En días recientes el senador Mitch McConnell trazó una línea con una parte importante del Partido Republicano. McConnell, quien fuera hombre de confianza de Trump, su caballo de batalla en el senado y hasta el autor del fraude para nombrar a un juez tras la muerte de Ruth Bader, hoy alerta sobre los peligros de un triunfo republicano.
Quizá fue después de que el expresidente Trump llamara “esposa amante de China, Coco Chow” a Elaine Chao, su ex secretaria de transporte y esposa de McConnell. Lo cierto es que Mitch hizo un llamamiento para enviar más apoyo a Ucrania luego de que el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, dijera que no se debe dar un “cheque en blanco” a Ucrania mientras que los inmigrantes están cruzando la frontera de EU con México a un ritmo récord y más economistas predicen una recesión económica.
Esto muestra la brecha entre la vieja guardia del Partido Republicano y la nueva derecha cada vez más ascendente y llena de negadores electorales, nacionalistas cristianos y pro supremacía blanca en dicho partido. Por ejemplo, en una encuesta de Político Sd, se encontró que el 61 por ciento de los republicanos cree que Estados Unidos debería declararse una nación cristiana.
Aunque Mitch no es el único, cada vez es menos la cantidad de republicanos que le apuestan a la democracia, principalmente porque Trump no los apoya y sin su bendición nadie dentro del partido puede ser candidato.
Quizá el plan de McConnell y otros es competir para ganarse el voto moderado e independizarse de la ultraderecha pro-Putin, salvando su pellejo al diferenciarse de la extrema derecha que en las próximas elecciones podría ganar la mayoría en la cámara baja.