Los caminos de la vida

No son lo que yo pensaba

No son lo que yo creía

No son lo que imaginaba

Los caminos de la vida

Son muy difícil de andarlos

Difícil de caminarlos

Y no encuentro la salida

Yo pensaba que la vida era distinta

Cuando era chiquitito yo creía

Que las cosas eran fáciles como ayer

Que mi madre preocupada se esmeraba

Por darme todo lo que necesitaba

Y hoy me doy cuenta que tanto así no es

Vicentico, ‘Los caminos de la vida’

“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que, viendo, no ven”.

José Saramago, "Ensayo sobre la ceguera".

Nadie niega la necesidad de que los estudiantes regresen pronto a la escuela. Socializar, activarse, prepararse, aprender a razonar, adquirir conocimientos también. Máxime cuando, según cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo, México es el segundo país que tras la pandemia sufrirá el mayor abandono escolar entre sus estudiantes de 6 a 17 años.

Pero con una incidencia altísima de contagios, debieran existir otras prioridades. Tan solo el viernes hubo 24 mil 975 nuevos infectados en el país y la apuesta de regresar a los estudiantes a los colegios supone un alto riesgo. Tan es así que se pide la sinvergüenzada de que sean los padres, mediando carta responsiva, quienes asuman la responsabilidad de posibles contagios.

Es criminal pedir mandar a los niños a clases presenciales cuando no se pueden asegurar las medidas mínimas de seguridad higiénica, ventilación, distanciamiento —ya no se diga conectividad.

¡Las autoridades tuvieron más de un año para garantizarlas!

Es una desfachatez cuando el regreso a clases presenciales no puede basarse en el laudo de una encuesta realizada a los infantes como señaló López Obrador en su conferencia mañanera del viernes. ¿Preguntarle a los menores de edad —a los que por naturaleza NO pueden establecer un criterio sustentado en la responsabilidad— qué quieren y en función de eso proceder? ¿No se dan cuenta? El gobierno está trasladando su responsabilidad… ¡a los infantes!

Y con tres millones de contagiados encima, más de 247 mil decesos y una evidencia que demuestra que México está atravesando una ola de contagios mayor a cualquier otro momento, lo que le preocupa a López Obrador es que, si los niños se enferman gravemente o mueren por covid, sus “opositores” se indignarán y se movilizarán. Lo que para él resulta sustantivo es CÓMO LO TOMARÍAN SUS ADVERSARIOS… ¡Increíble!

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Ojalá no presente su cacareada encuesta donde preguntó a los infantes si quieren regresar, porque ¿qué será de un país que recurre a sus niños para sustentar las decisiones serias de gestión? ¿Así afronta AMLO su responsabilidad como máxima autoridad ejecutiva del país?

Si el presidente piensa dar a conocer los resultados de una encuesta realizada a niños o es muy tonto o es muy miserable. Porque los niños no son ni deben ser responsables. Para eso están las autoridades educativas y de salud, luego los padres. Porque poner el acento de una decisión en que “es que así dicen / piden los niños” (quienes, por cierto, luego de un año de relativo encierro, ya sabemos qué van a responder) es muy irresponsable.

‘Los caminos de la vida’, canción solicitada por AMLO en su mañanera, no señala optimismo como él comentó. Tampoco habla de que el riesgo puede eludirse o que los niños son sujetos a encuestar.

Sí es muestra —ooootra vez—, en cambio, de su desidia, soberbia, engaño y odio infinito a todos los mexicanos y su futuro. Los niños que correrán un riesgo porque la autoridad no pudo ni quiso pensar y trabajar alternativas.

Un líder que utiliza a los niños para lavarse las manos ni es gobernante ni es autoridad. Así que, ¿quién debe correr el riesgo? Ciertamente no el futuro del país.