After all you put me through

You'd think I'd despise you

But in the end, I wanna thank you

'Cause you made me that much stronger

Well, I thought I knew you

Thinkin' that you were true

Guess I couldn't trust, called your bluff

Time is up 'cause I've had enough

(Después de todo lo que me hiciste sufrir

Pensabas que te despreciaría

Pero al final, quiero agradecerte

Porque me hiciste mucho más fuerte

Bueno, pensé que te conocía

Pensando que eras sincero

Supongo que no podía confiar en ti, descubrí faroleabas

El tiempo se acabó porque ya tuve suficiente)

Christina Aguilera

La mañanera es para abusar, mentir, bulear, maltratar, falsear y agredir a todo aquel que se le antoje al inquilino de Palacio o a sus secuaces.

Lo vertido llega a ser tan falso como la sección de “quién es quién en las mentiras de la semana”. Esto es, nada detiene la mala leche así provenga del mismísimo Palacio. De hecho, hasta con mayor razón se prosigue.

Delfina Gómez, secretaria de Educación, presentó hace unos días una carta compromiso que tendrían que firmar los padres de familia ante el regreso de sus hijos a clases presenciales. Lo hizo en la mañanera y con el tabasqueño como testigo. Quedó grabado, registrado y ampliamente difundido.

Eso no detuvo a Elizabeth Vilchis asegurar el día de ayer que dicha carta responsiva solicitada por la SEP era falsa y producto de una campaña de desprestigio —por qué no— de los medios de comunicación. ¡Menudo disparate!

En los contados miércoles que la presentadora lleva anunciando supuestas falsedades de prensa, intelectuales y comentaristas, esta ha incurrido en al menos igual número de mentiras. Estas se suman a los reiterados abusos contra los medios de información lanzados desde el poder máximo.

Solo Julio Astillero, cuando habló de las áreas (des)protegidas en San Luis Potosí, ha tenido derecho de réplica — incluidas jetas de la secretaria de la Semarnat.

La encargada de la sección en comento dijo que “Reforma no miente, pero exagera tantito…”. Lo bueno es que existe la libertad de expresión y ahora Presidencia monitorea los adjetivos que la prensa puede y debe usar. Por lo visto todo lo que publica ese diario le hace daño a López Obrador, pues esta semana el rotativo capitalino fue motivo de mofa y sorna.

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Desde el poder máximo se acosa a la prensa. Metódica y reiteradamente. Incluso cuando un comunicador, exitoso y experimentado, como lo es Ciro Gómez Leyva, días antes refutó una noticia falsa que se le adjudicó a él y a su programa. Poco le importó a Vilchis lo expresado por unos de los locutores más escuchados en el radial nacional; ella de todas formas lo acusó con base en mentiras.

Y ahí es cuando se le debe dar toda la razón a Ciro. Las mañaneras tienen como fin abusar contra la prensa.

Elizabeth Vilchis cobra por mentir al mes poco más de $56,000 pesos netos; esto es, ya una vez devengados impuestos. Su tinglado de mentiras y falsedades no solo la hacen ver como una aranera contumaz, también contribuye poderosamente a fortalecer la demagogia gubernamental.

Según ella, los periódicos: Reforma y El Universal exageran sobre el número de contagios y muertos por covid en México; dice que hay medicinas gratuitas suficientes para todos. Y al director del periódico Excélsior, Pascal Beltrán del Río le espetó: “que no exagere, solo queremos transformar a México”. Ahora ya no se puede opinar de forma libre en las redes sociales sin que el micrófono máximo del Estado —porque eso son las conferencias de prensa de AMLO— estén encima de uno.

En la mañanera se aplaude la ignorancia y se promueve el abuso en contra de la prensa. Se otorga a un merolico el título de zar anti-covid, el cual no hace otra cosa que normalizar la tragedia. Se permite la fuga de políticos corruptos, pero se azuza a los periodistas que cumplen con su profesión (intereses o no aparte).

Más allá de la sección #QuienEsQuienEnLasMentiras, AMLO ha tornado en ejercicio diario falsear y denigrar a periódicos y periodistas. Solo así se entiende su amenaza, disfrazada de sorna, de que pronto ya no habrá prensa crítica, refiriéndose a El Universal y Reforma. O lanzarse en contra de Joaquín López Dóriga porque subió una foto de López Obrador, donde se le ve cansado después de una gira por el estado de Durango —la neta sí se le ve bien fregado.

El pasado martes, AMLO compartió en sus redes sociales que el único que le toma el pelo es su peluquero. Más allá de la incongruencia de ver el despacho del ejecutivo nacional convertido en peluquería (hablando del poco respeto a la investidura...), al declararlo de esa forma se debe entender, entonces, que él es el artífice de todos los errores cometidos y las mentiras dichas por el gobierno cuatroteísta.

Dicho por él: nadie le toma el pelo. Es él quien disfruta su mañanera para azuzar, molestar y acosar. Abuso de investidura, es lo único que ha hecho como presidente de México. Esa es su herencia y así pasará a la historia.