En estos días, donde por tradición nos reunimos con familiares y amigos, se renuevan las fuerzas y nos motivamos a seguir adelante, también se hace necesario reflexionar sobre los avances que nuestra tierra ha experimentado. Oaxaca, un estado lleno de historia, cultura y belleza natural, ha dado un giro importante en cuanto a su desarrollo económico y social. Como originario de Bahías de Huatulco, me siento profundamente orgulloso de mi tierra, un lugar que ha sido testigo de enormes cambios, aunque aún persisten algunos retos que debemos superar. Sin embargo, los datos son claros y la realidad está cambiando.
Hablando de la economía, empecemos por lo que a todos nos interesa: el empleo. Para nadie es un secreto que Oaxaca ha sido históricamente un estado con altos índices de pobreza y desempleo. De hecho, en 2010, un alarmante 62% de la población vivía en condiciones de pobreza y mas del 30% en pobreza extrema. Un panorama desolador, si lo miramos desde la fría lupa de las estadísticas. Pero esperen, no se desesperen, que hay buenas noticias. Desde 2010, la pobreza extrema ha disminuido un 5%, bajando del 34.8% al 29.6% según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). No es el salto cuántico que todos quisiéramos, pero al menos el gráfico no sigue en picada.
Ahora, en cuanto al empleo, no podemos decir que Oaxaca sea un paraíso laboral, pero veamos, estamos avanzando. La industria del turismo, ese milagro económico tan esperado, ha ido generando más empleo, aunque muchos sigan siendo temporales. Afortunadamente proyectos como el Tren Transístmico, que cruza el Istmo de Tehuantepec y conecta Veracruz con Oaxaca, ha facilitado la movilidad y ha atraído inversión. Sin embargo, ¿cuánto tiempo ha tomado para que veamos los frutos de diferentes promesas? La respuesta: demasiados gobiernos, pero finalmente estamos aquí. Y sí, las estadísticas lo respaldan. Oaxaca registro un aumento del 6% en el empleo formal en los últimos cinco años, según el INEGI, una cifra que al menos nos permite respirar tranquilos, por ahora.
En cuanto a los avances en salud y educación, tenemos que ser sinceros: si bien ha habido progresos, no podemos cantar victoria, no somos Dinamarca. La cobertura médica ha mejorado, pero todavía nos falta mucho para que las comunidades rurales tengan acceso a atención de calidad y no solo en emergencias. Por otro lado, en educación, la cobertura ha aumentado, pero no se equivoquen: la calidad educativa sigue siendo un desafío. Muchos jóvenes oaxaqueños aún enfrentan un abismo entre su formación académica y las oportunidades laborales. A pesar de los esfuerzos, el sistema educativo de Oaxaca sigue luchando con recursos limitados. Aún así, los oaxaqueños seguimos buscando la manera de salir adelante, demostrando que, si algo tenemos, es determinación.
Huatulco ha experimentado un notable impacto económico gracias a los diversos eventos culturales realizados en la región, especialmente en los últimos años, eventos como la Guelaguetza, el Festival de Jazz, entre otros, han generado una significativa derrama económica. En 2023 según datos de la Secretaria de Turismo de Oaxaca y el Observatorio Turístico de Oaxaca, la Guelaguetza 2023 generó una derrama económica estimada de mas de 400 millones de pesos , cabe recalcar que esos datos solo es en la formalidad, es relevante de decir que los vendedores ambulantes también resultan beneficiados, debido a que la afluencia de mas 120,000 turistas tanto nacionales como internacionales. Estos eventos no solo han incentivado el turismo, sino que también han mejorado la visibilidad de Huatulco y sería mas importante el impacto si se reactivaran eventos que se hacían con anterioridad en Bahías de Huatulco, como lo fue en su momento “Música por la tierra” , eventos que tuvieran lugar en el destino turístico para consolidarlo de mayor forma a nivel nacional.
Oaxaca sigue siendo un estado con retos enormes, pero también es un estado que, con cada tropiezo, ha logrado levantarse. No olvidemos que la pobreza no se elimina de la noche a la mañana, pero los oaxaqueños hemos demostrados que con perseverancia y esfuerzo, los números pueden cambiar, incluso si a veces parecen estar a años luz de la “proyección ideal” de los economistas.
Y ahora, dejando atrás los números y la fría teoría, permítanme hablar como oaxaqueño: así como cualquier persona originaria de su tierra defiende su lugar de origen, yo con todo el orgullo de ser de Bahías de Huatulco, Oaxaca, lo defiendo con convicción. ¿Por qué? Porque los datos son claros: los oaxaqueños no nos rendimos, seguimos adelante sin importar las dificultades. A pesar de los que digan algunos, la perseverancia es nuestra mayor virtud. Y si hay algo que sabemos hacer bien en Oaxaca, es trabajar. Los datos hablan por si solos.