Con miras a las próximas elecciones del Poder Judicial, distintos especialistas, comentaristas y medios de comunicación han expresado sus dudas en torno a la conveniencia de acudir o no a las urnas el próximo 1 de junio.
Sin duda para los que han apoyado este remedo de elección resultará fácil la decisión, pues no titubearán ni un momento en ir y validar un fraude que ha servido como eslogan publicitario del régimen y de sus corifeos.
Sin embargo, los que han denunciado desde un inicio la farsa democrática promovida por el obradorismo lo tendrán más complicado. Enseguida enlisto las razones a favor y en contra de acudir a las urnas para aquellos mexicanos que rechazan la reforma y la consideran ilegítima.
Razones a favor:
- Se podría evitar que se impusiesen los jueces y magistrados que no son más que alfiles del régimen obradorista; ejemplos como las ministras Batres, Esquivel y Ortiz.
- Se podría presentar una respuesta ante la inminente movilización electoral promovida por el régimen y los gobernadores que buscan que un grupo selecto de jueces y magistrados resulten electos y favorezcan, una vez en el cargo, intereses gremiales y partidistas.
- Se aceptaría una realidad dolorosa, pero cierta. Como bien han señalado algunos, a pesar del repudio hacia la citada reforma, viene a cuento lo que reza el refrán mexicano: “es lo que hay”.
- Se plantaría cara para sacar del fango, que es la propia reforma, a los mejores perfiles para que los abogados más capacitados y con mejores credenciales ocupen los cargos más prominentes del Poder Judicial. Se votaría, bajo este razonamiento, por los hombres y mujeres en funciones, es decir, aquellos que hoy ostentan un cargo y que optaron por participar en unos comicios que les resultan desfavorables.
Razones en contra:
- Se validará una farsa democrática y se engrosarán los números de participación. No hay duda que el 2 de junio la presidenta Sheinbaum y los corifeos saldrán ufanos a cantar cómo México habrá impartido una cátedra sobre democracia al mundo.
- Se legitimará la propaganda obradorista dirigida a presentar la reforma como una exigencia del pueblo de México, al tiempo que no es, a la luz de la evidencia, sino una vulgar captura del Poder Judicial por parte del régimen.
Al final, el ciudadano tomará su decisión. Más vale que esté informado.