Seamos serios, diría Don Federico Arreola. El señor presidente de México ya abusa.

Dijo que no pasará nada con el reclamo de Estados Unidos, que acusa que la Reforma Energética de la Cuarta Transformación viola cuatro artículos del T-MEC al negar el acceso a empresas privadas y favorecer a Pemex y a la CFE.

Ante esto, le solicitó al fiel Jesús que proyectara la canción de el fallecido cantante mexicano popular Chico Che (Y la crisis, así se llamaba su grupo), pero casualmente lo de “Y la crisis” se le pasó mencionarlo al presidente. Y entonces, como sacado de una escena de alguna película del Santo, sonó en nuestro Palacio Nacional uno de los éxitos de antaño  del cantante en cuestión, intitulado “¡Uy, qué miedo!” y que a la letra dice así: “Que vienes de otro planeta, solo para vigilarnos: ¡Uy, qué miedo! Mira cómo estoy temblando”.

Y mientras se proyectaba el video y el cantante bailaba feliz, el presidente a la par sonreía y movía las caderas….

Absurdo. Absolutamente absurdo.

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El presidente se pasa, de plano. Siento que la gente que le es leal, que lo quiere o que por conveniencia lo apoya, deben de estar muy desesperados porque francamente no hay manera de defenderlo ya.

Tampoco hay manera de asegurar que entonces la visita de Obrador a Washington fue un éxito, cuando el gobierno de Estados Unidos viene a solicitar una minuciosa revisión de la Reforma Energética del presidente.

Lamento ver así a un hombre. Ya olvídense que es nuestro presidente. Humanamente es un hombre que se expone de esta manera en cadena nacional sin que nadie lo detenga.

Me intriga mucho qué pensará  Jesús Ramírez Cuevas, y me pregunto por qué permite que pase esto: Entiendo que es el jefe y que el jefe le pide que le pongan el video de Chico Che Y la crisis en su mañanera.

Pero si yo fuera Jesús, lo hubiera evitado. Habría hecho como que no jalaba el internet y le habría ahorrado al presidente no solo la crítica nacional, sino la afrenta internacional con nuestros vecinos.

Porque el presidente cree que se está burlando y es al revés.

Pero Jesús es obediente. De otra manera no entiendo cómo permite esto.

¿Es que no hay nadie en quien confíe el presidente que hable con él y le diga que está tomando rumbos muy equivocados y peligrosos?

¿Qué le dice Beatriz? ¿También se ríe con estas cosas? ¿Y sus hijos? ¿Tampoco hablan con él? Digo, mínimo.

No, no da risa ya el presidente. Alguien tiene que cuidar de él. Porque él no se está cuidando a sí mismo.

Es cuanto.