultado como se piensa que es, favorable a la oposición, se le reconozca, y si no hay, también, un impulso por parte de quienes verdaderamente tienen el control del eje que puede enfrentar a los países que apoyan a Venezuela, es decir, tendría que haber una voluntad clara de parte del gobierno de Estados Unidos de América, así como de los países alineados, como pudieran ser los más poderosos, la Gran Bretaña, Francia, Alemania, España, por si acaso, los más importantes, para arropar a los países de América que están en la intención de respaldar a la sociedad que ha votado a favor de la libertad. No se verá nada si queda todo en palabras.

Hay que considerar que del lado del régimen venezolano imperativo se encuentran potencias de ese mismo interés sociopolítico internacional como puede ser Rusia, China y que ellos sí han mostrado esa decisión de respaldar con todo incluyendo su fuerza armada al dictador Maduro.

Si bien es cierto que es de festejar que la sociedad venezolana salió a cumplir y que se vieron escenas heroicas de personas incluso de avanzada edad o con discapacidades y de todo tipo de limitaciones acudiendo a votar, también hay que decir que quizá falta una mayor participación, pero sobre todo hará falta mayor fortaleza, resiliencia, pasión para exigir, seguir tomando plazas, calles e incluso presionar de formas más fuertes al régimen y propiciar que aún a costa de riesgos humanos se generen situaciones que realmente vengan a presionar a Maduro y sus compinches. Pero insisto, debe ir acompañado del respaldo de la comunidad democrática internacional incluyendo el respaldo de fuerza armada que venga a fortalecer y a cuando menos garantizar que habrá menos sangre por derramar en esto que podría ser el inicio de una primavera venezolana o quizá la continuidad de un régimen oprimente que puede perseverar por muchos años como ocurre en Cuba y otros países bajo la bota dictatorial.

Lamentable, finalmente, es que, por más que el presidente Andrés Manuel López Obrador no se ha manifestado, de forma desaseada ya lo están haciendo los jerarcas del partido del gobierno y sobre todo la canciller Alicia Bárcena, quien ya se adelantó a felicitar de manera inadecuada, e inoportuna, desapegada del derecho internacional a Nicolás Maduro, a quien le deseó éxito en la continuidad de su mandato. Papel lastimero.

¿Será necesario que el pueblo venezolano unido en oposición a la dictadura se lance a enfrentar a tope a las fuerzas castrenses y logren aún a costa de sangre victimada que las grandes potencias del orbe hagan su tarea de respaldar militarmente y puedan expulsar al tirano?

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