El Programa de Seguridad a 100 días, sin duda tiene tres características en su concepción y aplicación: i) las necesidades de orden interno de empezar a toda máquina en este que es el gran tema de México, el combate al crimen transnacional organizado. La propia reforma al poder judicial en buena medida tiene esa impronta, mayor efectividad en la impartición de justicia para los mexicanos, sin oligarquías burocráticas privilegiadas incrustadas en el poder del Estado, pero también funcionales a un combate a fondo contra la corrupción (hoy ligada estructuralmente al crimen trasnacional de cuello blanco y al narcotráfico multinacional) y el crimen organizado; ii) ha conllevado un cambio en la postura policial-militar hacia la ofensiva contra las estructuras criminales de sofisticada organización y operación, que crecieron el sexenio pasado (en su invasión hacia la economía legal y el control territorial) no obstante el esfuerzo hecho y los indicadores a la baja que entregó la pasada administración sexenal; iii) la cantada victoria de Donald Trump, sus publicas posturas en materia de seguridad nacional (sobre inmigración indocumentada, narcotráfico hacia EUA y el comercio bilateral).
Quiero pensar que la conversación con Donald Trump, más la carta enviada en donde se le convoca a la reunión de equipos de trabajo de las presidencias respectivas, denota claramente que la presidenta Sheinbaum sabe que Trump no está bromeando y actúa con un fino sentido de anticipación, como debe de ser, está preparándose para una discusión a fondo de las posturas de cada parte con su primer círculo de colaboradores. Los tres temas, inmigración, narcotráfico hacia EUA y el comercio bilateral, son ramas de un mismo tronco: hoy la inmigración indocumentada en buena medida está en manos del crimen organizado transnacional de Centroamérica y México, y de despachos de abogados que lucran en EUA con la violación flagrante de derechos humanos en la frontera sur de EUA. Y la queja de EUA sobre el uso a trasmano de las ventajas comerciales pactadas por México en el T-MEC por parte de productores y distribuidores comerciales de China, es necesario explorarse a fondo, desde la misma perspectiva que se hace con los precursores químicos para la producción/exportación del fentanilo, es decir, desde el crimen trasnacional organizado. Circunscribirnos a la formalidad de explorar el porcentaje de valor agregado regional en las exportaciones mexicanas, deja fuera los flujos de comercio en manos de la criminalidad, china y coreana, especialmente, en México. Esto no se puede negar, hay calles repletas de ese tipo de comercio que los mexicanos hemos visto desde hace años. Impactan la legislación en materia de marcas y patentes y la propiedad industrial en general. Hay razón, desde México y en EUA, en protestar. Si a ello unes el “derecho de piso” tenemos un círculo criminal que se cierra sobre un sector importante de la economía nacional criminalizada, por estar ligada a los importantísimos flujos de exportación. Hablamos de un flujo comercial que la CANACINTRA ha estimado en $10,000 millones de pesos, unos $500 millones de USD anuales, dicho por Marcelo Ebrard.
Hoy esa conversación con el presidente electo Donald Trump, y seguramente una voz de alerta dentro de su propio equipo condujo a la presidenta Sheinbaum a atacar el tema del inmenso contrabando de equipos eléctricos y electrónicos hacia y desde México. Fue la Secretaria de Marina con la Policía de Ciudad de México, en un operativo mediante el cual se aseguraron 90,000 productos “pirata” en la plaza comercial Izazaga, que ya había sido clausurada en julio pasado por el Instituto de Verificación Administrativa (INVEA), ésta última acción, mediante la “Operación Limpieza” el día 28 de noviembre, coordinada con las fuerzas federales, PROFECO, SAT, IMPI y la Secretaría de Economía como poder ejecutivo.
Procederá ahora explorar la opción jurídica de expropiar el edificio mediante el procedimiento de “Extinción de Dominio”, dado que dicho inmueble ha sido usado con fines criminales, en esta eventual hipótesis, de los hechos dados a conocer. No es fácil por lo incompleto del marco jurídico respectivo y por los jueces que todavía hoy conocerían del caso. El maestro Marcelo Ebrard lo sabe bien por su paso en la Ciudad de México en donde confrontó temas muy similares. Pero el caso del edifico de Izazaga se puede multiplicar por 20 tan solo en la Ciudad de México.
