Causó sorpresa, aunque no debió hacerlo, la decisión del Presidente López Obrador de retirarle la invitación al exsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, para que se convirtiera en el próximo Gobernador del Banco de México; y proponer en su lugar a la actual Subsecretaría de Egresos, Victoria Rodríguez.
La decisión del mandatario es entendible, más aún, cuando Rodríguez Ceja ha sido una funcionaria que desde hace dos décadas ha estado vinculada de manera cercana con el proyecto de López Obrador; y que a lo largo de los años ha ido creciendo profesionalmente, pasando a puestos cada vez más importantes.
Se sabía internamente, que Victoria contaba con el canal de comunicación abierto con el Presidente, tenía su confianza, y lo mismo le daba fuerza al interior de la dependencia para que pudiera operar temas prioritarios para AMLO; lo que la hacía prácticamente independiente de quien fuera Secretario en ese momento.
Las cosas cambiaron un poco al llegar Rogelio Ramírez de la O a la SHCP, quien puso ciertas condiciones y empezó a mermar un poco los alcances y atribuciones que antes recaían en sus Subsecretarías y direcciones, como la de egresos. Lo que sería una de las razones (más no la única) para proponer que Rodríguez Ceja se convierta en la primera mujer gobernadora del Banco de México.
Otra de las razones (quizá la más fuerte), que impulsó a López Obrador a tomar esta decisión, tiene que ver con la sucesión presidencial, y no porque Victoria esté ahora considerada para participar como aspirante en este proceso, sino porque el Presidente empieza a acomodar sus piezas, tratando que sus incondicionales se mantengan en puestos relevantes más allá de su gobierno. Lo que contribuiría a que el mandatario preserve cierto nivel de poder, que le permita seguir teniendo consideraciones, y garantizar así también, la lealtad de su sucesor.
Lo que acaba de pasar con Banxico, asoma también una forma de operar de López Obrador, quien en esta ocasión mandó a Arturo Herrera como señuelo, solo para jalar la crítica de la oposición a su supuesto candidato (aunque ahora ellos mismos lo defiendan), y dejar el camino libre sin tanto desgaste, a la que siempre ha sido su primera opción para ocupar dicho cargo. Por eso, no debería sorprender que los actuales destapes, espaldarazos y supuestas precampañas, sean más o menos lo mismo, un distractor del Presidente, para sacar de último momento a su carta más fuerte y confiable, algo que dejaría a muchos vestidos y alborotados.
Por lo pronto, Victoria Rodríguez seguramente se convertirá en la primer mujer Gobernadora del Banco de México, y entre estos nombramientos que fortalecen a su círculo cercano, y la revocación de mandato que le permite seguir en campaña consolidando su imagen, López Obrador se asienta como el fiel de la balanza de la misma elección en la que se decidirá a su sucesor. ¿Jaque mate del Presidente?