La verdad, pienso y siento que la maldad de Donald Trump es mucha porque ahora no solo amenaza de nuevo a México con cerrar las fronteras (lo dijo ayer), sino que además expulsará de Estados Unidos a los mexicanos que estén de manera ilegal en aquel país y también deportará a los y las pacientes mexicanas que estén internadas en hospitales psiquiátricos.
He escrito ya aquí en varias ocasiones la importancia que debería de tener la salud mental para aquellos que nos gobiernan. Realmente no se hace mucho por ello. Ni siquiera existe un programa de salud mental para los integrantes del gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum que debería de ser casi casi como un requisito para ser parte de su equipo.
Atender la salud mental no debería de parecer algo humillante o vergonzoso, pero creo que tocar el tema de la salud mental para nuestros políticos, es como no querer atenderse a sí mismos.
En México solo hay 46 hospitales psiquiátricos . La mayoría de estos se ubican en las grandes ciudades o cerca de ella. En Querétaro, por ejemplo, no hay hospital psiquiátrico.
Si consideramos que a raíz de la pandemia se desataron problemas muy fuertes en torno a la salud mental, estamos en graves problemas porque apenas en México se aborda el tema, cuando ya Trump nos deja saber que va a expulsar a las personas que tengan algún padecimiento psiquiátrico.
Y esto, traerá consigo que muy probablemente se disparen los casos de violencia, homicidios, violaciones porque habrán muchos pacientes psiquiátricos deambulando por todo el país.
De verdad, no quiero ser pesimista pero como psicóloga veo el panorama bastante complejo para nuestra presidenta.
Lo que queda es seguir capacitando a muchas personas para que puedan brindar atención psicológica.
Esto ya se estaba dando, pero sin recursos del gobierno federal, así que es esperable que también el tema de la salud mental se les salga de las manos. Porque sin duda en Estados Unidos, donde hay hay 820 hospitales psiquiátricos, deben de recibir los pacientes su medicación.
Imaginen la cantidad de personas que serán deportadas con algún trastorno psicológico, y en México no tendrán tan fácilmente su seguimiento farmacológico.
Pienso que los psicólogos y las psicólogas de este país deberían de hacer un voluntariado para hacer contención ante este tsunami de mexicanos con alguna enfermedad mental. Algo tenemos que hacer.
En México, somos más de 350 mil psicólogos. Claro que todos buscamos la posibilidad de un ingreso económico pero creo que no podemos dejar de apoyar a la presidenta de nuestro país, porque como nunca, será un tramo amargo el que se viene para México en muchos sentidos, no solo en el área de la salud mental.
Yo me apunto si algo hay que hacer ante esta nueva envestida del xenófobo Donald Trump.
Es cuanto.