“El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras, llega a no saber lo que hay de verdad en él y en torno de él; pierde el respeto a sí mismo y a los demás”.
FIÓDOR MIJÁILOVICH DOSTOYEVSKI
Después de los cuestionamientos y las burlas generadas por la comparación que hizo Claudia Sheinbaum entre un parque de la Ciudad de México y Suiza, uno pensaría que su equipo buscaría alguna forma de evitar el cotorreo que incide negativamente en la regenta. Pero no, todo lo contrario. Ello, entonces, solo puede estar indicando que lo hacen adrede.
Me explico. El lunes, Claudia Sheinbaum publicó en Twitter: “No, no es Suiza es el Parque Ecológico de Xochimilco en la Ciudad de México”, lo que generó las ya consabidas críticas. El martes retomó el comentario de Antonio Attolini: “No, no es Vail, es el teleférico urbano más grande del mundo y está en Iztapalapa”, por lo que la chacota evidentemente ha continuado.
¡Vaya forma de desviar la atención y volverse el hazmerreír! Pareciera un recurso para polemizar mientras desvían las miradas del desastre de país en que vivimos. Dicho de otro modo: sirven de tapadera a López Obrador.
Dado el lunes negro y el martes trágico que se vivieron en México, personas como la jefa de gobierno capitalino se dedicaron a jugar a las comparaciones; unas en las que, por supuesto, México sale mal librado.
Aquí unos cuantos “incidentes” que tuvieron lugar en lo que va de esta semana: un comando armado aterrorizó, durante horas, San Cristóbal de las Casas en Chiapas; extorsionaron y ejecutaron a un pollero en Chilpancingo, Guerrero; incendiaron vehículos en Michoacán; 10 presuntos delincuentes fueron abatidos en el Estado de México, mientras un importante —y vociferante— grupo de madres continuaron en la búsqueda de sus hijos desaparecidos.
Pareciera que Claudia prefiere lavarle “los trapitos sucios” al inquilino de Palacio y volverse ella la mofa. Esa es una de las estrategias que la jefa de gobierno de la CDMX ha adoptado. Mas México no necesita que sus figuras públicas femeninas se conviertan en ‘Juanitas’ versión 4T. Esa es mi convicción. Y no hablo en sentido electoral, obviamente, pero sí por cuanto a la función de desviar la atención de lo fundamental.
En todo caso, si nos prestamos al juego de las comparaciones, aquí les van algunas:
- Iztapalapa es el tercer municipio con el mayor número absoluto de personas viviendo en pobreza a nivel nacional (665 mil personas). En Vail solo hay un 8% de población en pobreza y el promedio estatal (Colorado) se ubica cerca del 11%.
- Las fotos de hombres asaltando en el transporte público que circulan profusamente en redes sociales no son los carteristas de un lugar de esquí en Colorado; son rateros amagando a pasajeros que transbordan del teleférico a las combis del transporte concesionado en CDMX.
- No es la justicia estadounidense, es la impunidad mexicana cuando no hay un solo detenido responsable de la tragedia de la L12 del Metro. Lo mismo cuando misteriosamente se queman todos los expedientes de esa línea del Metro y no hay consecuencias.
- No, no es la Sierra de San Juan, Colorado la que ocasiona que, ante lluvias “atípicas” —que se dan todos los años—, se inunde el Metro capitalino.
- No, no es Colorado donde, si bien está legislado el consumo de marihuana y los niveles de delitos relacionados con la misma han disminuido, no existen licencias para vender el enervante y quienes trafican con otras drogas no van a la cárcel.
- No, no es Aspen, ni Vail. Es Iztapalapa, donde se mata a personas delante de su familia en un mercado cualquiera como sucedió el domingo y no pasa nada. Donde se buscaba un coche robado y se hallan más de 60 en una sola jornada.
- No, no es la línea 1 del teleférico donde presumió retratado José Ramón, hijo de López Obrador, en Aspen, viviendo como los fifís que tanto critica su padre.
¡Qué bueno que exista el Cablebús!, mas lo importante no son las diferencias entre Vail e Iztapalapa sino lo que debe continuar haciendo el gobierno capitalino para mejorar la situación que se vive en esta alcaldía.
¡Muy bien por la policía de la Ciudad de México!, pero lo logrado señala lo mucho que hay todavía por hacer.
¿Para qué jugar a las comparaciones sin sustento y que a nada llevan? Porque se quiere cargar con la culpa del político de mayor envergadura, el presidente de la nación, en lugar de permitirle que este conteste por su desidia y por sus obligaciones no cumplidas. Y la comparación entre Vail y el Cablebús es una vía más para hacerlo.