SONORA POWER

En mi estado se respiran vientos de cambio, y es que a un año de la unción de Alfonso Durazo Montaño como gobernador de Sonora, las cosas ya se modificaron.

Para comenzar en el tema número 1 de preocupación de los sonorenses, que es sin duda la inseguridad y la violencia, ya existe una estrategia, hay reducción en la incidencia de asesinatos dolosos y de muchos otros delitos y la percepción que tienen los ciudadanos de la inseguridad, comenzó a bajar.

El tema número 2 en la mente del sonorense, es el asunto de cómo marcha la economía y en este aspecto, también las cosas han tenido un giro de 180 grados.

El mayor reto que tenía Alfonso Durazo al asumir el cargo, el 13 de septiembre del 2021, era imprimir un rumbo diferente y hacer sentir que en efecto la transformación de Sonora es posible y que los ciudadanos de a pie, no las cúpulas empresariales o políticas, pueden percibirlo e incluso palparlo.

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Debe quedar claro que el volumen de problemas que heredó el gobierno de la Cuarta Transformación en Sonora, era tan elevado que incluso a nivel de gobernabilidad la entidad corría fuertes riesgos de ser inestable.

La violencia tenía copado a Cajeme y la situación para sus ciudadanos se había tornado tan compleja que era común y cotidiano observar asesinatos a plena luz del día. El otro factor era la impunidad, las autoridades pasaron en esa época a ser elemento decorativo y los criminales lo sabían.

Hoy en día la realidad de Cajeme —siguiendo con el mismo ejemplo— ha cambiado y se ha convertido en una especie de modelo a seguir para pacificar a los llamados municipios prioritarios. No significa eso que la violencia se haya acabado, los grupos criminales siguen presentes, sin embargo se lograron detenciones a tal nivel que las bandas o fueron desarticuladas o debieron emigrar a otros lugares.

La Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, tiene documentada la detención de al menos 300 objetivos prioritarios, asesinos, algunos de ellos multihomicidas y generadores de violencia, lo que para una comunidad con menos de 500 mil habitantes, es mucho.

La receta es en apariencia sencilla, blindar al municipio, ir tras los criminales, establecer operativos permanentes de vigilancia en las zonas y colonias más conflictivas, establecer una coordinación entre el Ejército y la Guardia Nacional, darle participación a las autoridades municipales y a la Policía Estatal, hacerlo es realmente complejo, pero da resultados.

Puede sonar radical, pero es lo que funcionó y la gente, es decir los ciudadanos de Cajeme prefieren esa situación a la de violencia generalizada.

Hoy el teatro de violencia parece haberse trasladado a Guaymas-Empalme y a San Luis Río Colorado, hay también delitos de alto impacto en lugares de la sierra, sin embargo ateniéndonos al método que probó ser funcional, creo que hay esperanza de que se pacifique Sonora.

La estadística es clara, hay un 12 por ciento de reducción en la incidencia de homicidios a cierre de julio, y por ejemplo los ciudadanos ya hablan de una narrativa distinta, en Hermosillo la percepción de inseguridad bajó del 67% que manifestaban los ciudadanos de sentirse inseguros en las calles de la Ciudad a un 59%.

Es decir las familias están recuperando la sensación de tranquilidad y lo mismo sucede en Nogales y Cajeme, algo se está haciendo bien.

En materia de economía, el gobernador Durazo mantiene la lógica de que es hora de “que les toque a los que nunca les había tocado” y en esa dinámica ha volteado la vista a Guaymas, puerto de altura, que por décadas fue abandonado.

De hecho es Guaymas el eje de la visión del desarrollo nuevo que se tiene previsto para Sonora.

Sonora es un estado que lo tiene todo, desde recursos naturales, hasta territorio, pasando por una economía altamente diversificada y una ubicación geográfica realmente privilegiada.

La pregunta aquí es ¿qué fue lo que le pasó al estado para caer a los últimos niveles de competitividad y desarrollo?

La respuesta es sencilla, los gobiernos emanados del PRI y del PAN no hicieron otra cosa que servirse con la cuchara grande y hacer grandes negocios a conveniencia de sus intereses, sin pensar en las necesidades de la gente de Sonora.

Vamos, incluso para ser corruptos y obtener ganancias el desarrollo de proyectos de infraestructura es el camino y ni eso hicieron.

Sume usted el abandono del centro del país, pues durante varios sexenios, ni Carlos Salinas, ni Ernesto Zedillo, mucho menos Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto voltearon a mi estado.

La historia es totalmente distinta hoy. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha volcado en estos 4 años a Sonora y su nivel de compromiso y atención se ha intensificado en el último año, al grado de que ya en Sonora tenemos al menos 3 de los proyectos prioritarios para el norte de México:

El parque solar en Puerto Peñasco, el corredor carretero Guaymas-Chihuahua y la rehabilitación del Puerto de Guaymas, junto a un corredor fiscal desde ese lugar, hasta la frontera con Arizona, donde se impulsa la modernización de los 6 puertos fronterizos, estrategia que incluye inversiones multimillonarias, nunca antes vistas en la entidad.

Hoy en Sonora hay crecimiento, la economía estatal repuntó un 4% al cierre del primer trimestre de este año y ese dinamismo ya corresponde por entero al empuje que le imprime Durazo, hay más de 20 mil empleos generados y la economía estatal luce fuerte con sectores como el automotriz, el minero y el de manufacturas eléctricas en auge. Sume el efecto del “nearshoring” y pronto se verá un nuevo jalón de los indicadores hacia arriba.

En un año la verdad es que el gobernador Durazo logró imprimir un ritmo y una visión distinta a la entidad. Hoy los indicadores hablan de un Sonora fortalecido y competitivo y la verdad es que esto apenas comienza, los astros se han alineado y todo hace pensar que a mi estado se le viene una etapa de crecimiento y consolidación.

Demian Duarte en Twitter: @Demiandu #SonoraPower