Entonces, la presidenta Sheinbaum sabe que en política el mejor movimiento es a la ofensiva y con anticipación, el que pega primero pega dos veces, dice el viejo refrán popular. Está haciendo la tarea como, brillante universitaria que es.
El alza en los aranceles que plantea Donald Trump para las exportaciones mexicanas plantean un tema de aceleramiento inflacionario que es lo peor que le puede suceder a una economía altamente industrializada, como la de EUA, que ya resintió los efectos de la guerra Rusia-Ucrania en los precios de los productos alimenticios, con el alza en los precios del petróleo -a pesar de su inmensa producción diaria, importa aproximadamente el 35% de su utilización total industrial y agrícola- así que un nuevo impulso, sólo como perspectiva del futuro inmediato, es absolutamente rechazable para una parte importante, desde el famoso cinturón industrial de la parte media de los Estados del territorio de la Unión Americana. Se menciona que debe entenderse que es como dispararse en el pie: más del 50% de las exportaciones manufactureras desde México, son producción globalizada, que utiliza materias primas, insumos y maquinaria proveniente de EUA, el abastecimiento mexicano en términos de valor agregado ha crecido, pero no significativamente, en promedio oscila aproximadamente entre 15 y el 40% desde el mercado interno. Es decir, el componente de valor agregado en México debe cumplir el acuerdo sobre un mínimo de 60% de valor regional (Art. 402 del T-MEC), de lo contrario, las exportaciones no cumplen los requisitos legales para acceder con preferencias arancelarias o con exenciones al mercado de EUA Y Canadá. Es decir, violenta las reglas de origen, altera la competitividad de un producto. Entonces, la aplicación de aranceles altos al valor unitario de cada producto o a la factura comercial, golpea a las propias empresas de capital estadounidense asentadas en territorio mexicano, como expresó correctamente la presidenta Sheinbaum por desarrollan una producción en serie, segmentada en etapas productivas, que pasa por México, pero también a la economía nacional, sin duda, porque el sector exportador es una de las dos fuentes de ingresos externos a México: en mayo de 2024 alcanzaron un nivel récord trimestral de más de119,000 millones de USD (79.6%del total). La otra son las remesas de nuestros paisanos en EUA, entre el segundo semestre de 2023 y el primero de 2024 el ingreso de México por remesas fue de 64,423 millones de USD, de ello, el 96.3% provinieron de EUA.
Si las empresas de China cuelan sus componentes a través de empresas mexicanas que los usan para complementar los productos que van al mercado de EUA, en la etapa industrial intermedia o final, se viola la norma del componente de valor agregado regional. Esto requiere un análisis sectorial pormenorizado, para descubrirse o para negarse. No se trata de una defensa política, hay necesidad de un análisis técnico riguroso. Sector por sector, no son tantos los que absorben el 70% de las exportaciones a EUA, menos de 20 en total. El presidente Donald Trump al estar considerado el T-MEC un tema de seguridad nacional, si existe una afectación a la misma, tiene atribuciones para adoptar las medidas defensivas pertinentes o incluso, cancelar los compromisos jurídicos. Una alternativa, podrían ser desde la lógica de la fuerza política que expresa el presidente Trump, es no aplicar aranceles generalizados como plantea el presidente electo, sino aranceles específicos, que podría atenuar el rechazo al planteamiento hecho.
Pero, además, desde una perspectiva propiamente comercial, siempre el exportador afectado con aranceles adicionales, como es parte de una planta industrial con asiento territorial nacional, y representada por su gobierno, éste último responde con medidas simétricas en otros sectores de actividad económica. Se afectan ambas economías, pero también los principios teórico-políticos multilaterales del libre comercio consagrados en los tratados de integración económica. Es lo que está planeando ya hacer China ante el anuncio de que el gobierno de Trump a partir de fines de enero, puede aplicar aranceles adicionales a los ya existentes, compensando tal medida con la imposición de medidas asimétricas, es decir, aranceles a los productos de EUA, que también está articulado al tema de lo política fiscal en EUA.
