Dicho rápido, el veganismo, del inglés veganism, es la posición moral de abstenerse al uso de productos de origen animal. Rechaza concebir a los seres sintientes como mercancías para la alimentación, la ropa, los medicamentos, los cosméticos, el transporte, la experimentación, el trabajo o el entretenimiento. El veganismo es definido como una postura moral, como una ideología; incluso, como una secta.

Además de estas características, agrego una más: el veganismo constituye uno de los más recientes eslabones de la sociedad de mercado, lo políticamente correcto y la frivolidad del consumo.

Antes de seguir por este rumbo, díganse dos cosas. Respeto la forma de vida que cada persona elija. Es su derecho. Respeto a los veganos, tanto como a los vegetarianos o a los que deciden alimentarse con comida chatarra, siempre y cuando cumplan la ley y toleren otros estilos de vida, que también fueron elegidas libremente.

Si bien las posturas filosóficas de respeto a los animales son muy antiguas en la cultura Occidental, lo son más en las tradiciones Orientales. En este siglo, destacan las reflexiones del filósofo australiano Peter Singer, el cual en su libro “Liberación animal” desarrolla un planteamiento ético de la relación del hombre con los otros seres vivos. Es inconcebible y moralmente inaceptable que el hombre del siglo XXI, permita, disfrute o se beneficie del sufrimiento de seres con sistema nervioso desarrollado. Coincido con este planteamiento, pero me resulta imposible separarlo de su circunstancia y de su tiempo.

Los griegos nunca entendieron por qué Sócrates eligió la cicuta; recuerden a Hegel deslumbrado al ver entrar a su ciudad a Napoleón Bonaparte sobre su caballo blanco, poco después de haber terminado la fenomenología del espíritu; Marx nunca conoció la solidaridad del proletariado, ni las dictaduras que se construyeron en su nombre; Martin Heidegger no fue culpable del nazismo, aunque sí simpatizó con esas posturas. Aportaciones como las de Singer y otros pensadores serán la base de nuevos valores, pero en este momento predomina el mercado, el individualismo y la frivolidad, en la cual está inmersa el veganismo.

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¿Cuántos veganos hay en el mundo? No hay datos confiables. Estimaciones dicen que un 5% de la población mundial es vegetariana. Alrededor del 8% de las personas en Latinoamérica se identifican como vegetarianos o veganos, similar al número en Estados Unidos. Sobresalen algunas notas periodísticas respecto a México, las cuales dicen que el 20% de los mexicanos han reducido o eliminado por completo el consumo de carne o alimentos derivados de animales, como parte de las nuevas tendencias vegetarianas o veganas que crecen a ritmo acelerado entre los jóvenes, principalmente entre mujeres.

El mercado se abre camino. De notas como éstas se nutre el creciente aumento de restaurantes, tiendas y diversos comercios dedicados a este segmento del mercado. Tulum en la Rivera Maya y las colonias Roma y Condesa, en la CDMX, son los epicentros veganos del país.

¿Cuál es el futuro del veganismo? Quizá sea una moda que en algunos años se extinga y ceda su lugar a una nueva tendencia del mercado; tal vez sea parte de una nueva cultura. Ya lo veremos. Lo que deseo realmente es que, independientemente de estas modas dirigidas a una élite, exista una política pública para una alimentación más saludable, de acuerdo a los productos de nuestra tierra y a la riqueza de nuestra comida. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina?

Onel Ortiz Fregoso en Twitter: @onelortiz