“Trying to get control

Pressure's taking its toll

Stuck in the middle zone

I just want you alone

My guessing game is strong

Way too real to be wrong

Caught up in your show

Yeah, at least now I know

It wasn't love, it wasn't love

It was a perfect illusion

Mistaken for love, it wasn't love

It was a perfect illusion

Oh, you were a perfect illusion”

LADY GAGA

Tengo un amigo que hace tiempo me dijo que lo mejor que el gobierno de Ucrania podía haber hecho era claudicar ante la invasión rusa. Es decir, que el país debió haber renunciado ante la agresión y su líder escapado de Ucrania. Pensaba eso al ver las atrocidades que se han cometido y temiendo lo que aún podría ocurrir. A nadie nos pasa desapercibido que, independientemente de quién termine ganando, el pueblo ucraniano habrá sido diezmado y sus edificios e infraestructura destruidas.

Ante eso le pregunté si estaba pensando en lo que había sucedido a Numancia, pueblo ibérico que fue sitiado varias veces por las tropas romanas y cuya población terminó suicidándose en masa antes que rendirse al enemigo (población celtíbera situada sobre el Cerro de la Muela, en Garray, provincia de Soria, en Castilla y León, España, a siete kilómetros al norte de la actual ciudad de Soria). No contestó.

Nadie razonablemente juicioso puede darle la razón a Putin y al gobierno ruso. Mas el punto no creo sea ese, sino este otro: al hacer frente a un enemigo muy superior ¿qué es mejor para el país, para la población que está siendo agredida? ¿Ceder ante el invasor, esperando tiempos mejores para deshacerse de él, o enfrentarse así implique morir?

Casi desde un principio el apoyo que Ucrania podía esperar de naciones amigas o neutrales no se dio. De hecho, si se piensa, se perdió Crimea —región de un tamaño mayor a lo que hoy se disputa— bastante antes de la era de Zelensky sin que hubiera el menor clamor, menos aún una acción, europeo o estadounidense de por medio. Ya con Zelensky, el apoyo de otros gobiernos ha sido siempre inferior a lo necesario para inclinar la balanza de forma definitiva en favor de Ucrania. En un principio, quizá el primer año, incluso parecía que los norteamericanos y los rusos estaban manteniendo la guerra solo para que afloraran las capacidades bélicas del enemigo. Y que por lo tanto preferían que la guerra se prolongase. En el segundo y tercer año se fue haciendo evidente que Rusia era menos temible de lo que inicialmente parecía. En muchos casos fue evidente que los ucranianos eran más ingeniosos y persistentes que los estrategas rusos. Sin embargo, después, mismo a pesar de ello, las limitantes al uso de las armas que se le daban a Ucrania (principal, pero no únicamente de Estados Unidos) siguieron —y han seguido— maniatadas.

Las muertes de uno y otro lado señalan que por cada ucraniano muerto, ha habido tres o cuatro rusos. Pero la guerra sigue y la población ucraniana es tres o cuatro veces menor que la rusa y la destrucción en Ucrania ha sido terrible.

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Es en ese contexto que es pertinente la pregunta con la titulo esta columna. Su respuesta para el caso de Numancia vista casi a dos mil años de distancia pareciera indicar que hubiera sido mejor que sobreviviesen los numantinos y no que pasasen a la historia como un pueblo que resistió hasta morir, esto es, del que no queda heredero alguno.

Claro, como dije antes, eso dicho dos mil años después. Adivinar el futuro desde el futuro es relativamente fácil, pero predecirlo desde el momento en que está sucediendo, como con Ucrania hoy, es extremadamente difícil.

Yo sigo apostando por Ucrania, pero espero que quienes pueden ayudarla a defenderse lo hagan plenamente. Ya estamos en el 2025… van tarde.