Voy a citar un artículo del 3 de enero de 2008 del New York Times. Lo redactó Esteban Holden con el títuloThe Great Debaters: Espíritus intrépidos impulsados por el poder de las palabras’.

Lo curioso es que meses antes, en el mismo diario, el mismo artículo había sido publicado con un título distinto: ‘The Great Debaters. Liderando la carga para inspirar a los desvalidos’.

Rarezas de la que se supone es la mejor prensa del mundo. Lo que sea, The Great Debaters es una ‘historia real fuertemente ficticia’, o eso entendí que dijo el periodista Holden. Veamos la reseña que hizo con dos encabezados diferentes:

  • ‘Su inquebrantable humanidad, su alfabetización, su creencia apasionada en la educación, su fe en que la historia enseña lecciones invaluables y sus actuaciones fuertes y con base emocional: hay suficientes motivos para admirar The Great Debaters.
  • Dado lo anterior, el autor del escrito se siente impulsado a perdonar las deficiencias de la película, la segunda dirigida por Denzel Washington.
  • Se trata de entretenimiento motivacional, pero que ‘a diferencia de muchas películas de su tipo, no insulta la inteligencia’.
  • ‘La verdadera historia del improbable ascenso del equipo de debate en Wiley College, una pequeña institución totalmente negra en Marshall, Texas, en 1935, sigue la plantilla de innumerables películas deportivas. La perseverancia y el trabajo en equipo conducen a la gloria’.
  • La película se basa en el poeta, activista social y educador Melvin B. Tolson, quien preparó al equipo del Wiley College para el debate.
  • Sobre Tolson había rumores de que era comunista. Pecado mortal en ciertos contextos.
  • Quienes realizaron The Great Debaters estaban conscientes de que el debate es una actividad sinónimo de nerd, —nerdo o nerda en el español de México, Cuba, Colombia y Puerto Rico, según la Real Academia Española—. Nerd, nerdo o nerda, ni hablar, es una manera despectiva de referirse a quienes estudian bastante en las escuelas.
  • Por lo tanto, para hacer atractiva tal actividad nerda, el filme, dice el articulista del New York Times, ‘necesita una inyección de adrenalina para que una audiencia masiva lo considere sexy —o sexi, según la RAE—’.
  • Por esa razón, el cineasta presenta con personalidad pugilística al poeta que prepara a los y las jóvenes negros y negras para el debate: como alguien que ‘ladra con la ferocidad de un instructor de deporte del Cuerpo de Marines’.
  • Al poeta Tolson les hacen decir que ‘el debate es un deporte que exige sangre’.

Intermedio: Supongo que sus estrategas eso gritaron ayer y antier a Claudia Sheinbaum y a Xóchitl Gálvez mientras las preparaban para el debate de esta noche: “¡Los y las votantes quieren ver sangre!”. Y no dudo que tal sea el deseo del público que ha llenado las dos tribunas electorales, la de izquierda y la derecha. En efecto, como en el box… o la lucha libre. Tristemente siempre existe en nuestro país el riesgo de que todo termine en un episodio más del ridículo arte del pancracio a la mexicana.

  • Sigue la reseña del periodista Esteban Holden sobre la película: la severidad del preparador para los debates no disminuye ni siquiera cuando su equipo, integrado solo por estudiantes negros y negras, empieza a tener éxito.
  • ‘Los cuatro compañeros de equipo elegidos por Tolson son Henry Lowe (Nate Parker), un joven guapo y limpio con una racha de chicos malos al acecho; Hamilton Burgess (Jermaine Williams), un castor obediente y entusiasta cuya familia lo presiona para abandonar cuando la organización política radical de Tolson salga a la luz; Samantha Booke (Jurnee Smollett), una aspirante a abogada y protofeminista de bordes suaves; y James Farmer Jr. (Denzel Whitaker), el hijo de un predicador cuyo padre (Forest Whitaker) lo mantiene con una correa apretada’.
  • Como se trata de Hollywood debe haber algún tipo de romance. Pero no es relevante, desde luego: lo verdaderamente importante es ganar los debates. Hasta el amor se queda en una posición secundaria cuando se trata de romperle la madre a los equipos rivales.
  • El grupo de estudiantes negros y negras compite con una universidad blanca en Oklahoma. Es un poco el chiste: escuelas negras contra escuelas blancas. En México este domingo debatirán el proyecto liberal y el proyecto conservador.
  • Los discursos del equipo de debate los prepara el poeta Tolson, así que son eruditos. Esperemos que quienes apoyaron a Xóchitl Gálvez le hayan enseñado a pronunciar algo más que albures. Claudia Sheinbaum, mucho más educada, no habrá necesitado de ayuda para desarrollar argumentos sólidos y cultos. Es la razón por la que, así lo considero, la izquierdista le dará una tunda a la derechista.
  • En la década de los treinta el principal debate se dio verdaderamente en la Universidad del Sur de California, pero como esta no es suficientemente sexi, en la película el gran enfrentamiento se da entre el Wiley College y Harvard.

Apunte final:

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¿Quién ganó el debate entre el Wiley College y Harvard? No lo sé, no he visto la película, que según el periodista del New York Times, a pesar de sus estratagemas de simplificación y manipulación, ‘irradia nobleza de espíritu’. Quizá dedique la tarde a verla.

Entiendo que The Great Debaters se puede encontrar en Netflix o en otras plataformas. Lo informo para que la vean y tranquilicen la ansiedad Xóchitl y Claudia. Al final de este escrito pongo el tráiler.

Como Máynez no es importante —y como lo mejor para todos y todas sería que hiciera lo que acostumbra en las comidas, emborracharse hoy al mediodía, y así no llegar al debate—, a él no le recomiendo The Great Debaters, sino algo más adecuado para sus insensatas aspiraciones, Santo contra las mujeres vampiro.

Y no es que sean vampiras las candidatas que sí tienen relevancia, pero para él como si lo fueran porque ellas lo superan tan, pero tan fácilmente en todo.

La verdad de las cosas es que tenía más nivel que don Máynez inclusive otro superhéroe cuchufleta de Movimiento Ciudadano, Samuel García, el esposo de Mariana Rodríguez, superheroína más seria, pero que según encuestas confiables perderá en Monterrey frente a Adrián de la Garza…, Un momento, ya me fui a una elección distinta y de muchísimo menos nivel que hoy en la noche, en el debate presidencial, no será mencionada, o no debería ser mencionada —igual Máynez utiliza su tiempo para promover a su amiga regja: todo es posible—.