En el marco de los festejos de la Independencia, lo que los mexicanos vimos de Andrés Manuel López Obrador fue lo que podríamos llamar “un grito desesperado”. El presidente incurrió en toda serie de contradicciones en su enorme afán de ser el centro de atención. Su soberbia lo hizo acudir a lugares comunes; mismos a los que suele acudir en sus conferencias Mañaneras, pero que en el medio de una arenga en la que deben destacar los héroes de la independencia, el orgullo nacional, y los tradicionales “vivas”, él irrumpió desafiando lo establecido para interponer los “muera”; colocando el toque de odio que en nada abona a los festejos patrios, a La Paz y la armonía que debiese predominar en nuestro país.
AMLO incurrió en la primera incongruencia del grito al mencionar en su arenga, después de los nombres de los héroes de la independencia, un “viva la libertad”, “viva la justicia”, “viva la igualdad”, “viva la democracia”, siendo que entre sus flamantes invitados especiales se encontraba por ejemplo el ex presidente boliviano, Evo Morales, quien hace algunos años tuvo que salir huyendo de su país -apoyado por México- acusado de delitos como genocidio, terrorismo, sedición, estupro, atentados contra la salud de la población, ecocidio y fraude electoral. Ahí también se encontraba Aleida Guevara, hija de Ernesto ‘Che’ Guevara, uno de los revolucionarios más famosos de la historia; destructor del capitalismo en Cuba y fundador del comunismo en la isla, a quien se le conoció como “La máquina de matar”.
“Viva la honestidad”; continuó gritando Andrés Manuel en su arenga, siendo con seguridad el hombre que más ha mentido de frente a los mexicanos; quien de acuerdo con datos recientes del Centro de Análisis Spin;
“en los tres primeros años de gobierno, conforme a las revisiones, el Presidente dijo 67 mil mentiras, y en lo que va de toda su administración ha expresado 86 mil respuestas que resultan falsas, engañosas o difícil de comprobar”.
Centro de Análisis Spin
“Viva nuestra soberanía”; gritó también el mandatario tabasqueño, quien según palabras del ex presidente Donald Trump, nunca vio a nadie “doblarse” tan fácilmente; y el mismo que tuvo que recular y hacer ‘guardar el sueño de los justos’ el discurso sobre el T- MEC que había prometido pronunciar durante los festejos de la independencia, después de haber recibido la visita de Antony Blinken, secretario de Estado del vecino país del Norte.
“Viva la fraternidad universal”; siguió, para un día después, durante su discurso, arremeter con descalificaciones el trabajo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la que dijo “permanece inactiva y como borrada, presa de un formalismo y una ineficacia política que la deja en un papel meramente ornamental” ante la guerra entre Rusia y Ucrania. Ya antes, había dirigido una beligerante carta llena de insultos a integrantes del Parlamento Europeo a quienes llamó “borregos”, por reclamar protección para periodistas mexicanos.
Rayando en el descaro, emitió un “viva el amor al prójimo”; siendo él un artista del insulto, del desprecio, de la descalificación. Aquí algunos de los que se le han podido escuchar:
Achichincle, alcahuete, aprendiz de carterista, arrogante, blanquito, calumniador, camajanes, canallín, chachalaca, cínico, conservador, corrupto, corruptazo, deshonesto, desvergonzado, espurio, farsante, fichita, fifí, fracaso, fresa, gacetillero vendido, hablantín, hampones, hipócritas, huachicolero, ingratos, intolerante, ladrón, lambiscones, machuchón, mafiosillo, maiceado, majadero, malandrín, malandro, maleante, malhechor, mañoso, mapachada de angora, matraquero, megacorrupto, mentirosillo, minoría rapaz, mirona profesional, monarca de moronga azul, mugre, ñoño, obnubilado, oportunista, paleros, pandilla de rufianes, parte del bandidaje, payaso de las cachetadas, pelele, pequeño faraón acomplejado, perverso, pillo, piltrafa moral, pirrurris, politiquero demagogo, ponzoñoso, ratero, reaccionario de abolengo, represor, reverendo ladrón, riquín, risa postiza, salinista, señoritingo, sepulcro blanqueado, simulador, siniestro, tapadera, tecnócratas neoporfiristas, ternurita, títere, traficante de influencias, traidorzuelo, vulgar, zopilote.
Y por primera vez en el zócalo capitalino, en un grito de independencia, se escucharon los “mueras”; “muera la corrupción”, expresó quien encabeza el Gobierno menos transparente de los últimos tiempos. Y en ese momento seguramente muchos, por no decir todos, nos acordamos de los sobres amarillos y las pacas de dinero recibidas por sus hermanos Pío y Martin, de la Casa Gris de su hijo José Ramón, de los contratos de su prima Felipa, de las casas de Bartlett y las empresas de su hijo, de la inexplicable riqueza del Fiscal Gertz, del diezmo que quitaba Delfina a empleados de Texcoco, de los desfalcos de Ana Guevara, de los contratos de Carlos Lomelí y de familiares de Zoé Robledo, y el cierre vital de farmacéuticas que derivó en el desabasto de medicamentos; de las herencias y regalos de Irma Eréndira, del compadre de Rocío Nahle, de la Línea 12 del Metro, de Mario Delgado, de Sheinbaum y las becas de su hija, de los préstamos a Epigmenio, de las corruptelas de Layda, de los contratistas de la SEDENA en Dos Bocas, el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles y de SEGALMEX, donde el desfalco ya es mayor que el Fobaproa y la Estafa Maestra.
“Muera el clasismo”, y “muera la discriminación”, añadió a su arenga el presidente que decidió vivir en un palacio, el que solapa que sus hijos vistan tenis de más de 150 mil pesos, que vivan en residencias de millones de dólares en el extranjero, que viajen por el mundo como hijos de millonarios; y el que más ha polarizado a la sociedad mexicana; quien dividió al país en fifís y no fifís, quien más ha atacado a la clase media; y quien todas las mañanas es el principal generador e impulsor de odio en este país.
La fiesta patria con tinte socialista continuó en el zócalo capitalino, a donde, se podría decir, solo faltaron Nicolás Maduro y Daniel Ortega, dictadores de Venezuela y Nicaragua, pues no hay que olvidar que el año pasado AMLO ya se había hecho acompañar por el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel.
Mientras tanto, a solo seis kilómetros de distancia, un grupo de mujeres emitía mediante una lona de 80 kilos, 100 metros de largo y cuatro de ancho que colgaba de la Estela de Luz, un verdadero grito, el más poderoso, el más demoledor, el que viene de las madres que buscan y no encuentran a sus hijos.
“16 años de impunidad; No al golpe militar”, era el mensaje en la lona que reprochaba la militarización de López Obrador, y que fue retirada este viernes por funcionarios de la Ciudad de México.
En el México de las contradicciones; el grito hueco se celebra y el de dolor se manda acallar.
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