Estrella fugitiva de mi anhelo

Que llevas por desconocido cielo

Detente, no me robes la alegría

Sin tu influjo luminoso

Mi existencia en un destrozo

Oh, gitana, son tus ojos mi guión

No te apartes del camino

Bella luz que me iluminas

Oh, gitana, mi nocturno de pasión

Fatalidad signo cruel

Que en mi rodar se llevó

El más valioso joyel

Que tu querer me brindó

El calor permanente de un cariño

Que ávido como un niño de ti tanto esperó.

Julio Jaramillo, ‘Fatalidad’

Hay palabras que matan

La iniciativa de reforma al sector eléctrico enviada por Andrés Manuel al Congreso anuncia una muerte rápida y en cortos circuitos. No únicamente significa volver al pasado más recalcitrante, sino también condenar al medio ambiente, la salud de los mexicanos, así como socavar las finanzas personales y nacionales todas.

Es llevar al país a un fuerte retroceso en años; es cerrar la puerta al futuro y convertirnos en una de las naciones más contaminantes del planeta. Es esclavizarnos a comprar la energía eléctrica más cara y más contaminante. Y, de seguir por esta senda, a sufrir apagones constantemente.

Es dinamitar el Estado de Derecho al violar tratados internacionales firmados; decir adiós definitivamente a las inversiones. Y es que dicha iniciativa de reforma atenta contra el principio de no retroactividad de las leyes; una expropiación de facto. Una iniciativa de ley que, de aprobarse, tendrá consecuencias representadas en millones de dólares en demandas, indemnizaciones y arbitrajes internacionales.

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Costos que pagar los cuales, al igual que el dinero tirado a la basura por la cancelación del NAIM, no “compran” nada. Dinero que se obtendrá de las arcas nacionales —nuestros impuestos— y/o mayor endeudamiento.

La propuesta arrastrará a todo el sector eléctrico, renegando a la realidad en la que habita el resto del mundo. Pues, mientras este busca aumentar el porcentaje de energías renovables, la iniciativa supone desaparecer los certificados en energías limpias para generadores públicos y privados bajo el pretexto de que se tratan de un negocio con ganancias exclusivamente destinadas a particulares. El gobierno omite informar que dichas centrales generan el 55% de la energía limpia de nuestro país…

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La iniciativa busca apagar las plantas generadoras de electricidad privadas, las que son más eficientes y menos contaminantes; ya lo está haciendo. La CFE y sus destartalada infraestructura generará toda la energía eléctrica; naturalmente habrán sobreprecios y altos niveles de contaminación.

Sin la capacidad requerida, se pretende que la CFE se convierta en un jugador preponderante, inicialmente controlando el 54% del mercado nacional. Y esto desafortunadamente no obedecerá a su capacidad y a su eficiencia en la generación de energía, o a que es una empresa competitiva. Ocurrirá por imposición, una obsesión de un presidente que insiste en regresar a un pasado que ya no existe.

CRE y La CNH

De un plumazo, López Obrador —a través de su bancada y los que se presten a tal atrocidad— pretende desaparecer la CRE, la CNH y los contratos de auto abasto. Tendremos así un engendro contaminante, sin vigilancia ni reguladores.

Más que buena intención,¿el pretexto?: “garantizar la energía eléctrica a precios justos para todos los mexicanos, sin aumentos por encima de la inflación”. Viendo cómo la gasolina no está por debajo de los 10 pesos el litro como prometió o que el Gas Bienestar no pudo mantener el precio al que se ofertaba hace apenas un mes, sabemos que esto otro también es una mentira. O que para lograrlo se tendrá que subsidiar a la Comisión a un ritmo imposible de sostener.

Poco importa que esté documentado que la IP produce electricidad a un costo 39% menor que la CFE.

Tampoco importa que se propongan construir centrales de ciclo combinado, las cuales llevan mucho tiempo para su construcción, cuando son más baratas y rápidas de construir las plantas de energías renovables. Esas son castigadas. Total, se tendrá un alto boquete presupuestario al subir los costos de producción y requerir fuertes inversiones del Estado para invertir en mamotretos del siglo pasado.

México y los mexicanos podemos despedirnos de aspirar a tarifas competitivas y a energía limpia. Estaremos condenados a respirar combustóleo y carbón quemado con altos costos en vidas.

Expertos, empresarios, centros de estudio, calificadoras internacionales señalan las múltiples pifias y terribles costos que tendrá la iniciativa de esta volverse ley. Una terrible patraña que está siendo discutida ya en la Cámara de Diputados.

Ojalá los legisladores, así sea por una vez en su vida, tengan el valor civil de no permitir la aprobación de semejante iniciativa de ley.

De no hacerlo, tendremos de vuelta y de forma muy abrupta el acabose económico y una violenta degradación ecológica.

Esto que presentó el ejecutivo federal no es una reforma constitucional, es un asesinato por partes, firmada y creada por alguien que busca desaparecer al país.