De acuerdo a la información que circula diariamente en Europa y alrededor del mundo, la variante Ómicron representa una seria amenaza pues sus mutaciones genéticas la hacen sustantivamente diferente a las cepas precedentes. A la luz de la evidencia, y en seguimiento a lo que sucede en países duramente golpeados como el Reino Unido, Estados Unidos y Francia, los niños y adolescentes de entre 5 y 15 años edad han enfermado de Covid; muchos de ellos, desafortunadamente, de gravedad.
Ello deriva en buena medida de la ausencia de una inmunidad natural provocada por el aislamiento y por la suspensión de clases presenciales, y sobre todo, por que no ha existido, prácticamente en ningún país del mundo, una campaña masiva de vacunación para los menores de edad.
El problema es aun mayor. Al día de hoy no existe, de acuerdo a la información brindada por la OMS, ninguna vacuna aprobada para ser aplicada a menores de 5 años. La farmacéutica Pfizer, por su parte, ha desarrollado exitosamente una fórmula para niños de 5 a 11 años. Desafortunadamente, estas vacunas no han sido puestas a disposición de los gobiernos en la mayoría de los países.
En lo que corresponde a la comunidad científica internacional, se deben dar pasos agigantados para que todos los países cuenten con fórmulas seguras y confiables que puedas ser aplicadas para menores de 5 años. El virus no debe circular más rápidamente que la ciencia. La Ómicron no dará tregua, y nuestros niños no están protegidos.
El caso mexicano no parece nada halagüeño. Si bien debemos celebrar el éxito en curso de la campaña de vacunación de dosis de refuerzo a adultos de la tercera edad, de entre los mas jóvenes únicamente se ha inoculado a la población comprendida entre los 15 y 17 años de edad.
López-Gatell, por su parte, ha declarado que la vacunación de niños no es prioritaria. Según aseguró el funcionario, se siguen las recomendaciones de la OMS. Esto es verdad. La organización internacional, en un acto de irresponsabilidad mayúscula – reproducida por López-Gatell desde México- sostiene su recomendación de vacunar a adultos que sufren de enfermedades crónicas y al personal de salud, por encima de cualquier consideración relacionada con la vacunación de los menores.
¿Qué debe hacer México? En primer lugar, mirar hacia lo que ocurre fuera de nuestras fronteras. En segundo lugar, negociar el abasto inmediato de vacunas Pfizer para la vacunación de niños entre los 5 y 11 años de edad; y finalmente, iniciar una campaña inmediata de vacunación de los pequeños; mientras quedamos a la espera de la aprobación de una vacuna adecuada para menores de 5 años, y desde luego, a que esté disponible en nuestro país.
José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4