La caza es siempre una forma de guerra.
Goethe
AMLO no piensa renovar a Díaz de León.
Los órganos constitucionales autónomos han estado en la mira de la 4T desde el principio de la administración. Muchos creyeron que al menos a Banxico no lo tocarían. Error. Se han tenido diversas señales, avisos e iniciativas de ley que apuntan en sentido contrario.
En la realidad alterna en la que se desarrolla el lopezobradorismo, Andrés Manuel ya anunció que él no piensa renovar a Alejandro Díaz de León como cabeza del órgano.
El pretexto ha sido decir que no existe transparencia —pero sobre todo justicia (esa que es versión 4T)— en el manejo de los remanentes. Interesante cuando más del 90% de las compras hechas por el gobierno federal son por asignación directa... o cuando este se la pasa reservando información, como sucede con la adquisición de las vacunas anti covid.
En fin. Como les decía, lo que en realidad enoja a López Obrador es que el Banco de México determinó que no hubo remanentes en su operación 2020 para que pudieran entregarse a la Secretaría de Hacienda.
Se ha fumado el dinero de 109 fideicomisos, los “ahorros” por austeridad, los subejercicios y, sin embargo, nada le alcanza ni le satisface.
Lo que es más: aunque se supone que el dinero de los fideicomisos fue para comprar las vacunas, ahora López Obrador protesta que los remanentes “ni siquiera fueran etiquetados para la compra de las vacunas”. Victimizándose, acotó: “Banxico no ve con buenos ojos al gobierno”.
Ante la acusación de AMLO, el subgobernador Gerardo Esquivel (propuesto y puesto por el presidente) explicó que la utilidad obtenida por Banxico en 2020 amortizó las pérdidas de ejercicios anteriores y se aplicó —por decisión de toda la junta de gobierno del Banco— en incrementar su capital contable, que aún así se encuentra por debajo del mínimo establecido por ley.
AMLO, ¿a quién propone?
Así, la decisión no obedeció a Diaz de León, sino a toda la institución que él critica. A su Junta de Gobierno, conformada por cinco miembros, tres de ellos nombrados por Andrés Manuel (Gerardo Esquivel, Jonathan Heath y Galia Borja).
Ahora, a la salida de Díaz de León en diciembre, López Obrador influirá en cuatro de los cinco miembros. Y, ¿a quién propone? A un economista “con dimensión social, muy partidario de la economía moral”.
Total, que bien al ataque a Banxico es continuo y real, esta semblanza del perfil ideal solo sirve para desviar la atención y sembrar expectativas en cualquier economista simpatizante de la 4T, claro, que el presidente pueda controlar a su antojo. En eso consiste el “carácter moral”.
Y es que resulta que controlar el tipo de cambio y la inflación será fundamental ahora que se sabe de los créditos solicitados por su administración en estos primeros 30 meses al Banco Mundial. ¡Un total de $3,855 millones de dólares! Esta cifra, comparada con los créditos obtenidos durante todo el sexenio pasado —USD $2,331 millones— muestra el tamaño del problema que ha creado la Transformación en las finanzas de México.
¿Contra la autonomía de las instituciones?
Esta NO es una guerra solo contra Díaz de León. Es frontal y permanente en contra del Banco y la autonomía de las instituciones. La iniciativa para reformar la Ley de Banxico, propuesta por Morena, sigue en la congeladora. Sin embargo haríamos bien en recordar de qué trata: obligar a la institución a captar los dólares en efectivo que los bancos comerciales no pueden enviar por su cuenta a Estados Unidos.
Las implicaciones son pésimas en muchos rubros y esbozan las intenciones de Andrés Manuel: no solo podría manejar los remanentes, también imprimir billetes sin garantía y crear una inflación galopante con implicaciones tan terribles como las que se vivieron en 1982. Sin duda nos recuerda a Luis Echeverría Álvarez.
Las señales de la 4T en contra de la autonomía del Banco Central cada día son más certeras y ominosas. AMLO engaña con la verdad. “El diablo” se exhibe, anuncia sus intenciones, se jacta de sus atropellos.
Está en juego la estabilidad financiera del país. Estamos avisados; alcemos la voz.