Donald Trump es un presidente disruptivo en distintos sentidos, pero con él los analistas más superficiales se equivocaron cuando en su primera elección consideraron su gobierno como accidente político producto de divisiones y reposicionamiento de la derecha estadounidense y debilitamiento de los demócratas. No es así. Su segundo triunfo no obstante ser, quizá, el candidato presidencial, y ex presidente más estigmatizado con imputaciones criminales, pero su candidatura y programa básico de gobierno, con la respectiva cobertura ideológica del mismo, obedece a tendencias sociales y culturales e intereses profundos de la sociedad estadounidense. No son accidentes políticos.
La deportación masiva es también, además de altísimamente costosa para EUA, en ese orden de ideas, una demanda de un sector amplio de estadounidenses de raza blanca que detesta las minorías étnico-nacionales, latinas y asiáticas, también africanas. América primero, la raza blanca primero que es para quienes se fundó el Estado y la república americana. Más de 60 millones de inmigrantes a EUA aproximadamente, legales e ilegales después de la segunda guerra mundial, son un flujo inexistente en ninguna otra nación del mundo, que hoy pesa demasiado, para quienes no han asimilado la idea de una sociedad multinacional y pluricultural, ni la aceptarán nunca.
Es evidente, que la articulación que hace el presidente Donald Trump sobre cuatro temas: inmigración indocumentada, narcotráfico multinacional, especialmente, la crisis del consumo masivo de fentanilo en EUA, el comercio manufacturero y y la fiscalidad de los EUA, es desfavorable para México, y todos, excepto el último, como temas de la seguridad nacional de EUA, y todos -excepto de el de la imposición fiscal- como temas de la seguridad nacional, le ofrecen un amplio margen de manejo político al presidente electo. No es para alarmar, pero si para trabajar arduamente en la preparación de la agenda y las próximas rondas de discusión y negociación, acompañadas de una estrategia de defensa nacional. Aunque ya es previsible que la parte comercial es indisociable de los temas de las condiciones laborales de la fuerza de trabajo en los sectores exportadores mexicanos, la seguridad fronteriza, el transporte de mercancías, el equilibrio medioambiental, y otros.
Si México logra sortear estos obstáculos con equilibrio, aunque inevitablemente también, con concesiones, podemos esperar tasas de crecimiento mayores al 3.0% del PIB, y un boom en inversiones relativas al nearshoring, que supere los 30,000 millones de USD, porque ciertamente, la nueva IED disminuyó entre 2023 y 2024 (no llegaron a 10,000 millones de USDA) con respecto a 2022 e que se acercaron a 20,000 millones de USD. Para un país en desarrollo la Inversión Extranjera Directa (IED) es imprescindible, aunque no a cualquier precio.
Hay varias personalidades, altos funcionarios del gobierno actual y asesores de alto nivel que pueden defender con mucha dignidad e inteligencia los intereses de México en este complejo y difícil episodio que se avecina, en el cual, el enfoque estratégico de la presidenta actual es el mismo que el del presidente anterior, defender y hacer progresar la regionalización e integración económica de América del Norte. Correcto. Pero hoy el desarrollo de la economía globalizada y regionalizada ofrece más espacios de provechosa articulación, funcionales al desarrollo de México, el inmenso espacio de Asia-Pacífico ha sido desde tres décadas atrás motivo de interés de académicos y líderes de todas las tendencias teóricas e ideológicas para articular una política agresiva de cooperación e interacción económica a fondo con tratados bilaterales o regionalizados.
No son incompatibles con los intereses de América del Norte, quienes se beneficiarán también de un socio estratégico cada vez más desarrollado en la región, que se acerque un poco más a los muy altos niveles de desarrollo económico-social de sus poderosos vecinos, EUA y Canadá, sin tocar temas de ayuda o cooperación militar. Fundamental aquellos de desarrollo económico-social.
Nos ocuparemos una vez más de ello en próximas columnas.