Por Alaska es que se le conoce, una joven influencer uruguaya que bien puede ser el perfecto botón de muestra de lo que son las redes sociales y el Internet como el complemento ideal a los medios de comunicación ‘convencionales’, es decir prensa, radio y televisión. Gimena Sauchenco es el nombre de la niña uruguaya que soñó algún día con ser youtuber y no solo logró eso, sino que terminó acaparando las redes sociales más populares y también por brincar a los grandes medios de comunicación de su país, el Uruguay, ya que el diario charrúa El Observador la fichó para ser su corresponsal, siguiendo a la selección nacional de futbol de su país, en la justa continental celebrada, recientemente, en los Estados Unidos.

Se dio a conocer en el Mundial de Qatar en 2022, viralizando sus videos con un sello de espontaneidad y frescura sin par. Estudiante de la carrera universitaria de ciencias de la comunicación luego de la Copa del mundo se perdió un poco, dejó de hacer contenido, ella que su tema es el futbol pero que, ojo, es capaz de opinar de cualquier otro tópico con conocimiento de causa y una mezcla de madurez y fluidez que la mayoría de comunicadores consolidados, no solo del Uruguay sino de cualquier parte del mundo, quisieran mostrar.

Por supuesto, que en nuestro subconsciente machista, todavía, no ha sido inmune a demostraciones hostiles de parte de gente de nivel intelectual de medianito para abajo, no pocas veces ‘valientemente’ escudados en el anonimato, pero que ella no ha sabido sino convertir en combustible para seguir creciendo, tanto en su profesión como en ser un mejor ser humano.

Brillante como el sol de la bandera de su país, la República Oriental del Uruguay, en México bien que se haría en voltear a verla, tanto como aficionados como los que alguna vocecita tenemos en el mundillo futbolístico, ya que hace falta muchos más como Alaska y a su vez menos ‘CARAMELOS’, Chapulines colorados, compayitos, wiriwiris, Facundos, chanfles y toda esa estirpe de líderes de opinión en el futbol, que han llevado al aficionado mexicano a ser uno que paga mucho y sabe muy poco. Uno que se hace famoso por aberraciones como apagar la llama eterna de parís (Francia 98), frenar por primera vez en la historia el metro de Seúl (Korea/Japón 2002) o incluso detener un crucero a costa de la vida misma (Brasil 2014). Ojalá, tanto los grandes medios tradicionales como los influencers dedicados al futbol abonen a esa causa en México, que ya estamos por ser anfitriones de un tercer mundial, sin haber siquiera estado cerca de ganar uno solo, y francamente asistiendo a esos torneos a hacer toda clase de desfiguros y ridículos coomo afición, indignos para un gran país como lo es, sin duda alguna, México.