Se alertó de lo que llegaría a pasar en un proceso muy anticipado de la sucesión presidencial. Son muchos riesgos los que corre Morena dadas las condiciones tempraneras a fin de tener acceso a los reflectores una vez que el presidente lanzó el mensaje de Palacio Nacional.

Con ello, los presidenciables se vieron forzados a promover su imagen, al menos al manifestar su intención. Hasta allí es válida la aspiración legítima de quienes han levantado la mano sin violar la ley. Por esa razón, señalamos la importancia de abrir el compás y mostrar, desde Palacio Nacional, la igualdad de condiciones para cada uno de los posibles competidores.

Ahora, para lograr que la balanza no se incline demasiado hacia un perfil, no sólo el presidente debe mostrar igualdad de condiciones, incluso en el trato desde Palacio Nacional, sino también el partido. Morena tiene que mostrarse congruente y sobre todo abierto por lo crucial que será el tema de la designación del candidato que abanderará al lopezobradorismo en 2024.

Pero más allá de eso, ¿qué garantías ofrecerá Morena en las reglas de participación? Dentro de esa etapa, el partido puede considerar reformar el método tradicional que se ha convertido, más bien, en la manzana de la discordia. De un tiempo para atrás no hay claridad, ni muchos menos certeza, ya lo dijimos.

Morena debe prever ese posible escenario, sin dejar de lado el proceso de la unidad. Es una mezcla inherente, aunque igualmente de disposición y unidad. Si el partido garantiza el desarrollo democrático con estricta transparencia en la toma de decisiones, no debe haber desencuentros. En cambio, si el tradicional curso tiene una semejanza a como se ha venido manejando, además de que sería un error, provocaría posibles fricciones porque no creo que los presidenciables puedan someterse a una determinación sin conocer la metodología.

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Le elección primaria es una alternativa entre los aspirantes. Piso parejo, sin cargar los dados.

Antes de que eso suceda, debe existir cordura y responsabilidad política. Todos sabemos que fue un error haber anticipado el proceso de la sucesión presidencial, máxime por el efecto negativo que acarrea. En esa disputa abierta, hay evidencias de lo que no puede suceder, sobre todo dentro de un partido u expresión que nació con otra concepción.

Luchar a la buena, salvaguardando la unidad.

Es inminente, hoy en día, cerrar filas con un proyecto de unidad en Morena al considerar una altura de competencia interna sana. Lo importante es que el movimiento siga refrendando el trabajo de la 4T; pero esa labor se alimenta de esfuerzo y responsabilidad para seguir sosteniendo las labores que ha propiciado la transición política que vivimos hoy.

A raíz de ello, se debe evitar la hostilidad en la que hay señales y que, incluso, incitan a la violencia verbal. Lo mencioné en una columna en este espacio de opinión: “éste factor llegó, sin lugar a dudas, a mover o quizá a inquietar si comprendemos realmente el costo o saldo político que puede provocar una sucesión o, mejor dicho, una disputa que cada vez se convierte en una guerra mediática que no sólo perturba el devenir social, sino propician estrategias de descalificación, posturas radicales e intentonas para descarrilar a los contrincantes”.

En lugar de ello, Morena debe buscar mecanismos de acercamiento, incluso para debatir y acercar a los presidenciables para signar un acuerdo de civilidad política. El secretario de gobierno bien podría actuar como interlocutor.

Pero más allá de eso, la unidad es medular en Morena, eso sí, con piso parejo.

Notas finales

Piso parejo en Morena

Ayer la mayoría del grupo parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional en el Senado de la República clamó por el piso parejo y elecciones primarias internas para elegir al candidato más óptimo del partido, aquel que les garantice el gane, pero también la unidad y la credibilidad. De hecho, el ala democrática de Morena en la Cámara Alta ofreció conferencia de prensa para manifestar su respaldo porque ya tienen su gallo para la competencia. Así de fácil y así de sencillo. Aunque su nombre no figure en la lista de candidatos del Ejecutivo, él se inscribirá y pugnará porque la selección de su partido sea, inclusive, organizada por el INE para evitar susceptibilidades. La transparencia para los no morenistas y para quienes lo son es fundamental.

Y para que es proceso de transformación se fortalezca, Alejandro Rojas Díaz-Durán solicitó que sea el pueblo de México quién decida con su voto libre y manifestó: “vamos convencer más que a exigir, a todos los morenistas del país, y al presidente de México para que apoye que la elección y la decisión para definir la candidatura presidencial sea a través de una elección primaria, de una consulta ciudadana, porque en las encuestas no participa el pueblo, y siempre generan dudas, sospechas”.