La administración del gobierno en turno se ha ocupado poco en comunicar sus logros y mucho en comunicar y hacer más grande la narrativa que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia: la de buenos contra malos.
Es normal que ha pesar de llevar 4 años como titular del Ejecutivo federal, el presidente haga de sus “conferencias” mañaneras un canal para posicionarse de manera personal frente a medios de comunicación, líderes de opinión y miembros de la oposición, confrontándolos -evidenciando sus filias y fobias- , y encendiendo debates que trascienden el salón de palacio nacional para llegar a los tabloides, medios de comunicación y a la comentocracia digital de las redes sociales.
¿Esto es un logro para el presidente o un fracaso para la oposición?
El discurso del presidente ha sido tan exitoso que toda la 4T se ha colgado de él para competir en las contiendas electorales, para validarse como parte del Movimiento o para legitimarse después de haber conseguido la santa unción política que da pertenecer a Morena. Pocos espacios de discusión o divulgación en los que participan quienes militan con AMLO han quedado exentos de las frases o palabras como ‘fifí’, ‘primero los pobres’, ‘persona de bien’, que además de permear en el discurso político han permeado en las conversaciones del ideario colectivo. Un mensaje exitoso sin lugar a dudas.
Por otro lado, la oposición falta de ideas, de perfiles y completamente infértil en creatividad ha replicado fórmulas poco exitosas en el pasado que prometen ser una piedra más de tropiezo en su camino ya complicado con miras al 24 y con miras a fortalecerse como proyecto de nación que sea competitivo contra Morena en el futuro.
Tal ha sido el fracaso en la capacidad de atracción de reflectores de los partidos de oposición que ninguno ha logrado posicionar a un solo líder en albores de que la coalición Va x México continúe o a algunos que representen ideas o proyectos por partido. Es más, el fracaso ha llegado al ridículo de tener que reaccionar ante la iniciativa del presidente de nombrar y al mismo tiempo demeritar, a quienes habrían de ser las corcholatas que enfrentarán a Morena en el 24. Parece chiste pero es anécdota.
Siendo el papel de la oposición el de cuestionar al gobierno, proponer alternativas o mejoras a los planes de gobierno e inclusive el de ser una opción de cambio para el futuro; y viendo los resultados y el estatus en el que el país se encuentra, es poco creíble pensar que no lo estén logrando, tampoco está tan difícil.
Sin embargo y cómo poco han sabido hacerlo, all is about the narrativa. En tanto no logren hallar un hilo conductor que cohesione las ideas que deben de plantear, en tanto no deje de haber esfuerzos personales completamente unilaterales, en tanto no haya coordinación entre voceros y coordinadores, y en tanto sigan viendo a la comunicación política como una necesidad de menor relevancia, seguiremos viendo y debatiendo si el candidato y próximo presidente va a ser Marcelo, Claudia o Adán.
PD: Ni El Rey del Cash con su violenta campaña publicitaria logró hacer mella en la piel gruesa que querían desgastar. Suerte para la próxima.