Virgin Atlantic, compañía aérea británica fundada hace casi 40 años, y su dueño Sir Richard Charles Nicholas Branson, acaban de realizar el primer vuelo transoceánico utilizando únicamente SAF como combustible. El vuelo se realizó saliendo del aeropuerto Heathrow (Londres) y el arribo lo hicieron en el ya muy famoso aeropuerto JFK de la ciudad de Nueva York.
El avión que utilizaron para esta hazaña fue un Boeing 787, y a través de un comunicado la compañía aérea informó: “La descarbonización de la aviación es uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado nuestra industria. Requiere cambios a tal escala que algunos dicen que es demasiado difícil, demasiado complicado para hacerse realidad. Nosotros no estamos de acuerdo”.
Esto fue posible gracias al arduo trabajo de más de un año, entre la armadora norteamericana Boeing, la fabricante de motores Rolls-Royce, e instituciones académicas como el Imperial College London, el International Coach Federation (ICF), la Universidad de Sheffield y el Rocky Mountain Institute, todos en colaboración del Departamento de Transporte del Reino Unido.
El vuelo despegó el 28 de noviembre, y fue apodado “Flight100″. Para el Ministro de Transporte británico Mark Harper este vuelo significó “un gran paso adelante… una medida realmente importante junto con otras tecnologías para asegurar que se puede volar y proteger el medioambiente”, según reportó la BBC de Londres.
Y hasta aquí todo suena bien, y podríamos aplaudir el hecho histórico referente al primer vuelo que logra la gran hazaña de cruzar el Atlántico utilizando SAF, casi en su totalidad. Este combustible fue elaborado con una mezcla muy interesante: 88% HEFA, hecho a base de grasas residuales, y un 12% SAK, fabricado a partir de aceites y fibras vegetales, así como de proteínas y azúcares vegetales.
Sin embargo, y a pesar de todo, grupos ecologistas como Stay Grounded, han salido a decir que Virgin Atlantic en realidad está haciendo “ecoblanqueo”, también conocido como “green washing”. La alemana Magdalena Heuwieser, portavoz de este grupo, declaró a diversos medios: “Mientras la atención pública se centra en este vuelo aparentemente ecológico, hay 100,000 vuelos diarios que utilizan combustibles fósiles”.
Esto abre la discusión sobre el tema, y francamente toma un cariz cuasi filosófico. Bien vale la pena retomar nuestras clases de lógica general, antes de aceptar que la afirmación es válida en sí misma. Y es que la premisa utilizada por la portavoz del grupo ecologista, es falsa. Nos quiere hacer creer que tanto bombo y platillo por un solo vuelo, es apenas un grano de arena perdido en la inmensidad de la playa.
Y es que si lo vemos así, sin realizar un análisis más profundo, en su planteamiento lleva razón; o como reza un dicho “una golondrina no hace verano”. Pero en este caso, la vocera de Stay Grounded desestima todo el trabajo que se ha realizado alrededor de la fabricación de SAF como combustible para los aviones, a partir del aceite de cocina.
Fueron varios grupos quienes desestimaron el vuelo de Virgin Atlantic, entre ellos el ya muy famoso Greenpeace; según Doug Parr, el SAF todavía es muy escaso para considerar a la aviación como “sostenible”.
En efecto, no está descubriendo el hilo negro, una realidad es que falta producción de SAF y por eso en la última reunión que se tuvo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), se abordó la importancia de que los países establezcan marcos legales, para poder llevar a cabo esta producción de combustible.
Desde el punto de vista de Greenpeace la única manera real de atacar el problema de las emisiones de CO2 a la atmósfera, es reduciendo la demanda de los vuelos; pero esto resulta incompatible con el crecimiento y desarrollo de la industria aérea.
No solo eso, además se han aventurado a señalar que si bien el SAF no es tan dañino como la turbosina, tanto la producción, el procesamiento y el transporte que se haga de este, sí emiten gases a la atmósfera de efecto invernadero, por lo cual, la reducción de la huella de carbono al utilizar este tipo de combustibles es mínimo.
Entiendo el planteamiento de estos grupos “ecologistas”, que supongo escriben en computadoras hechas con bambú y cuyos componentes seguramente son 100% ecológicos. ¡Claro que no!, al final su discurso sobre el green washing, se convierte en esa voz que dice “no vale la pena”, y como los resultados no son inmediatos, ni caso tiene impulsar este tipo de vuelos con 100% SAF.
Esto me recuerda a grupos como “Stop Oil”, que gustan de ir a vandalizar museos y obras de arte, bajo un sofisma: ¿qué es más importante, el arte o la vida humana?
Al contrario de estos grupos, yo sí creo que la aerolínea de Sir Richard Charles Nicholas Branson, como otras que siguen los mismos pasos, tienen un verdadero compromiso para reducir su huella de carbono; por eso hay reuniones donde los actores involucrados se comprometen a cumplir metas, que distintos organismos plantean, y se busca en verdad hacer más “verde” la aviación.
Quiero cerrar con las palabras de Sir Richard, quien es todo un personaje, al ser uno de los primeros en cruzar el océano Atlántico utilizando SAF. Dijo sobre este vuelo, en conferencia de prensa: “…el mundo siempre asumirá que algo no se puede hacer hasta que lo hagas. El espíritu de innovación es salir y tratar de demostrar que podemos hacer las cosas mejor para el beneficio de todos”.