“Párate un poco, menos entre el sol y yo”.
Diógenes de Sinope
En una buena reseña de Eduardo Esquivel Ancona se presentó una lista de políticos e intelectuales de la oposición que mostraron desencanto ante la pausa arancelaria alcanzada por la presidenta Claudia Sheinbaum. La lista es variopinta: en ella se identifican personajes plenamente identificados con las ideas supremacistas, expansionistas y proteccionistas de Donald Trump; líderes de partidos políticos que, al no contar con un plan de alternativo de nación, actúan sólo reactivamente, con instinto reptil; e intelectuales con planteamientos teóricos trasnochados que quieren encontrar la solución en recetas discordes con la nueva realidad.
En mi comentario en “X” puse dos elementos que pueden ayudar a entender todas estas actitudes, generalmente mal intencionadas o protervas:
- El deseo de que le vaya mal a México, por su odio irrefrenable (enfermizo) hacia la cuarta transformación (4T):
- El no darse cuenta de que la inmensa mayoría de mexicanos no quieren regresar al modelo neoliberal.
Existe de verdad un desfase en todos ellos: en lugar de ver hacia adelante ven hacia atrás. Algunos, embelesados, simpatizan con los planteamientos viscerales de Trump; admiran su prepotencia, sin advertir que su espíritu depredador pone en riesgo a la humanidad entera y a la sustentabilidad del planeta. El aspirante a dictador sólo reproduce en una escala más inconsciente y por lo tanto más riesgosa, los planteamientos de Bismarck, Mussolini e Hitler.
¿Entenderá Trump conceptos fundamentales como el cambio climático y la geopolítica? ¿Habrá leído textos filosóficos y políticos? Lo que ha escrito poco tiene que ver con la filosofía o la ciencia política, sólo voy a mencionar los títulos de algunas de sus obras (no sé si sean todas) publicitadas en algunas tiendas de libro, que, por cierto, no están disponibles en México, tal vez porque no exista interés en ellas:
- “Los mejores consejos de bienes raíces que he recibido”.
- “Cómo hacerse rico”
- “El toque de Midas”, en coautoría con Robert T. Kiyosaki
No quiero prejuzgar, pero lo que se denota en los títulos es la frivolidad de alguien que sólo piensa en los negocios y en el dinero (tal vez uno de los grandes referentes de Trump sea Og Mandino). No sé si Eduardo Verástegui, Chumel Torres, Mario Di Costanzo o incluso, Guadalupe Acosta Naranjo, hayan ya leído la obra trumpiana; lo que sí es evidente es que les gusta su cada vez más locuaz verborrea amenazante. ¿Cómo condescender con que se le aplique aranceles a México o con la idea de que las fuerzas armadas estadounidenses invadan el territorio nacional sólo porque creen que es la mejor forma de afectar a la 4T? Tenía dudas, ahora estoy seguro de que estos personajes han perdido su conciencia histórica por una animadversión política enfermiza.
Otros como Enrique Krauze con mayor conocimiento histórico sueñan con el retorno del neoliberalismo, entendiendo a la democracia de la manera más abstracta posible. Sin justicia social la democracia es un concepto frívolo ¿cómo disociarla con las condiciones de existencia de la enorme mayorías de los mexicanos? Existe en él una reiterada negación a entender que las deudas sociales terminan por convertirse en costo político. Eso es justamente lo que les pasó al PAN y al PRI, que en forma desafortunada instrumentaron lo que fue un “neoliberalismo” a la mexicana, engendrando una cleptocracia que, por cierto, nunca objetó.
Claudia Sheinbaum ganó abrumadoramente las elecciones presidenciales y eso es inobjetable. Krauze también olvida que en una democracia la participación ciudadana es indispensable para materializar los cambios; justo, es el respaldo popular lo que permite la gobernanza de la 4T. Además -y eso es lo más grave- ninguno de los opositores ha sido siquiera capaz de elaborar propuestas alternas, menos de construir un proyecto alternativo de nación.
Los actos de los diferentes tipos de opositores son reprobables: o intentan fosilizar su liderazgo, llevando aún más a sus partidos políticos a la deriva; o se adhieren a las ideas del nuevo orden retrógrado del mundo que quiere imponer Trump; o bien, añoran un pasado inexistente, como si hubiéramos vivido en el “Topus Uranus”, cuando en los hechos sólo hubo desazón y desesperanza. ¿Quién quiere vivir en una democracia con una pobreza mayúscula, convertida en indigencia? O, ¿con prebendas que distorsionan los grandes preceptos de justicia social de nuestra Constitución, convirtiéndola en letra muerta? O, ¿con una depredación de valores hacia arriba y hacia abajo, que sólo hicieron imponderable e inatajable a la corrupción?
