Trataré de ser lo más ilustrativa posible, porque me parece oportuno comenzar a disipar el sucio ruido generado en relación a la reforma al poder judicial.

Vayamos con un primer paralelismo en materia y es que pocos y nadie se oponen a reformar al poder legislativo para eliminar las plurinominales, por ejemplo. Porque la gente entiende que la figura de los “pluris”, sobre todo los famosísimos “de siempre” como Beltrones o Alito, en su mayoría no responden a los intereses del pueblo sino a los de su partido y los de unos cuantos. Pues bien, el pueblo también entiende que el poder judicial, ministros, magistrados, jueces, etc., se hallan al servicio de intereses ajenos a los de la gente y que, en consecuencia, hay que “meterle mano” a su funcionamiento.

Un gobierno demócrata que se jacte de serlo, necesita obedecer el mandato popular. La inmensa mayoría del electorado votó por la agenda de gobierno de la 4T y ello implica profundas reformas, entre ellas, la del poder judicial. En el México real, la gente votó por un poder judicial que responda a un vínculo más cercano con el pueblo, contrario a lo que hoy sucede.

Respecto de la probable elección de ministros mediante el voto directo, he de decir que la elección popular no es un mal método, siempre y cuando como condición contenga una etapa meritocrática previa en la revisión de perfiles a postular. Primero, que cualquiera que vaya a las urnas tenga credenciales técnicas. Ahí, el filtro sería clave. Después, que el pueblo elija.

En ese sentido, nadie puede decir que el pueblo es ignorante y que de ninguna manera puede elegir a los mejores jueces. Con este razonamiento, se llegaría a la conclusión que también los otros cargos se elijan por concurso o designación.

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Quienes se oponen y emiten cuestionamientos son aquellos que tienen intereses particulares y no les conviene que esto se haga de manera democrática y transparente.

Me parece entonces, imprescindible elevar el nivel de debate. Pasar de la politiquería, el absurdo y la desinformación de la más rancia oposición en torno al tema, a comenzar a hacer planteamientos sustentados en el derecho y el espíritu de la normativa republicana que rige al Estado mexicano.

Por ejemplo, un asunto que debería estar en la mesa son las escasas sanciones y mínimo número de destituciones de jueces que han obrado contra la función que ejercen. Habría que revisar el sistema de vigilancia y disciplina del Poder Judicial de la Federación, a cargo actualmente de un consejo de la judicatura presidido por la misma persona que encabeza la SCJN.

Los foros que inician el día de hoy en el Congreso deberán hacer eco en la gente. Los temas a revisar son de interés público y el principal propósito creo que estriba en el “como sí” sacar adelante la reforma, enriquecer las propuestas e informar a la ciudadanía.

En definitiva, el poder judicial debería ser el de la justicia, pero para los más desfavorecidos y no al revés.

X: @vanessafelixmx