Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, están por irse a la borda los esfuerzos que se han venido realizando para combatir el cambio climático.
Donald John Trump es empresario, personalidad televisiva y político conservador estadounidense así como miembro del Partido Republicano. Es la segunda vez que toma posesión como presidente norteamericano, y es un digno representante de su país, pues cual si fuera meme, se empeña en destacar que es la imagen viva del gringo blanco promedio y muy ignorante.
Este personaje que hoy tiene las riendas de la “supuesta” nación más poderosa, ha anunciado su retiro inminente del Acuerdo de París, porque Trump “no cree en el cambio climático”, como si este fenómeno que nos aqueja se tratase de un simple acto de “fe”.
Más de 190 países han firmado este acuerdo, cuyo objetivo central es combatir el cambio climático, regulando las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. Esto en buen español es: transitar a energías más verdes sobre los combustibles fósiles, pero esa es una medida que a quien ahora reside en la Casa Blanca le viene importando poco.
Y es que no es la primera vez que el vecino país se sale del Acuerdo de París, ya lo hizo Trump durante su primer mandato, en concordancia con su política de privilegiar los combustibles fósiles.
Es justo aquí cuando la aviación entra en el panorama. A nivel global se ha trazado un ruta para poder llegar al año 2050 con cero emisiones de carbón, esto de la mano de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Los Estados Unidos de Norteamérica se había comprometido con el plan de “cero emisiones” para el 2050.
Pero ante este panorama, donde Trump tiene dentro de sus planes sobre política energética el privilegiar a los combustibles fósiles, los apoyos que se tenían para la producción de combustibles sostenibles (SAF) se están perdiendo ante la mitrada atónita de quienes los ocupaban.
Para tener un parámetro y saber de qué estamos hablando, tomemos en cuenta que los Estados Unidos de Norteamérica son el segundo país que emite más gases de efecto invernadero (GEI); están solo detrás de China, hablando en cifras globales, donde están incluidas todas las industrias, no solo la de aviación.
Por este motivo preocupa que todo lo que se ha avanzado en materia de combate al cambio climático se vaya por la borda. Todo el trabajo para utilizar SAF en la aviación, está por verse empañado por las acciones retrógradas de Donald Trump.
Y es que el SAF es una esas “acciones verdes”, que la actual administración pretende borrar de un plumazo, sobre todo para diferenciarse del mandatario anterior, Biden.
Ahora debemos preguntarnos (y respondernos), ¿realmente es tan catastrófico para la aviación que los gringos se salgan del Acuerdo de París?
En los hechos, vaya que sí lo es. Para tener más información de qué tanto se van a trastocar los avances, debemos comenzar por el principio. Si bien es cierto la industria aeronáutica no es la que más contamina a nivel mundial, sí es de las que tiene trazado un rumbo, para que a mediano plazo, sea sostenible y amigable con el medio ambiente, esto es, para el 2050.
Utilizar SAF en la aviación comercial, ayuda a reducir las emisiones hasta en un 80%, y una de las aviaciones más grandes del mundo es la del vecino país. Según datos proporcionados por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés) “calcula que el SAF podría representar alrededor del 65% de la reducción de emisiones que necesita la aviación para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050″. Sin embargo, afirma que “esto requerirá un aumento masivo de la producción para satisfacer la demanda”.
El verdadero reto de la aviación es que para el 2030 el apoyo a la fabricación de SAF sea a nivel global, pero ¿cómo lograrlo cuando un presidente negacionista del cambio climático va a preferir la producción de combustibles fósiles por encima de los sostenibles?
Estamos hablando de la industria norteamericana, una de las más grandes a nivel mundial; solo para darnos un “quemón”, pensemos que los Estados Unidos de Norteamérica tienen más de 15 mil aeropuertos, y en todas las operaciones que se desarrollan en ellos; mientras que México tiene apenas 79 aeropuertos.
Los norteamericanos son los que se llevan las palmas en cuanto al número de operaciones aéreas comerciales; detrás de ellos, vienen China e India pisándoles los talones.
En resumen y en términos generales, el futuro de la aviación sostenible se ve cada vez más lejos, pues no creo que Trump entienda mucho al respecto; estoy segura de que se vienen cuatro años de ir como los cangrejos “para atrás”. Ojalá y me equivoque.