La gran duda por resolver es si la 4T y su partido ven al mundo hacia adelante. Diría que es factible observar en el partido fenómenos perversos, entre ellos, el nepotismo, el arribismo y el oportunismo; que es un partido de masas que ha descuidado aspectos vitales como la honestidad y la honorabilidad de sus militantes, aceptando todo tipo de tránsfugas que terminarán por hacer daño, al usurpar y mantener relegados a los verdaderos liderazgos, sobre todo, regionales, estatales y locales.
En muchos sentidos y eso hay que reconocerlo, sus dos grandes lideres han mantenido la vigencia política de la 4T, yendo muy hacia delante de lo que es su propio partido. Son las decisiones y los planteamientos de los presidentes López Obrador y Claudia Sheinbaum los que han llevado a concebir la existencia de una izquierda moderna, menos apegada a las visiones primarias, sustentadas únicamente en la lucha de clases o en el predominio de una política de masas sin mesura alguna. Quiero sólo referirme sólo a algunas cuestiones que me parecen trascendentes:
1) El acceso al poder por la vía democrática, eliminando la vieja idea de mantener como único recurso válido a la vía armada. Esto ha sido significativo en dos sentidos: primero, cohesionó a una enorme masa de la población en un proyecto democrático alternativo, lo que descartó la vía violenta; y, segundo, se hizo palpable de que las fuerzas armadas son instituciones del pueblo, lo que ha permitido no sólo contar con el más importante instrumento para combatir diferentes flagelos que azotan al país, sino con una fuerza productiva ordenada y disciplinada para apoyar a la población en caso de desastres naturales y para emprender los grandes proyectos de infraestructura, garantizando eficiencia y honestidad, más aún si se toman en cuenta los antecedentes de corrupción que se habían tenido de algunas empresas privadas nacionales y trasnacionales en la construcción de obra pública.
2) La mutación de ver a los capitalistas no como enemigos de clase, sino como una fuerza social indispensable para impulsar los procesos de inversión y el desarrollo del país dentro de una estrategia participativa y corresponsable. “El Plan México”, es uno de los aspectos más notables de la administración de la presidenta Sheinbaum. Se busca sumar esfuerzos con las iniciativas del sector privado, convirtiéndola en uno de los vectores indispensables para mitigar las amenazas nefandas de Trump. El país de ahora en adelante no puede partirse en dos, más bien tiene que ser uno solo en la búsqueda de objetivos relacionados con el interés nacional y la promoción de variables sociales básicas como el empleo y la existencia de salarios dignos; así como en la instrumentación de estrategias que ayuden a la integración de cadenas internas de valor y a la sustitución de importaciones.
3) El destierro de ideas populistas relacionadas con el gasto público para afrontar los rezagos básicos de la población sin atender el origen y monto de los ingresos. La idea de mantener la estabilidad macroeconómica ha sido fundamental para propiciar un economía con bases sólidas, tanto para emprender el crecimiento económico como para poder resistir los embates de las turbulencias financieras internas y, sobre todo, externas. La disciplina fiscal que se perdió en 2024 ahora se ha retomado como parte fundamental de los criterios de política económica en 2025. Existe la firme convicción de que cualquier estrategia de gasto por la vía inflacionaria sólo genera un alivio temporal, generando la insustentabilidad económica y financiera del país en el mediano y largo plazo.
4) La apertura hacia el exterior y la concepción del libre comercio como una herramienta vital para tener acceso a los beneficios que se generan en el mercado internacional en materia de costos y transferencia tecnológica; además de que hace posible captar nuevas inversiones conforme a las nuevas tendencias que se presentan en el mercado como el nearshoring.
5) La necesidad de consolidar el mercado interno como la mejor forma para generar una economía equilibrada socialmente. Los logros no se quieren hacer palpables, lo cierto es que en el crecimiento observado en 2022 y 2023 jugó un papel importante el consumo disponible. Además, se han roto paradigmas con respecto a la triada salarios, empleo e inflación. Este comportamiento aun no ha sido estudiado plenamente, pero habría que analizar como la tasa de desempleo se ha mantenido baja a niveles históricos, pese a que ha prevalecido una política salarial con incrementos significativos y aún con la ralentización de economía en 2024.
6) La plena confianza en la capacidad de nuestra gente para asimilar y generar tecnología y mantener la certidumbre de que nos podamos incorporar rápidamente a esta nueva era tecnológica caracterizada por la inteligencia artificial, la movilidad sustentable o la electro movilidad y la autonomía en los procesos productivos. Tiene razón la presidenta Sheinbaum hay que impulsar los procesos científicos y tecnológicos; los rezagos en la materia nos mantendrían con una visión sin futuro.
Hay muchos elementos más que comentar, lo que es evidente es que ante la oscuridad y la mezquindad que ahora se vive, nada mejor que la sabiduría, el análisis, la templanza y la tenacidad. Claudia mantiene encendida la lámpara de Diógenes; otros, discípulos de la discordia, de la abyección y de la ignorancia, ni siquiera han tenido la linterna en sus manos; en tanto que los intelectuales liberales y neoliberales ha apagado la flama. Allá ellos.