“La sentencia dicta: no se atienda quien diga ‘la voz del pueblo es la voz de Dios’, ya que el desenfreno de la multitud es siempre cercano a la locura”.

ALCUINO DE YORK (DIRIGIÉNDOSE A CARLOMAGNO)

“Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos.”

SIMÓN BOLIVAR

Arturo Zaldívar merece nuestro absoluto desprecio. El expresidente de la SCJN es un auténtico vendepatrias. Era difícil igualar a López Obrador en vileza, en incongruencia, en sed de venganza. Este personaje lo logró; de hecho, lo superó.

Zaldívar se ha traicionado a sí mismo y a México. Sabe que la reforma judicial es veneno; que afectará no solo al Poder Judicial, sino una infinidad de vitales cuestiones del día a día de los mexicanos.

Al ministro en retiro no le interesa la procuración de justicia, mismo tampoco las leyes. Contrató a un tiktokero para que le ayude a tener impacto social entre la juventud mexicana, ¿pero ser congruente con su propia formación en derecho?, eso no.

A Zaldívar le corroe el odio y la envidia y eso dicta su actuar; no será recordado como un buen expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

¿Convicciones? Ninguna. Con él aplica la máxima del cómico Groucho Marx “si no le gustan mis principios, tengo otros”. Porque ha olvidado lo que defendió en diversas ocasiones y hasta hace poco, y cómo se opuso a la elección vía voto popular de jueces, magistrados y ministros.

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El posicionamiento y alocución de Zaldívar dentro y fuera de los foros para la reforma judicial merece un profundo análisis. Se ha convertido en el representante por excelencia de todo lo que está mal, podrido y corrupto en el país. Merca con la justicia cuando esta debe ser ciega.

Se ha prestado a los vaivenes de las necedades de Palacio y a ser el ariete para destruir al sistema judicial. Se perdió el jurista; el orador es ahora una caja de resonancia vacua y a la vez nociva.

Si a Claudia Sheinbaum le queda algo de lealtad a México, debe hacer al abogado a un lado. De no optar por ello de inmediato, la historia la juzgará muy duramente.

Giro de la Perinola

Hay de traidores a traidores. Aquí otro, aunque no del nivel del expresidente de la SCJN: el flamante neomorenista, antes priista y exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, presume en redes sociales que cumple “con la tarea que nos encomendó la presidenta electa Claudia Sheinbaum de informar sobre la Reforma al Poder Judicial; compartí y presenté ante la Coparmex, el tema del segundo piso de la Transformación”. Varias traiciones: de él mismo por abandonar al PRI y entregar la entidad con el fin de asegurar un “hueso”; de quienes en Morena optaron por incrustarlo en la 4t; de los obradoristas que antes abucheaban a Murat y ahora deben hacer contorsiones para soportarlo. En Regeneración Nacional ni siquiera son capaces de ser leales a ellos mismos…