Se va Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos de América del Norte que se hizo amigo de Andrés Manuel López Obrador. El diplomático sabe lo que permitió, lo que aceptó, y porqué lo hizo. En su lugar, el presidente Donald Trump ha anunciado a Ronald Douglas Johnson. En su mensaje, el presidente electo estadounidense destacó que con la labor de Johnson como embajador en México, su gobierno pondrá fin a la delincuencia migratoria y detendrá el flujo ilegal de fentanilo y otras drogas peligrosas hacia su país. ¿Una declaración de guerra?
Por medio de un post en The Truth Social, Trump informó que el nuevo embajador trabajará en estrecha colaboración con el futuro secretario de Estado, Marco Rubio, actual congresista por el estado de Florida, para promover la seguridad y la prosperidad de su nación a través de fuertes políticas exteriores de ‘América Primero’. Marco Rubio es un severo crítico de la Cuarta Transformación, un enemigo declarado del gobierno de México. ¿Se va un amigo y llega un enemigo?
No es ocioso recordar el desempeño del diplomático estadounidense que por cierto, ya anunció su partida de territorio mexicano.
“Cuando Ken Salazar aceptó el cargo de embajador de Estados Unidos en México en septiembre de 2021, el gobierno liderado por Joe Biden le instruyó construir una relación sólida que beneficiara a ambos países.
En aquellas fechas, el embajador insistió en múltiples ocasiones que su relación con el expresidente buscaba beneficiar a Estados Unidos.
Durante junio de 2022 el embajador visitó 18 veces en dos semanas Palacio Nacional, para acompañar los encuentros que López Obrador con empresarios estadounidenses.
Ambos mandatarios se reunían con regularidad y acordaban decisiones en temas que le interesaban a los dos gobiernos como el comercio y la migración. ‘Lo que necesitamos hacer es atender juntos estos problemas inmensos y sin precedentes. Y no puedes hacerlo si tienes un enemigo’, argumentaba Ken.
Durante febrero de 2024, tras la polémica generada por el reportaje del periódico The New York Times en donde se evidenciaban presuntos sobornos que recibió la campaña presidencial de López Obrador en 2018, el embajador de Estados Unidos en México, negó la existencia de una investigación al expresidente López Obrador por presuntos vínculos con el narcotráfico.
‘Sí, es mi amigo… Es un hombre bueno, sensato… Un político muy responsable, que viene de abajo, de origen mexicano, además simpático… Él es una gente buena y tenemos una extraordinaria relación “, dijo López Obrador en su conferencia matutina.
Meses más tarde, en agosto de 2024, durante las conferencias matutinas del expresidente, este anunció que realizaría una pausa a su relación con el embajador de Estados Unidos tras emitir opiniones contra la reforma judicial propuesta por AMLO, quien argumentó que este tema sólo le correspondía a las mexicanos y los mexicanos. (El Universal 13/11/2024).
Tras esto, por medio de un comunicado, Salazar afirmó que su país respetaba la soberanía mexicana y que apoyaba esta reforma al poder judicial. Además, reiteró su preocupación por la elección directa de jueces, magistrados y ministros.
Posteriormente, con el inicio del sexenio a cargo de Claudia Sheinbaum, el embajador Salazar retomó su relación con el gobierno actual a través de una reunión con el canciller Juan Ramón de la Fuente.
“Recientemente, Ken Salazar criticó la estrategia del antiguo presidente de México de ‘Abrazos no balazos’ pues mencionó que ‘el pueblo de México merece vivir sin miedo’.
Además, señaló que la austeridad republicana que propone Morena no dará resultados, luego de que la presidenta Sheinbaum Pardo presentó en días pasados su plan de seguridad.
El embajador Salazar declaró que es un problema ‘muy grave’ e insistió en que debe haber un buen sistema de justicia que trabaje.
Hablar que no hay problema, echarle la culpa a otros, echarle la culpa a los Estados Unidos como se hace muy obviamente, eso no es lo que se requiere para arreglar la seguridad en México”, explicó Salazar. (El Universal).
Así finalizó la amistad de Salazar con Andrés, con Morena, y con la 4T.
Ahora bien, lo importante ya no es quién se va sino quién viene. Y aquí es donde se parece configurar un conflicto que promete generar una relación ríspida entre los gobiernos de Estados Unidos y México.
“Ronald Douglas Johnson, o simplemente Ron Johnson, es un oficial en retiro del Ejército de Estados Unidos y actualmente se desempeña como diplomático estadounidense.
Originario de Alabama, Estados Unidos, Johnson sirvió en el Ejército de Estados Unidos como oficial durante más de tres décadas hasta que se retiró en 1998 con el grado de coronel.
También ha sido integrante de la Agencia Central de Inteligencia con el Comando de Operaciones Especiales de su país.
Johnson sirvió en el Ejército de Estados Unidos como oficial durante más de tres décadas hasta que se retiró en 1998. Perteneció a la Guardia Nacional del Ejército en la sede de Alabama.
Trump recordó que durante su primer mandato, Ron Johnson se desempeñó como embajador en El Salvador, donde dijo “trabajó incansablemente con las autoridades salvadoreñas y nuestro equipo” para reducir los delitos de violencia y la migración ilegal “a los niveles más bajos de la historia”.
En su mensaje, el presidente electo estadounidense destacó que con la labor de Ronald Johnson como embajador en México, su gobierno pondrá fin “a la delincuencia migratoria, detendremos el flujo ilegal de fentanilo y otras drogas peligrosas hacia nuestro país”.
“Felicitaciones, Ron. Juntos, pondremos fin a la delincuencia migratoria, detendremos el flujo ilegal de fentanilo y otras drogas peligrosas hacia nuestro país y ¡VOLVEREMOS A CONVERTIR A ESTADOS UNIDOS EN UN ESTADO SEGURO!”, expresó Trump en su cuenta de Truth Social. (SDP Noticias).
En opinión del ex embajador de México en los Estados Unidos, Arturo Sarukhán, aunque Johnson no es una figura cercana a Trump, su perfil se ajusta a las prioridades del mandatario, como el combate al crimen organizado y la lucha contra el narcotráfico; además, destaca que su relación con figuras clave del Departamento de Estado, como el senador Marco Rubio y el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, sugiere que el nombramiento responde más a una estrategia de poder en Florida que a una cercanía ideológica con Trump, lo que podría influir en la forma en que se manejen las relaciones con México en el futuro.
El nombramiento de Johnson, afirma Sarukhán, también plantea desafíos diplomáticos, ya que, a diferencia de embajadores anteriores, no contará con la capacidad de contactar directamente al presidente de Estados Unidos, una prerrogativa que sí tuvieron figuras como Antonio Garza o Carlos Salazar; el analista señala también que se espera que, a partir del 20 de enero, Johnson deba obtener el beneplácito de México antes de que su nombramiento sea confirmado, lo que implicaría que asumiría como embajador hacia la primavera o verano de 2025. (Latinus).
En este contexto se puede advertir que Johnson no tendrá la instrucción que Biden dio a Salazar.
De ahí que quede preguntar ¿se va un amigo y llega un enemigo? ¡Al tiempo!
X: @salvadorcosio1