Bienvenidos amantes de la gastronomía.

El vino, bebida introducida al nuevo continente por los españoles durante la conquista, a principios del siglo XVI. Naturalmente, esta bebida producida a partir de dulces uvas, viene de la mano del conquistador español Hernán Cortés, al que tener múltiples batallas con los pueblos indígenas -en especial con los aztecas-, le provocó tener “sed, de la mala”.

Pero saciarla, agotó las reservas de vino habían traído desde la madre Patria.

Por eso podemos decir que Hernán Cortés es el responsable del cultivo de la vid en nuestro país. Este soldado español, al ver agotado su arsenal etílico, tragó seco y ordenó que por cada 100 nativos “empleados” de los conquistadores, se plantaran 1000 viñas.

Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas, pues Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, hijo de Felipe II “El hermoso” y de Juana de Castilla “La loca”, tuvo la genial idea de prohibir en las colonias, en especial en la Nueva España, la producción de vino, con la finalidad de proteger a los vinos españoles.

Las columnas más leídas de hoy

A pesar de ello, en Baja California, en el Valle de Guadalupe, los entonces monjes de los monasterios de la región, a mediados del siglo XIX comenzaron de nueva cuenta la producción de vino mexicano. Y es justamente esa región que hoy recibe el reconocimiento de ser la tercera mejor región vitivinícola del 2022, según USA Today 10 Best Readers Choice 2022.

El Valle de Guadalupe produce actualmente el 90% del vino en México y tiene varias bodegas muy interesantes. Este reconocimiento, además fomenta que más personas busquen vinos producidos en esta región, y coadyuva a colocarlos al nivel de las grandes regiones enológicas.

Esta noticia por supuesto puso de manteles largos a la Secretaría de Turismo de Baja California, quien en su página de Facebook señaló:

“ésta es una gran noticia antes del inicio de una temporada de cosecha llena de festividades”.

Incluso la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda aprovechó este reconocimiento para enfatizar el impulso que se le ha brindado a los empresarios y trabajadores de la industria vitivinícola, por ser uno de los más competitivos, impulsando el convertir al Valle de Guadalupe en uno de los sitios turísticos más importantes del país.

Y por supuesto estimados lectores, les hacemos la invitación a que prueben los maravillosos caldos que produce esta región.

Siempre habrá vinos distintos, añadas desconocidas, bodegas perdidas en confines remotos.

Aquí mis sugerencias:

Comenzando por un clásico de la Bodega Monte Xanic, fundada en 1987: Grenache Monte Xanic, vino rosado, cuyo costo es menor a 500 pesos; a la vista es color coral, la nariz es sumamente aromática, con intensas notas de frutas como fresa, grosella, cereza, granada y mandarina, que le dan un toque de acidez en nariz, aunque también tiene notas florales.

Ya en boca es seco pero fresco, con una equilibrada acidez en el paladar, y un retrogusto a granada y especias.

Otros de los vinos imperdibles de la región son los que provienen de la Bodega Casa de Piedra, a cargo del enólogo Hugo D’Acosta; de su autoría es este magnífico caldo Ensamble Arenal 750, hecho con uvas Merlot, Cabernet Sauvignon, Petite Shyrah y Barbera; añejado 12 meses en barricas de roble, de color rojo intenso, en nariz encontramos aromas a ciruela, moras y sotobosque, también a chocolate, almendras tostadas y vainilla en el fondo.

Y en boca tiene taninos fuertes y largos. Final afrutado con gusto astringente.

Este vino lo pueden conseguir entre los 500 a 600 pesos, dependiendo del lugar donde lo adquieran.

Y terminamos con las Bodegas de Santo Tomás, cuya fundación, como Misión, data de 1791, pero hasta el año de 1888 el italiano Francisco Andonegui y el español Miguel Ormart, deciden convertir los campos en viñedos. Aquí mi propuesta es que, aprovechando el calor del verano, prueben su vino blanco Sauvignon Blanc, elaborado 100 por ciento con esta varietal.

De color amarillo pálido con tonos verdosos, en nariz es fruta con claras notas a toronja, guayaba, piña y mango. En boca se puede apreciar un retrogusto frutal y persistente.

Lo mejor, lo encuentran en menos de 300 pesos.

Sea cual sea su elección, apostarle al vino mexicano es beneficioso para nuestro país, sobre todo a esta región que ha sido reconocida como una de las mejores del continente para producir vino. No solo pueden disfrutar de los vinos arriba reseñados, lo mejor es que hay vinos para todos los gustos y presupuestos, desde económicos hasta de alta gama.

¡¡¡Salud!!!, ya sea blanco, rosado o tinto, todos son deliciosos.

¡Bon appétit!

Cat Soumeillera | Twitter: @CSoumeillera