El presidente Andrés Manuel López Obrador se hace llamar el “presidente humanista”, y presume que el suyo es el “gobierno más feminista”. Pero no es ni lo uno ni lo otro. Bajo su égida, las féminas han padecido más que en cualquier otra administración presidencial. Las mujeres que portan pañuelos verdes, las que los usan morados; las que no portan ninguno, las que se visten de negro, las madres trabajadoras, las que tienen las manos ampolladas y con hongos por tanto escarbar bajo la tierra buscando a sus desaparecidos, ninguna escapa del desprecio de a quien algunos también llaman “cabecita de algodón”, ignorando o pretendiendo ignorar que nunca fue un amable viejecito sino un viejo lobo de mar que los embaucó.
Todas estas mujeres y otras más, han sido blanco de la indolencia, del vilipendio, de la humillación, y de la soberbia de un hombre que se guarece tras las enormes paredes de un palacio para no dar la cara a ellas, quienes le demandan su atención porque exigen derechos, seguridad, protección, apoyo y justicia en muchos de los casos.
Pero AMLO las ha desestimado:
“Se han venido dando estos actos de violencia que antes no se presentaban, diría yo que es un fenómeno nuevo que tiene que ver con el inicio de nuestro gobierno, por eso hasta desconfío sobre su autenticidad, porque no se puede ser revolucionario, no se puede buscar una transformación, luchar por la justicia, siendo un rebelde sin causa”, dijo el 20 de septiembre de 2021 tras una manifestación feminista por el tema del aborto.
En el listado de mujeres víctimas se debe integrar a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, quien valientemente ha podido mantenerse firme frente a los embates del presidente y sus huestes, cuando incluso le plantaron a un grupo de destabilizadores para agredirla incesantemente.
La presión fue tal que hubo de cerrar filas en torno a la ministra y una de las voces que salieron en su defensa fue la de la senadora Beatriz Paredes:
“El presidente ejerce violencia verbal por razones de género y lo hace desde la máxima tribuna, amplificando así el daño contra la reputación de la ministra Piña, incitando al linchamiento mediático. Al hacerlo, el presidente abre la puerta a que se amenace la integridad física de la ministra Piña como ya sucedió”, afirmó la exgobernadora tlaxcalteca.
Tampoco puede quedar fuera de la lista la aspirante por el Frente Amplio por México, la senadora Xóchitl Gálvez, quien ha recibido toda clase de agresiones por parte del presidente desde la plataforma de sus conferencias mañaneras. La ofensiva contra Xóchitl comenzó cuando perversamente el mandatario tergiversó declaraciones de la senadora y un juez le otorgó un recurso para ejercer su derecho de réplica. AMLO le negó el acceso a Palacio Nacional y a partir de ahí los desencuentros han ido escalando al grado que el tabasqueño ya ha recibido varias recomendaciones por parte de las autoridades electorales para que evite pronunciarse sobre la legisladora.
“Se ordena al presidente de la República, se abstenga, bajo cualquier modalidad o formato de comunicación oficial, de realizar o emitir manifestaciones como las denuncias, llamar a votar o no votar por determinados partidos políticos o movimientos electorales, así como expresiones equivalentes. Ni usar recursos públicos en propaganda con fines electorales”, establece la que fue la primera resolución de la comisión. Pero AMLO sigue equivocándose, en otro craso error, éste que le puede salir muy caro a López, compartió un documento en el que “exhibió” los contratos que han firmado las empresas de Xóchitl Gálvez con distintas dependencias del Gobierno de México y del sector privado durante los últimos nueve años.
Andrés Manuel nos ha dejado de manifiesto que lo suyo es la victimización aunque termine generalmente ridiculizado como ocurrió la semana pasada cuando en el espacio mañanero que conduce cuestionó si los comentarios que se realizan en su contra se podrían considerar violencia política de género. “¿En todo lo que me dicen a mí no hay violación de género? ¿O el género es nada más femenino?”, manifestó.
Los comentarios de López Obrador surgen después de que Xóchitl Gálvez, la potencial candidata de la oposición Va por México, denunciara al presidente por violencia política de género ante el Instituto Nacional Electoral (INE). La denuncia fue presentada debido a cuatro conferencias de prensa mañaneras en las cuales AMLO se refería a la senadora del PAN reproduciendo “patrones y estándares históricos que han colocado a la mujer siempre por debajo de los intereses y estrategias de los hombres”.
Un fallo pide que AMLO se abstenga de “discursos de odio”.
Algunos de los comentarios de AMLO incluían describir a Gálvez como “la candidata de la mafia en el poder”, además de “la candidata de [Carlos] Salinas, [Vicente] Fox, Claudio X. González y otros traficantes de influencias”. Asimismo, la ha acusado de estar siendo “inflada” por empresarios.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dictaminó a favor de Gálvez y un juez ordenó al mandatario abstenerse de “discursos de odio” y “manifestaciones con malicia efectiva” hacia la senadora panista. “Están retorciendo mis palabras, y desde luego destruyendo la ley. ¿Qué autoridad moral tienen estos señores?”, dijo López Obrador.
Después de que el presidente insinuara que sufre violencia de género, se manifestaron en las afueras del Palacio Nacional diversas activistas, víctimas de violencia de género y familiares de mujeres desaparecidas con el objetivo de solicitar una audiencia con el mandatario para explicarle lo que constituye la violencia de género.(14/08/23 Revista Rolling Stones).
Ayer, uno de los grupos, éste encabezado por la activista Alessandra Rojo de la Vega, arremetió contra el presidente López Obrador por cuestionar si los ataques que recibe podrían ser catalogados como violencia política de género.
Rojo de la Vega explicó en un video que por definición la violencia política de género ocurre cuando la víctima es una mujer.
A fin de aclarar el tema la activista acudió a Palacio Nacional junto con feministas y familiares de víctimas de feminicidio.
“Para todas las mujeres que escuchamos es una burla que él se diga la víctima, el hombre más poderoso de este país se dice víctima. No, aquí están las verdaderas víctimas, que las escuchen”, señaló a su llegada al Zócalo capitalino.
Alessandra Rojo de la Vega llevó a López Obrador los libros “Los hombres me explican cosas” y “Machismos cotidianos”.
Previo a su llegada a Palacio Nacional la activista denunció que vallas les impedían ingresar a la explanada del Zócalo capitalino, además de que un policía le advirtió que tenía la orden de retirarla a ella y al resto de feministas a las 10:00 hrs.
Ya lo mencionaba al inicio, AMLO se proclama el “presidente del gobierno más feminista” porque presume haber colocado féminas en su gabinete; pero incluso las mujeres que le siguen, las que lo acompañan y lo idolatran al interior de la Cuarta Transformación son víctimas, aunque ellas de su propio fanatismo o ansias de poder; pues mujeres como la gran ministra Olga Sánchez Cordero, permitió ser reducida en este gobierno; a la mismísima Luisa Alcalde la premiaron con la flamante Secretaría de Gobernación pero es una edecán que obedece órdenes de Palacio Nacional lo mismo que Rosario Piedra al frente de la CNDH. Y así podría seguir con una lista de mujeres que en algún momento brillaron con luz propia pero que este sexenio se han ido extinguiendo bajo un gobierno machista.
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