Donald Trump amenazó con imponer aranceles a los automóviles producidos en México que sean enviados a Estados Unidos, para incentivar la industria de su país. Un amago que deberá ser tomado muy en serio porque en pocos días de su mandato ya dejó de manifiesto que está dispuesto a cumplir las promesas de campaña que lo condujeron a ganar por segunda ocasión las elecciones presidenciales de su país.
En una entrevista con Fox News, el presidente estadounidense reiteró su preocupación por el déficit comercial que tiene con México, que aseguró es de 350 mil millones de dólares y prometió que no seguirá así.
El mandatario también se quejó de la expansión de plantas automotrices del país vecino para el abastecimiento del mercado estadounidense.
“En México están construyendo plantas de automóviles por todas partes para fabricar automóviles y venderlos en Estados Unidos. Yo les digo: ‘De ninguna manera van a hacer eso’. Vamos a imponer aranceles a esos automóviles. Podemos fabricarlos aquí”, dijo, al sugerir que podrían ser manufacturados en Detroit”.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos
El presidente no dio especificaciones del porcentaje de los aranceles que podrían aplicarse a este producto mexicano, tampoco informó qué día daría su anuncio oficial.
Sin embargo, hay que admitir que, este presidente, que se hizo viral bailando durante su campaña al ritmo de la mítica canción “Y.M.C.A.” de los Village People, es ahora quien “sostiene la sartén por el mango”.
El polémico mandatario, tiene apanicados a sus vecinos del norte y del sur, pues tanto el primer ministro de Canadá Justin Trudeau, como la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se han visto obligados a ceder en ‘algo’ ante las presiones que desde incluso antes de ser investido por segunda ocasión como presidente, ha venido ejerciendo el presidente estadounidense.
Las formas de Trump pueden ser muy cuestionables pero es innegable que sabe cómo hacer para que sus caprichos y deseos lleguen a puerto. Bastó que amagara con imponer 25% en aranceles a los productos extranjeros que ingresan a su país procedentes de Canadá y México, para conseguir “doblegar”, -como se suele decir ahora cuando se consigue que otra persona modifique su voluntad por capricho de alguien más- a los dos mandatarios.
“¡Este arancel permanecerá en vigor hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los inmigrantes ilegales pongan fin a esta invasión de nuestro país!”, escribió el presidente electo.
“Tanto México como Canadá tienen el derecho y el poder absolutos para resolver fácilmente este problema latente hace mucho”, añadió. “Por la presente exigimos que utilicen este poder y, hasta que lo hagan, ¡es hora de que paguen un precio muy alto!”, escribió Trump en su cuenta de Truth Social el lunes 25 de noviembre. Es decir, apenas unos días después de haber sido reelegido en las elecciones presidenciales de su país.
Y cumplió la amenaza. Horas después de la ceremonia de asunción, firmó decenas de órdenes ejecutivas, entre ellas la arancelaria en detrimento de los productos mexicanos y canadienses, generando que de ambos lados de la frontera se comenzaran a dar los primeros pasos de baile.
Trudeau tomó el teléfono para buscar una negociación; mientras Sheinbaum se decantó por escribir una carta en un tono amenazante o tal vez retador, que no tuvo el éxito esperado, para finalmente tomar también el móvil y acordar una pausa.
Pero como lo mencioné antes en este mismo espacio, por más que se intente maquillar lo ocurrido, la realidad es que el gobierno de México terminó por ceder ante las amenazas del presidente de los Estados Unidos de América del Norte, y para evitar la imposición de 25% en aranceles, la presidenta Claudia Sheinbaum, determinó establecer un muro humano de 10 mil soldados para frenar el tráfico de fentanilo y para detener la migración.
Ante ello, el mandatario estadounidense suspendió durante un mes los aranceles anunciados contra México.
Días antes, el gobierno federal ya había lanzado una campaña de difusión para prevenir el consumo de sustancias, principalmente de fentanilo; algo que resultó de lo más extraño toda vez que no es la droga de mayor consumo en México.
De hecho, el principal problema de drogas en México es el consumo de metanfetaminas, que ha crecido en los últimos años. Reconocido así incluso por el secretario de salud, David Kershenobich.
En el caso de Canadá, Justin Trudeau aceptó reforzar la frontera con un plan de 1.300 millones de dólares y mantener vigilancia permanente. También se comprometió a firmar una nueva directiva de inteligencia sobre la delincuencia organizada y el fentanilo, a la que dotará con 200 millones.
En ese contexto, el pasado martes nombró a un funcionario de inteligencia de alto rango para el nuevo puesto de zar del fentanilo, diciendo que coordinaría la lucha contra el contrabando de la droga, cumpliendo así la promesa hecha al presidente de Estados Unidos.
El primer ministro Justin Trudeau habló dos veces la semana pasada con Trump, que accedió a pausar las medidas punitivas durante un mes a cambio de una serie de concesiones, una de las cuales fue el nombramiento del nuevo zar.
El puesto será para Kevin Brosseau, un expolicía de alto rango que más recientemente fue asesor adjunto de seguridad nacional e inteligencia de Trudeau.
“Canadá necesita un zar del fentanilo que coordine a los distintos organismos, actúe con rapidez para hacer frente a los problemas y trabaje estrechamente con nuestros homólogos estadounidenses para interrumpir y desmantelar el tráfico ilegal de drogas que cruza nuestra frontera”, declaró en un comunicado el ministro de seguridad pública, David McGuinty.
El tema es que Trump no cumplió su parte del acuerdo con México y Canadá y sí sus amenazas, ya que hace un par de días firmó los decretos para elevar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio a 25%, cancelando exenciones y cuotas libres de impuestos para los principales proveedores, entre ellos Canadá, México y Brasil.
* Con información de medios.