Ante el ruido, retórica, acusaciones y mentiras que se han generado en las campañas por la presidencia de Estados Unidos, es recomendable que el nuevo gobierno de México actúe con cautela. El dicho “conócete a ti mismo” resume una sabiduría profunda que es igualmente aplicable al ámbito de la política exterior.
La frase “conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses” estuvo inscrita en la entrada del santuario de Delfos, en la Grecia antigua, y fue difundida por Sócrates. Se atribuía tradicionalmente a los Siete Sabios de Grecia.
La autocomprensión es la piedra angular de cualquier política exterior. La efectividad de una nación para relacionarse con otro país depende de una comprensión integral de su propia identidad, valores, historia, cultura, intereses y capacidades.
Al profundizar en su propio pasado y presente, una nación puede identificar sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Esta introspección permite a los formuladores de políticas articular objetivos nacionales de manera coherente y desarrollar estrategias que se alineen con los principios fundamentales de la nación. Esto es esencial para galvanizar el apoyo público y mantener la cohesión.
Una vez que una nación ha alcanzado un nivel razonable de autocomprensión, puede dirigir la atención a su vecino. Comprender el panorama político, económico y cultural del país vecino es crucial para fomentar la cooperación y prevenir conflictos.
Antes de disparar declaraciones o reclamos, es necesaria una inmersión profunda en la historia, estructuras sociales, estilos de liderazgo y objetivos de política exterior del vecino. Al obtener información sobre sus aspiraciones y preocupaciones, se pueden anticipar áreas potenciales de fricción e identificar oportunidades de colaboración. Así es más probable que se genere confianza, gestionen las tensiones, eviten malentendidos y establezcan asociaciones duraderas.
En el intrincado mundo de las relaciones bilaterales, el dicho “primero conócete a ti mismo, luego conoce a tu vecino” es un buen consejo:
- Claridad del interés nacional: conocerse a uno mismo ayuda a definir y priorizar los intereses de la nación. Una comprensión clara de lo que representa una nación y lo que pretende lograr en el escenario global es esencial para formular una política exterior estratégica.
- Credibilidad y coherencia: un gobierno que alinea su política exterior con sus realidades y valores internos mantiene credibilidad y coherencia. Esto fomenta la confianza y la previsibilidad en las relaciones internacionales, ya que otras naciones pueden anticipar y respetar la postura de un país sobre diversos temas.
- Cohesión interna: el autoconocimiento garantiza que las decisiones de política exterior se identifiquen con los ciudadanos. Cuando la política exterior de una nación refleja sus valores e intereses internos, disfruta de un mayor apoyo público, lo que mejora la cohesión y estabilidad del país.
Una vez que una nación tiene una comprensión sólida de su propia identidad y objetivos, puede comprometerse más efectivamente a comprender a su vecino para construir una relación bilateral constructiva. El proceso implica:
- Empatía y respeto: comprender el contexto histórico, cultural y sociopolítico del vecino fomenta la empatía y el respeto. Este enfoque empático reduce los malentendidos y los conflictos, allanando el camino para relaciones más armoniosas.
- Alianzas estratégicas: al reconocer los intereses, fortalezas y debilidades del país vecino, una nación puede identificar oportunidades para alianzas estratégicas y cooperación. Este conocimiento ayuda a formar asociaciones mutuamente beneficiosas y sostenibles.
- Resolución de conflictos: una comprensión profunda del vecino permite una resolución de conflictos más efectiva. Al apreciar las causas subyacentes de las disputas y las perspectivas de la otra nación, un gobierno puede participar en negociaciones y esfuerzos de mediación más significativos.
Henry Kissinger decía que “la primera tarea de un estadista es establecer los límites de los objetivos de su país. La segunda es comprender los objetivos de las otras naciones”.
¿Cuáles serían los siguientes pasos recomendables?
- Todo comienza con una evaluación honesta y exhaustiva de la dinámica interna de la nación. Esto incluye reconocer y abordar las realidades políticas, económicas, sociales y culturales internas. Un gobierno que comprende su estructura política, fallas, sentimiento público, condiciones económicas y valores culturales puede desarrollar políticas que reflejen la verdadera naturaleza de su sociedad.
- Una nación debe reconocer su trayectoria histórica, incluidos sus logros, fracasos y lecciones aprendidas. Esta perspectiva histórica informa las políticas actuales y ayuda a evitar que se repitan errores del pasado. También da forma a la identidad nacional, influyendo en cómo un país se percibe a sí mismo y cómo quiere ser percibido por los demás.
