“Al volver a la realidad, me di cuenta de que todo lo que decían era cierto: la vida aquí duele vivirla.”
El juego del calamar
“El juego es altamente moral. Sirve para arruinar a los imbéciles.”
Santiago Rusiñol Prats
La banca siempre gana.
De sentido común…
La serie con mayor éxito en la historia de Netflix es: “El Juego del Calamar”.
Para quienes ya vieron la serie, permítanme hacer un símil con nuestro remedo de política; para quienes no la han visto, si leen esto sufrirán un “spoiler”, pero sobre la realidad nacional que nos embarga.
Lo que hace AMLO con Lilly Téllez es El Juego del Calamar. Para no hacer el cuento largo, se trata de un juego de vencidas ambientado en el contexto nacional; sobrevivir, brillar, destacar en la arena política. Mientras, grupos se van configurando en torno a una u otra figura. Los “líderes” de los equipos utilizan a otros, aunque en ocasiones estos se dejan usar por el resto.
Algunos se preguntarán el porqué AMLO se mete en un juego de vencidas con Lilly Téllez, cuando él ostenta el máximo cargo en nuestro país y ella es un simple senadora de la nación. Considero que, entre otras razones, con ello AMLO desvía la atención de lo verdaderamente importante (la violencia rampante, las muertes por Covid-19, la contrarreforma eléctrica, un gobierno sustentado en el amedrentamiento y, sí, el declive de su popularidad.) Dirige las miradas hacia un espectáculo en contra de una senadora quien tiene los arrestos (o la ingenuidad) suficientes para llamar las cosas por su nombre.
También porque en este juego de vencidas el chiste es “vender”.
Vender y vender, llamando la atención. Sostener la popularidad blandiendo la falsa diatriba de que respeta la investidura presidencial. Un mucho victimizándose y otro tanto “matando” lentamente a los adversarios. Y es que AMLO quiere jugar, llegar vencedor al final y, para ello, busca destrozar a los opositores que participan en el juego. Inicia por los equipos contrarios, pero llegado el momento no tendrá ningún empacho en deshacerse de sus propios coequiperos.
Es tal su afán de juego que hasta la investidura presidencial la disfraza; de flores, de liberal, de historiador, de mesías —tropical— y su favorito: de víctima. Eso sí, solo se atreve a jugar con contrincantes que no tienen su mismo nivel de poder ni cuentan con una palestra mañanera ni tampoco con armas (hablo también literalmente). Y es que no osa perseguir a la delincuencia organizada ni a la mafia incrustada en su gobierno (ok, se acabaría la 4T…); vaya, ni siquiera trata de enderezar la economía nacional o terminar con el desabasto de medicinas que él ocasionó.
En este Juego del Calamar son todos contra todos; los que un día son equipo, al día siguiente pelean entre sí. El chiste es que solo uno sobreviva y se lleve la quiniela. Así juega AMLO y con la ventaja abusiva de solo hacerlo con quienes nunca sufrirá menoscabo su integridad. Su juego de las vencidas es solamente con personas que no tienen los medios suficientes para enfrentarle y a quienes puede atosigar de diversas formas. Sus contrincantes son los niños moribundos de cáncer, las madres que suplican por las estancias infantiles, los científicos que alguna vez prestaron sus servicios a la nación, la senadora que le reta con números desde su curul.
En su juego no hay cancha pareja; AMLO elige a sus contrincantes, las reglas del juego y en qué momento los dejará desgastarse en un round de sombras.
Este juego de vencidas con Lilly Téllez demuestra la obsesión de AMLO de ser el centro de atención. Una chorrada que es usada por él para dividir aún más al país; mientras juega a victimizarse, México arde.
En este triste juego del calamar cuatroteísta, lo superficial, la medición de fuerzas, el mantener la popularidad a costa de lo que sea, aniquilar o ser aniquilado, es el ejemplo diario de que las prioridades están enrevesadas en nuestro país.
Y lo que alienta a ratos, así sea solo un espejismo, es que aparentemente el resto de los jugadores van mejorando en su destreza; se piensa: “¿y si en una de esas le ganan la partida al presidente?” Mas la verdad es que Lilly Téllez gana reflectores por sus participaciones, pero también porque AMLO la menciona como contrincante.
¿No me creen? Veamos el último caso:
Santiago Taboada. Conocido por los chilangos como “jefe de delegación”, pero quien aprovechó el envite de AMLO al decir que los habitantes de la del Valle son aspiracionistas para subirse a esa publicidad gratuita (juego de vencidas) y ahora su nombre suena en diversas regiones del país, ya no se diga en redes sociales.
Entendámoslo: El Juego del Calamar en tiempos de la 4T busca mantener posicionado a López Obrador y a sus huestes (ya sea con fines de lucro, de imagen o de poder) a un precio demasiado elevado para el resto del país, oposición incluida. Por ello es momento de que el juego termine; que esta forma de hacer política y sobre todo política pública llegue a su fin. Que la 4T, los políticos, legisladores, funcionarios y representantes de otras denominaciones se concentren en hacer únicamente lo que se les contrató en las urnas: trabajar por el bien de todos los mexicanos.
Verónica Malo I Twitter: @maloguzmanvero