Es tiempo de mujeres y qué bueno que así sea. Si no ocurre algo extraordinario, Luisa María Alcalde será, a partir de octubre cuando Mario Delgado asuma el cargo de secretario de Educación, la nueva presidenta nacional del partido gobernante. Una morena, para Morena.

La victoria tiene muchos padres y, en este caso, madres. Nada une tanto como el triunfo, y cuando es tan contundente como lo fue el 2 de junio, une más. Nadie se aleja del bloque triunfador donde se construye una nueva hegemonía.

Rumbo al relevo en la Presidencia de la República, la alineación de arranque está perfectamente definida. Hay un mando único en el Estado y en el gobierno de la República. Los titulares de las secretarías están designados, avanzan en la transición, en la integración de equipos y en la preparación del paquete económico. Marcelo Ebrard, rebelde en la elección interna, aceptó ser el nuevo secretario de Economía y pieza clave en la próxima renegociación del T-MEC.

Aunque no hay designaciones formales, la opinión pública da por hecho que Ricardo Monreal será el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados y Adán Augusto López Hernández en el Senado. Sobre sus hombros recaerá la primera misión de la nueva legislatura que inicia en septiembre: la elección popular de jueces, ministros y magistrados del poder judicial y la aprobación del presupuesto del primer año del nuevo gobierno.

En el frente del partido, el horizonte se aclaró después de las declaraciones de la presidenta electa y de la decisión de Citlalli Hernández de no buscar la presidencia de Morena. Los astros se alinearon para que Luisa María Alcalde, uno de los cuadros de mayor confianza del presidente en funciones y de la presidenta electa, fundadora del Movimiento de Regeneración Nacional y de corazón morenista, conduzca al partido mayoritario.

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Mario Delgado tuvo una gestión muy exitosa al frente de Morena. ¿Cuáles serían los retos y tareas de la nueva presidenta partidista?

Primero, seguir ganando los procesos locales, particularmente las elecciones intermedias de 2027. Segundo, preservar la unidad del partido, mantenerlo movilizado y cercano a la gente. Tercero, asegurar una interlocución efectiva con los gobernadores y legisladores federales y estatales.

Lo más importante, Luisa María Alcalde deberá evitar que el priismo, reducido a fuerza testimonial en las pasadas elecciones, contamine a Morena, al Movimiento de Regeneración Nacional, y se reproduzca en sus prácticas y actitudes en el interior de su partido.

En aras de lograr el Plan C, se produjo una migración de personajes y grupos que apenas unos meses, que digo meses, días eran férreos opositores al proyecto de la Cuarta Transformación. Fue correcto abrir el partido, estaba claro que lo importante era sumar, pero creo que, como dice el clásico, se exageró.

Difícilmente podría encontrarse un perfil con una imagen y una historia más adecuada para dirigir a Morena en esta nueva etapa. Si este escenario se materializa en octubre, sabremos si esta aún joven política tiene el carácter, el temple y la experiencia para desempeñar un puesto estratégico en el nuevo bloque hegemónico. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.

PD. ¿De verdad, de verdad, qué pensará López Obrador de las loas y alabanzas como las de Layda Sansores? Sin palabras.

Onel Ortíz Fragoso en X: @onelortiz