- La empatía es esencial para comprender a otros gobiernos; implica reconocer y respetar las perspectivas, motivaciones y limitaciones de otras naciones. Un gobierno que comprende sus propias experiencias y desafíos puede empatizar más fácilmente con las situaciones de otros países. Este enfoque facilita un diálogo más significativo y respetuoso, reduciendo la probabilidad de conflictos y malentendidos.
- La claridad estratégica es vital. Cuando un gobierno tiene una comprensión clara de sus intereses y objetivos nacionales, puede desarrollar una política exterior más enfocada y efectiva. Esta claridad permite identificar intereses comunes y áreas potenciales de cooperación con otras naciones. También ayuda a reconocer y gestionar los conflictos de intereses de manera constructiva.
- La diplomacia eficaz adapta las interacciones a los contextos específicos de otras naciones, teniendo en cuenta su historia, cultura y realidades políticas únicas. Este enfoque requiere alejarse de estereotipos y estrategias preconcebidas que inhiben la innovación. Es mejor adoptar un método de participación más flexible e informado.
- Un gobierno que comprende sus propias fortalezas y debilidades económicas puede negociar mejores acuerdos comerciales que sean mutuamente beneficiosos. Un gobierno consciente de sus valores culturales y experiencias históricas puede participar en una diplomacia cultural que resuene con otras naciones, fomentando la buena voluntad y el respeto mutuo.
- La diplomacia eficaz reconoce las limitaciones del poder y la importancia del multilateralismo. Al comprender su propia posición dentro del orden global, un gobierno puede construir alianzas y participar en instituciones internacionales de manera más efectiva. Este enfoque colaborativo mejora la capacidad para abordar desafíos bilaterales.
Ante el nuevo gobierno de Estados Unidos, no se puede aspirar a implementar una “gran estrategia”. Tampoco se puede llegar a enero del 2025 “sin estrategia”. En el nuevo entorno internacional, y dada la negatividad de la campaña presidencial, es probable que el nuevo gobierno de México logre más con una visión modesta, pero más eficaz, para orientar la política bilateral.
¿Defender nuestra soberanía? Sí. Pero no basta con la retórica. Se requiere definir un principio que oriente la acción, que describa el entorno existente y que ayude a generar una visión transformadora.
Lo primero es mostrar la capacidad de gobernar eficazmente dentro de nuestras propias fronteras. No se puede amenazar el bienestar y la seguridad de nuestra propia población. México tendrá que maximizar sus dos intereses: el económico y el de seguridad. Luego podrá negociar para llegar a acuerdos mutuamente beneficiosos.
Poco será racional en la relación bilateral. Tendremos que enfrentar una combinación de poder y creencias. Ya lo escuchamos en los discursos de la convención del Partido Republicano.
¿Qué más se necesita entonces?
- Describir la relación bilateral actual, definir cómo nos gustaría que fuera, y poner en marcha políticas que puedan hacer ese cambio.
- Crear una estructura organizacional dentro del gobierno que tenga la capacidad de implementar eficazmente las políticas prioritarias.
- Asegurar los recursos necesarios para planear, ejecutar y financiar estas políticas.
- Construir el consenso político interno.
- Negociar el apoyo de otros actores del sistema internacional.
- Mantener la flexibilidad para definir e implementar políticas en el caso de que se presenten desafíos imprevistos.
- Evitar siempre la ansiedad y la retórica vacía.
Nunca se van a generar consensos totales. No hay que temer a la incertidumbre. Pero no hay que caer en el terreno de las ocurrencias. La defensa de la soberanía debe ser responsable. Si un estado garantiza el orden, la justicia y controla la violencia dentro de su territorio puede llegar a un acuerdo beneficioso con su vecino.
Una política bilateral exitosa requiere que ambas naciones sean bien gobernadas, eficazmente; que funcionen razonablemente bien; que promuevan el crecimiento económico y la creación de empleos; que garanticen buenos servicios a sus propios ciudadanos.
Desde cualquier punto de vista, Estados Unidos es hoy más poderoso que cualquier país. Sigue comprometido con una visión de defensa de la libertad individual, la democracia y la economía basada en el mercado. Pero también está dispuesto a utilizar la fuerza militar para asegurar sus objetivos tanto materiales como ideológicos.
Javier Treviño en X: @javier_trevino