En este espacio he insistido en la falta que le hace al país una buena política aeronáutica, que evite andar dando palos de ciego, o haciendo remiendos en el camino. Hoy sabemos que habrá por lo menos dos candidatas en la búsqueda de la silla presidencial, y los que de una manera u otra estamos inmersos en la industria, deseamos que cada una de ellas exponga, de manera clara y concisa, cuál es su proyecto aeronáutico de nación.

La aviación debe ser vista como lo que es, una industria que aporta de manera contundente al desarrollo del país. Tenemos muchos sexenios siendo olímpicamente ignorados, y aunque la actual administración sí ha volteado a vernos, es necesario poner orden. Es cierto, no es fácil comprender el funcionamiento de una industria tan compleja, pero tampoco es imposible. Y hay un eje rector: esta política tan solicitada debe estar más allá de los intereses del partido en el poder, pues en la aviación el ente político que nos interesa se llama México.

Próximamente dos mujeres estarán haciendo campaña, y es importante que ambas nos digan cuáles son sus planes con la aviación. México tiene un potencial increíble para crecer, pero no puede hacerse improvisando o al libre albedrio, dejando que sean las compañías aéreas quienes dicten las reglas del juego. Desde hace muchos años, ante una clara ausencia del Estado, las aerolíneas han decidido cómo se regula el mercado.

No digo que las líneas aéreas no deben tomar participación en las decisiones, al contrario, es ahora cuando más se requiere que empresas de aviación y el gobierno sumen esfuerzos para lograr un crecimiento, que sea sostenible y amigable al medio ambiente, mientras se consigue un ganar-ganar con los trabajadores.

En la parte laboral, lo he dicho, la Reforma Laboral se quedó cortísima y al final no resultó ser esa herramienta que de verdad acabase con el tan odiado charrismo sindical. Ahí siguen los sindicatos marrulleros y de protección patronal que, lejos de ser benéficos, a la larga resultan ser un grave problema de seguridad.

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Como muestra un botón: el caso de los pilotos de MasAir; ya los Estados Unidos se han pronunciado, y han solicitado a nuestra nación que revise el caso de estos trabajadores, pues es claro que se les está negando el derecho a la libertad de asociación y de negociación colectiva.

Insoslayables preguntas: ¿cuál será la política laboral? ¿Buscarán pactar con los sindicatos? Son varios puntos pendientes. Como sabemos, el caso de Mexicana de Aviación se “resuelve” dejándonos a los trabajadores un sabor agridulce, pues el resarcimiento fue mínimo, y la justicia sigue sin perseguir al verdadero culpable.

A esto se acumula el caso de Interjet, que no creo que se resuelva en lo que resta del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Los verdaderos responsables, los Alemán, se han alejado de todos los reflectores, y Francia les brinda ese anonimato tan deseado. La familia Del Valle, como una excelente columna de humo. ¿Hasta cuándo los trabajadores van a tener que seguir aguantando este tipo de atropellos?, porque, aunque nuestra Constitución estipule que la justicia debe ser “pronta y expedita”, nuestro sistema está hecho para impartir justicia de manera lenta y a cuentagotas.

Otro pendiente más es el de Transportes Aeromar, de cuya quiebra tenemos muy poca información; solamente sabemos que el dueño, Zvi Katz se refugia en Israel, aprovechando su doble nacionalidad, y que no existe tratado de extradición con dicho país. No sabemos qué va a pasar con las rutas y los slots de esta compañía aérea de vuelos regionales. Este no debe ser un caso más de impunidad, de la que han gozado todos los empresarios, que a lo largo de la historia, han quebrado aerolíneas, y se han ido sin pagar los platos rotos.

Cuando el presidente anunció que buscaría la manera de apoyar a los trabajadores de Mexicana de Aviación, no tardaron mucho en levantar la mano los trabajadores de AeroCalifornia, empresa que comandaba en aquellos ayeres Raúl Aréchiga, en la que más de 1,500 trabajadores se quedaron sin liquidación conforme a la ley.

Muchos ignoran que esta aerolínea, con sede en La Paz, Baja California, paró operaciones porque la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (STC) después de una “auditoría” tomó esa decisión, pues se aseguró en aquel momento que la aerolínea no había pagado los derechos para poder prestar servicio como transporte de pasajeros.

Aunque la empresa y el gobierno llegaron a un acuerdo, en 2006 fue suspendida bajo el argumento de que la empresa no podía garantizar la seguridad en las operaciones. Pudo regresar una vez más a volar, pero en 2008 la línea aérea bajó la cortina de manera definitiva.

El contexto de ese momento es importante, pues todo comenzó durante el gobierno de Vicente Fox, que otorgó concesiones de líneas aéreas como si de caramelos de se tratase, por ejemplo Avolar Líneas Aéreas, de los hijos de Martha Sahagún, la esposa del entonces presidente de la República, o el caso de Interjet, que en su momento se quedaron con las rutas y slots de AeroCalifornia.

Cómo estará la impartición de justicia, que los trabajadores de AeroCalifornia denuncian que a pesar de contar con un laudo emitido el 17 de agosto del 2008, que condena a la línea aérea a pagarles a sus trabajadores, no se ha podido hacer efectivo, lo que genera desconcierto y descontento entre los trabajadores afectados.

El medio El SudCaliforniano entrevistó a varios de ellos, quienes aseguran ser cerca de 200 pilotos, más de 400 sobrecargos, y cientos de trabajadores de otras aéreas. Manifiestan que, ante la acción del presidente con el caso de Mexicana de Aviación, ellos están en la búsqueda de que el gobierno federal voltee a ver su caso.

El capitán Sergio Millán declaró a dicho medio: “Tengo 15 años tratando de llamar la atención como un grito que le lanzo al presidente, si él decidió utilizar el caso de Mexicana de Aviación para resolverlo actualmente, haciendo ver que es el único que puede resolver el caso pues también aquí haría historia porque ya hemos tocado puertas en todas las secretarías del Gobierno de México, hay oficios y nuestro caso no avanza”.

Desde mi particular punto de vista, este tema ya no lo alcanza a resolver el actual gobierno, por eso lo pongo como un pendiente en la agenda, pero eso no impide que la pregunta siga siendo la misma: ¿cuáles serán las propuestas de las candidatas con estos trabajadores?

Aunque solamente me refiero a estos casos, y en el área laboral, me parece muy importante insistir en que sin importar qué color gobierne, al país le urge una política de Estado que fomente a la aviación, sin descuidar la seguridad, en el que las condiciones laborales de los trabajadores sean las correctas, que se acabe con la simulación en los sindicatos y se permita tener sindicatos democráticos que representen a la fuerza laboral.

No tengo duda en que se debe fortalecer a las empresas de aviación, sean privadas o estatales, pero el crecimiento de la industria debe hacerse de manera ordenada, y muy importante, de forma sostenible. Ya bastantes estragos estamos sufriendo a nivel mundial con el cambio climático, una industria que se ve afectada por ella, es precisamente la aviación.

Así pues, esperaré con ansias conocer las propuestas de las candidatas que se disputarán la presidencia de la República. Las estaremos analizando a profundidad y detenidamente cuando las hagan públicas.