“Ser pobre y rico en un día, milagro es de Santa Lotería.”

Refrán

¡Lléveselo, este es el de la suerte!

Nuevamente tendremos al presidente de la nación vendiendo cachitos de la Lotería Nacional.

Se podría rifar ooooootra vez el avión presidencial, porque ahí sigue paradito. Pero no. Ahora, para el Sorteo Magno del 15 de septiembre se piensan rifar otros artilugios invendibles y algo de efectivo.

Se desconoce si el ejecutivo federal invitará a Palacio Nacional a los grandes empresarios —al menos a los que no han abandonado el país para irse a vivir a otro lado— y convidarles atolito y tamales de chipilín, lo que les ayudaría a -no otra cosa que- pasarse la indigestión que significa comprar algunos de los dos millones de billetes...

El año pasado fueron 100 premios de 20 millones de pesos cada uno.

Esto es, un valor total de 2 mil millones de pesos. En esta ocasión serán 22 premios con un valor total de 250 millones de pesos. De esta forma, se repartirá el 12.5% de lo que se dio el año pasado y disminuirá también la probabilidad de obtener un premio.

¡Poco importa! ¡Lo que vale es la emoción de tener un cachito ganador!

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Serán menos boletos que los 6 millones de la otra vez (si bien se vendieron 4,685,800 de ellos) y con un valor de venta menor: $250 pesos por cachito en esta ocasión.

La idea el año pasado era recaudar 3 mil millones y repartir 2 mil millones de pesos, además de pagar 50 millones por comisiones a los vendedores y 71 millones por la organización del sorteo. Este año aún se desconocen los costos, pero se puede suponer serán similares. Total, si se comparan las cifras con las del año pasado, esto resulta en una doble charada. Se estima recaudar 500 millones de pesos (suponiendo la venta de todos los cachitos) y se desconoce el efectivo a repartir, dado que casi todos los premios se darían en especie.

¿Cuáles serán los premios?

Para los amantes del América, los derechos de un palco en el Azteca (cupo para 20 personas, cuatro estacionamientos y con vencimiento hasta el 2065) con valor de 20 millones de pesos.

Además, casas, terrenos y departamentos en la Ciudad de México; Acapulco e Ixtapa Zihuatanejo, Guerrero; León y Silao, Guanajuato; Tlajomulco, Jalisco; Culiacán, Sinaloa; así como un rancho en Xochitepec, Morelos valuado en poco más de 61 millones de pesos.

Eso sí, por favor, no permita que los menores de edad participen en la rifa, pues si se sacan algo, se lo quedará el Estado mexicano y si participa un extranjero y obtiene un bien inmueble en zonas fronterizas o playas, se les dará el dinero equivalente (restándole los impuestos) en lugar del bien.

Para hacerla de emoción, no solo se videograbará el sorteo de la Lotería Nacional —como siempre ocurre—, sino que los ganadores solo tendrán dos meses para reclamar sus premios. Poco importa que en los sorteos de la Lotería Nacional siempre se da un semestre para reclamar los mismos.

A todo lo anterior, se desconoce si los premios que comento cubren los requisitos de ley y no hay alguien que tenga un amparo para recuperarlos o si los papeles están en perfecto orden para que los nuevos dueños no tengan que preocuparse por pleitos legales futuros o cuitas con antiguos propietarios. ¡Ya ha sucedido con otros bienes subastados por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado!

Y es que se desconocerá la procedencia de los bienes que se rifarán; si un narco querrá de vuelta su propiedad... o si la expropiación del bien inmueble estuvo bien hecha. Tampoco, si el Estado cobrará por las escrituras e impuestos (en efectivo). Si este es el caso, ya podemos imaginarnos el problemón.

¡Premio mayor, premio mayor!

Un nuevo pretexto para no hablar de los temas acuciantes por los cuales atraviesa el país y una nueva forma de tratar de hacerse del dinero de la gente.

¡Cuidado! La rifa presidencial región 4T es versión 2.0, y las segundas partes rara vez son buenas.