Pues no se acabó el mundo. Trump y la presidenta tuvieron una llamada telefónica (contrario a lo que dijeron algunos medios extranjeros amarillistas) e inmediatamente el peso se fortaleció.
Tanto Trump, como Claudia dieron sus versiones personales de la llamada. La presidenta señaló que la llamada se dio en el marco del apoyo para el tema de migración y la lucha contra el fentanilo.
Trump, hablándole a su base de votantes, señaló que la mandataria iba a controlar el tema fronterizo y a luchar contra el tráfico de fentanilo.
Para no dejar lugar a dudas, la mandataria agregó que la estrategia en México es integral, además de que se respetarán los derechos humanos de los migrantes en nuestro país.
Cómo hemos señalado en este portal desde hace más de 8 años, Trump, más que político, se comporta cómo showman y hombre de negocios. Entiende más de la fortaleza de otro negociante y de “tratos” que pueden beneficiarlo, que de acomodos y cobardía.
Comparen la reacción de Trump después de esta llamada con Sheinbaum con la manera en que los representantes de la Unión Europea y algunos mandatarios de los países que la componen se acobardan y empequeñecen ante el regreso del presidente al poder.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, prácticamente ruega a los residentes de dicha península el “comprar estadounidense” para evitar sanciones.
¿Va a evitar posibles sanciones esta actitud sumisa? No necesariamente. ¿Creerá Trump que los europeos y sus autoridades son pusilánimes por entregarse antes de negociar nada? No lo duden ni un momento.
Lo que entiende y respeta Trump son las demostraciones de unidad y fuerza. Lo demás, le parece despreciable.