Todo en ella encantaba, todo en ella atraía
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluía.
Era llena de gracia, como el avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
ingenua como el agua, diáfana como el día,
rubia y nevada como margarita sin par,
el influjo de su alma celeste amanecía...
Era llena de gracia, como el avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
cierta dulce y amable dignidad la investía
de no sé qué prestigio lejano y singular.
Más que muchas princesas, princesa parecía:
era llena de gracia como el avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
yo gocé del privilegio de encontrarla en mi vía
dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar
y cadencias arcanas halló mi poesía.
Era llena de gracia como el avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!
¡cuánto, cuánto la quise! ¡por diez añosfue mía;
pero flores tan bellas nunca pueden durar!
¡era llena de gracia, como el avemaría,
y a la fuente de gracia, de donde procedía,
se volvió... Como gota que se vuelve a la mar!
Amado Nervo
¿Gattel se despide?
Un adiós para el político y un soplamocos para el científico. Ese es el mensaje del fin de las conferencias diarias sobre el covid para el Dr. López-Gatell. Le pueden tocar las golondrinas este viernes, un hasta nunca de la escena nacional a quien jamás actuó como el científico que presumía ni como el político que pretendió ser.
El cese de su palabrería no sirve de consuelo para los 2,441,866 contagiados y 229,353 muertos (cifras oficiales) por el covid. Señalan tan solo el fin a demasiadas mentiras y desdén por la ciudadanía. Ese es el corolario de un año y meses de conferencias diarias de López Gattel.
Detrás de los contagiados y muertos, hay mucho que explicar. Máxime para quienes sufrieron en carne propia la enfermedad o la pérdida. Para ellos no hay justificación que valga ante la necedad del subsecretario de no realizar las pruebas de detección del virus exigidas por la OMS, de haber permitido y alentado el no usar cubrebocas y de falsear cifras.
López-Gatell optó por seguir el juego de la política en lugar de mantenerse como científico, y mismo lo primero lo hizo mal.
La pandemia atacó a todo el planeta, pero solo cinco países lograron entrar en la clasificación de las peores formas de enfrentarla, México entre ellos. Aunque suene trillado, que no se olvide ocupamos el deshonroso primer lugar de personal de salud muertos por covid. Hubo directa inquina dirigida contra el personal de salud del sector privado, a quienes no se les vacunó bajo el falso sofisma de que ellos podían obtener vacunas de otra forma. ¡¿En dónde?!
Simple y sencillamente, el poner fin a sus participaciones obedece a dos razones: han pasado ya las elecciones de este 2021 y haber sido evidenciado por la periodista Peniley Ramírez, lo cual lo llevó a explotar y a mostrar su deleznable afán de no ser cuestionado, eso además de su misoginia y patanería.
Pero antes de que las luces de su lamentable espectáculo se apaguen el viernes, debe al menos dejarnos dicho el factor por el cuál debemos multiplicar el número de personas fallecidas ¿Por el revelado por The Economist o por The Lancet?
Debe la secretaría de la Función Pública cuestionar -como lo hizo Peniley Ramírez- si las vacunas Cansino cumplen o no con los protocolos necesarios para la población. Después de todo, no se olvide que la Cofepris depende de Hugo López-Gatell.
Más allá de que no sabe lo que pasa en una dependencia a su cargo, el político mostró su desdén por la vida de los mexicanos. Esa fue la única constante de sus participaciones vespertinas.
Nótese que, en menos de una semana, llevó el semáforo a verde dos días antes de las elecciones; mintió sobre las vacunas antes referidas; habló de 12 mil muertos en una jornada, y cuando el número se convirtió en azote, ajustó las cifras para decir que siempre no, que eran muchísimo menos (200).
Dado que a la 4T le importa la historia, ojalá que con todo el rigor de un historiador serio se investigue y se brinden respuestas sobre la deficiente labor de Hugo López-Gatell, como encargado de enfrentar la pandemia en México.
Pero antes de la historia, que caiga sobre él todo el peso de la ley. Exigir se explique, conforme a derecho y estrictos protocolos de salud, lo que realmente está pasando con medicinas, tratamientos y vacunas en el país.
Una respuesta no aceptable es enojarse con una periodista que le pregunta o vapuleándola porque escribe en un medio que al funcionario no le gusta.
Debe de dar a conocer la justificación de la autorización para el uso de emergencia de la vacuna Cansino.
Hoy más que nunca se requiere la transparencia. La necesitamos todos, máxime cuando se trata de la salud.
Ojalá en su partida del escenario público, López Gattel tuviera un centavo de dignidad y especificara el verdadero número de muertos, las vacunas que en realidad se han administrado y si cumplen los requisitos mínimos para ser usadas.
Ojalá tuviera el valor de enfrentar la realidad y su pésima gestión. Ojalá. Pero al saber que eso no pasará, solo resta decir: adiós Dr. López-Gatell, adiós. La justicia algún día le alcanzará. La gracia, jamás.