Soy amante de los animales, tanto, que debo confesar que estoy atravesando un duelo: murió una de mis mejores amigas y compañera de vida, mi adorada Chiquis, que estuvo conmigo 15 años, en las buenas, las duras y las maduras.

Su muerte ocurrió hace algunos meses y aún me duele. Es la tercera mascota que me deja, todas por longevidad y enfermedades propias de su avanzada edad, pero ella era especial: me acompañó en un divorcio muy difícil, en la muerte de mis padres, la de mi mejor amigo de la infancia y otras noches oscuras, donde con su luz, sus hermosos ojos y su pelambre plateado, me daba un calor abrasador y reconfortante, elevando mis niveles de oxitocina y reduciendo el cortisol.

Pero no todos los seres humanos tenemos empatía por los lomitos, los michis y cualquier animal de compañía. Los casos de maltrato animal se han viralizado en los últimos meses demostrando el grado de deshumanización que vivimos. Cuántas bestias con apariencia de humano hemos visto que maltratan, agreden, mutilan y matan a esos maravillosos seres vivos, y hasta hoy quedaban sin castigo. Por fortuna, ayer en el Senado de la República se aprobó la reforma constitucional que establece que es tarea del Estado garantizar la protección, conservación y buen trato hacia los animalitos, que dejan de ser invisibles ante la ley para tener derechos consagrados en nuestra carta magna.

Las mascotas fueron las protagonistas en el Senado. Sin importar el color del partido, legisladores y legisladoras coincidieron en la urgencia de que ellos, nuestros compañeros y amigos de cuatro patas y mucho corazón, merecen una vida digna y feliz. “Vida digna para quienes nos aman”, se leía en los carteles que adornaban la tribuna, mientras los michis y lomitos posaban para la foto.

La modificación de los artículos 43, 4 y 73 de la Constitución para prohibir el maltrato animal hará historia, pues además será obligatorio en los planes de estudio que los niños y niñas sepan educarlos, protegerlos y amarlos. Viene para todos y todas una sociedad más justa para todos los seres sintientes. Aplausos de pie para los legisladores.